LA ENTREVISTA DEL MES: Los Colifatos del Borda

Hugo López - Julio Díaz - Daniel López
“¡Transmite LT 22, Radio La Colifata!”

DanielDaniel López tiene 73 años y vive en el barrio del Abasto de la Ciudad de Buenos Aires. Hugo López no sólo comparte con él su apellido, sino también su misma edad (“somos los dos jovatos de la radio”, dice con entusiasmo), aunque este López es de Avellaneda. Julio Díaz tiene 40 años, alquila un departamento en Caballito y teme que en cualquier momento se corte el subsidio que le otorga el Gobierno de la Ciudad y se quede sin barrio y sin casa.
A los tres los une la psicosis, el sentimiento de desamparo que sufren los “piantaos” como ellos, y la pasión por los sábados a la tarde, cuando se juntan con unos cuantos otros pacientes del Borda para transmitir un nuevo programa de La Colifata.

El mes pasado entrevistamos a Alfredo Olivera, fundador y director del proyecto; esta vez les toca hablar a ellos. Hugo, Julio y Daniel llegan a la sede de La Colifata para participar de la terapia grupal de todos los viernes por la tarde. Al hablar, saltan sin demasiados preámbulos de la tragedia al carnaval. Al comienzo de una misma frase te pueden hacer reír, para atarte un nudo en la garganta unas pocas palabras después, porque más allá de lo que dicen está la forma en que lo dicen. Uno se acostumbra tanto a los discursos armados y las frases de tono sublime que cuando se enfrenta a la naturalidad con la que “el loco” te responde ciertas preguntas, uno no puede menos que sentirse un pelotudo y cuestionarse todas las reservas, todas las precauciones con las que los enfrenta.
Los tres son tipos de personalidades muy diferentes y con distintas perspectivas sobre la vida dentro y fuera del Hospital, aunque sin embargo concuerdan a la hora de definir el infierno, describiéndolo como un lugar lóbrego de paredes despintadas y húmedas en el que falta la comida y sobran las pastillas. Y encima, dicen, por fuera la cosa no pinta mucho mejor
. ¿Desde cuándo forman parte de Radio La Colifata?
Daniel: Mirá, yo soy uno de los más viejos, empecé hace trece años, y desde entonces hago siempre el mismo programa, que se llama Mundo Deportivo. La verdad es que me encanta, me siento halagado y no lo cambio por nada del mundo.
Julio: Yo hace como 7 años que empecé...
Hugo: Y yo soy el otro viejo, representante de la tercera edad a la que nos congelaron la jubilación desde el año ’94...
Bueno, pero dicen que no les aumentan porque los jubilados ya ganan mucho...
H: ¡¡Sí...!! (se ríe) Pero hablando en serio, con la caída de nuestro poder adquisitivo vienen todos los problemas de mala alimentación y nos enfermamos. Esperemos que se aprueben las leyes y se acuerden de los viejos.
HugoJulio, ¿de qué manera participás en La Colifata?
J: Yo tengo un programa en el que entrevisto a la gente que nos viene a visitar a la radio y ahora este sábado empiezo un programa nuevo llamado El Barco de la Amistad, basado en poesías y actualidad, pero actualidad solidaria, no de esa que habla de robos, crímenes y todo eso.
¿Y vos, Daniel, qué deportes cubrís en tu Mundo Deportivo?
D: Más que nada fútbol, pero también me encantan las carreras de autos, de turismo carretera.
Me dijeron que sos “cuervo”...
D: Soy de San Lorenzo, sí. ¿Y sabés por qué soy de San Lorenzo?
No, contame.
D: Porque yo, cuando vine de España (yo nací allá) fui a vivir a dos cuadras de la cancha de Huracán. Pero a los 7 años nos fuimos a vivir a las calles Inclán y Loria, a nueve cuadras del Viejo Gasómetro. Además siempre fui “busca”, pero “busca” en el sentido sano: hacía cubanitos y los vendía en la cancha, vendía Coca Cola en la cancha... siempre me gané el mango honradamente.
H: Yo a la cancha voy y veo el partido como si fuera una obra de teatro, porque está todo arreglado de antemano. El fútbol es un show teatral en el que todo está preparado. El que cree en el fútbol, algo le falla en la cabeza.
¡Obviamente, Hugo, vos no sos el encargado de la sección deportiva de La colifata...!
H: No... yo hago una audición que se llama “La Fogonera”. La Fogonera se enciende con unos leños imaginarios, y como en los tiempos de antes, alrededor del fogón se reúne la gente, se habla de la vida y de lo que pasa en el pueblo. Antes de eso, preparo una mesa lujosa y sirvo una comida imaginaria con lo que nunca vamos a comer: salmón rosado, langostinos, faisán, las bebidas más exóticas y frutas tropicales. La mesa se prepara con un mantel de hilo italiano bordado por artesanas, se come con loza inglesa y cubiertos de plata.
Más o menos como se come en el Borda...
H: ¡Sí! Acá para encontrar una vitamina tenés que usar un microscopio electrónico. Todo lo que encontrás en el Borda es exceso de cigarrillo, mala alimentación y ocio. Los que no tienen familia o alguien que los rescate, se quedan acá por 20 ó 30 años hasta que se convierten en fantasmas. Sin dentadura, con las encías infectadas y fumando tres atados de cigarrillos por día... si no se mueren de desnutrición se mueren de cáncer.

Sueños Colifas
“Tengo muchos sueños: primero, que se respete como personas a mis compañeros del Borda, para lo que nosotros en la radio estamos tratando de sacar ese estigma del ‘loco peligroso’; después me gustaría poder tener una casa de nuevo, porque no quiero volver a la calle. Por último quisiera que la gente que lea esto se sume a tanta gente que nos conoce y nos da amor, que nos respeten, que la sociedad nos respete y que si vamos a buscar trabajo que nos den la posibilidad de demostrar que podemos hacerlo”
Julio Díaz

“Mi ilusión es que los dos grandes manicomios que hay en esta zona, en los Altos de Barracas, se conviertan como hicieron los italianos en Trieste, en un centro cultural, con un hospital general, cine, micro emprendimientos, con un pabellón psiquiátrico para corta internación, y mucho espacio verde, porque hace falta el verde por acá”
Hugo López



¿Escuchan la radio convencional, más allá de La Colifata?
D: No, sinceramente me gusta ver la televisión, sobre todo lo deportivo, porque a mí no me gustan las novelas y todas esas patrañas...
H: Yo sí, yo escucho radio todos los días y me gusta leer el diario La Nación, aunque digan que es un diario conservador, porque me gusta recibir noticias de ambos lados. De la radio escucho el programa de Nelson Castro, que es un periodista muy amigo nuestro y que nos ha dado una gran mano...
J: Yo a pesar de que estoy en el medio no me llama mucho la atención, porque tanto en la radio como en la televisión es todo lo mismo: violencia, crímenes, y todo eso me causa mucho dolor y me amarga.
¿Y qué hacen cuando no están trabajando para La Colifata?
D: Mi día es levantarme, higienizarme, vestirme, voy a desayunar al Coto y me pongo a leer el diario, después voy a un kiosco de un amigo, y todo así...
H: Yo estoy militando en el Foro en Defensa de la Seguridad Social, en donde tratamos de defender la movilidad de las jubilaciones. También estoy haciendo voces para unos dibujos animados en el Canal Encuentro, cosa que me costó mucho pero al final lo pude hacer y me dio una gran satisfacción.
¿Julio?
J: Yo estoy buscando trabajo, lo que para mi edad es difícil, porque en Argentina no te aceptan en cualquier lado y menos siendo discapacitado como yo. A veces me pongo a armar el programa nuevo, redondeo ideas para hacer el programa, y cosas así.
¿Cómo fue que llegaron al Borda?
H: Yo me enfermé en el ochenta y pico, tuve una caída muy grande, estuve dos días en el Borda y después me llevaron al Sanatorio San José de Flores, en donde estuve casi un año. Allí me dieron un montón de pastillas; después averigué que hay muchas que están prohibidas en los países adelantados y acá todavía se están dando y producen problemas graves. Creo que el Alopidol es uno... te deja medio bobo. Ahora me estoy manejando sin medicamentos, nomás con la ayuda de psicólogos.
J: En mi caso, mis familiares decían que yo sufría de depresión agresiva y que no podía estar en la calle, porque era peligroso para la sociedad. El juez de la causa decidió valorar lo que ellos le decían sin investigar y entonces decidieron encerrarme en este infierno que es el Borda.
D: Bueno, yo entré por un estado depresivo que terminé pagando caro. Hoy, después de trece años de trabajo sigo tomando remedios y estoy bien, pero la depresión me arruinó. Estuve internado en el Borda por dos años, y cuando salí dije “Esto nunca más”. Ahora ando bien.


“La Colifata es un grupo que aporta no solamente medicina preventiva sino que quiere encender un poco de luz en algunos de los cerebros oscuros que manejan el mundo para que todos los que habitamos este hermoso planeta Tierra podamos vivir con dignidad”
Hugo López

“Hay cosas que no se olvidan, como cuando vino a la radio Amelita Baltar, que vos no la conocés, pero no sabés lo que fue eso...”
Daniel López

¿Cómo es la vida adentro del Hospital?
D: Como se puede vivir en un neuropsiquiátrico, a puertas cerradas, con un sistema que te permite salir a visitar a la familia y esas cosas. Los fines de semana yo podía salir, no era una prisión total, y ahora todavía sigo yendo, pero ya no me pesa, porque me curé.
J: Yo te diría que nunca antes había conocido el Borda, pero nunca me imaginé que yo iba a terminar en un infierno así. El problema es que yo sufro de depresión y tuve nueve tentativas de suicidio después de que mi mamá adoptiva falleció en mis brazos. Como que se me juntaron un montón de cosas que en ese momento no podía superar...
¿Por qué decís que el Borda es un infierno?
J: Porque hay desnutrición, los pacientes están mal alimentados y yo pasé todo eso. Todo eso y más aún, ya que a mí me han inyectado medicamentos con jeringas infectadas y casi pierdo un brazo por ignorancia de cierta gente que no le interesa hacer bien su trabajo.
¿Y afuera te sentís mejor?
J: Mirá, no sé si es mejor estar adentro del infierno o en el infierno de afuera, porque afuera no tenés posibilidades, se te cierran todas las puertas. Así que no sé dónde estás mejor. El que sale de una internación psiquiátrica después se tiene que atener a las condiciones de las personas “cuerdas” que te esperan afuera, te tenés que comer la discriminación, que no te den la posibilidad de trabajo y toda la basura de la sociedad en la que vivimos.
H: Yo creo que el manicomio es algo del medioevo, algo superado.
Sobre todo cuando se trabaja en esas condiciones...
H: Claro, lo que pasa es que en la Argentina hay corrupción en todos lados. Donde vas hay corrupción y es difícil de erradicar.
¿Y de qué manera los ayuda La Colifata a superar las crisis, los malos momentos?
JulioH: Cuando uno está mal mentalmente, pierde la coordinación, no puede coordinar entre las órdenes que manda el cerebro y los movimientos, los actos de uno. Entonces en La Colifata aprendí a hablar a través de un micrófono, volví a hablar nuevamente, empecé a cantar... y todo eso es muy curativo. La Colifata nos ayuda a sobrellevar esta crisis. Marisa Wagner, una poetisa que estuvo internada en un neuropsiquiátrico, en uno de sus libros dice: “El manicomio estatal está lleno de locos pobres y de pobres locos. La pobreza enloquece y la locura empobrece...”
Difícil escaparle a las dos, ¿no?
H: Es que a veces de la locura se sale, pero después tenés que ver cómo salir de la pobreza...
¿Tienen familia, amigos que los acompañen en los momentos jodidos?
J: Familia tengo, pero no la tengo. Ellos me encerraron en el Borda y me arruinaron la vida. Una vez que estaba internado me vendieron la casa y me dejaron en la calle. Estuve tres años y medio en la calle.
H: Yo tengo a mi esposa. Ella está contenta, aunque sabés... yo soy muy limpio (me baño dos veces por día), pero también soy muy desprolijo, así que estamos como la “Extraña Pareja”, y tenemos algunos choques por eso.
¿Nos pueden dar un adelanto sobre lo que van a hacer en el programa de mañana?
J: Yo voy a contar la historia que nos contó un cantante español sobre un paciente psiquiátrico que se enamoró de una estatua y todas las peripecias que tuvo que pasar por eso. Además quiero decirle a todos que tienen las puertas abiertas para participar, ya sea viniendo al Borda o enviándonos mensajes por e-mail.
H: Mañana yo voy a llevar una poesía que nos dejó una integrante de Radio Nikosia durante el Encuentro Mundial de Radios Colifatas. La poesía se llama “Pastillas” y habla sobre todo lo que a ella le hicieron las pastillas.
¿Y vos Daniel?
D: Mirá, yo voy a hablar del empate cero a cero de San Lorenzo...
Estás enojado con Ramón...
D: No, enojado no, pero voy a decir que San Lorenzo no supo hacer los goles... ©

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