Uno de esos genios musicales sin grandes carteles
Nacido el 5 de agosto de 1930 en Buenos Aires, el viaje musical de Horacio Malvicino abarca décadas y una amplia gama de géneros y colaboraciones.
Como tantos otros grandes, su temprana exposición a la música moldeó su destino, mostrando un talento innato para el instrumento. Su dedicación y pasión lo impulsaron a convertirse en uno de los guitarristas y arreglistas más respetados de nuestro país. Su estilo combinó a la perfección el folklore tradicional argentino con elementos del jazz, creando un sonido único y cautivador.
Uno de los logros notables de Malvicino fue su colaboración con el legendario Astor Piazzolla, pionero en el género del nuevo tango. El trabajo de guitarra de Malvicino añadió profundidad y dimensión a las composiciones de Piazzolla, contribuyendo, además, a la evolución de la música del tango. Su asociación dio como resultado piezas atemporales que continúan influyendo en músicos de todo el mundo.
La discografía de Malvicino es un testimonio de su destreza musical. Uno de sus álbumes más destacados, “Malvicino y su guitarra”, muestra su virtuosismo como solista. El álbum teje un tapiz de melodías, basándose en sus ricas raíces argentinas mientras explora las complejidades de la guitarra.
Además de sus proyectos solistas, Malvicino ha sido parte integral de varios conjuntos y orquestas. Sus esfuerzos de colaboración se extienden al trabajo con artistas de renombre como Luis Alberto Spinetta y Mercedes Sosa, a nivel nacional, y con Dizzy Gillespie y Miles Davis en Estados Unidos.
La década de 1980 marcó un capítulo importante en la carrera de Malvicino, cuando se mudó a los Estados Unidos. Aquí se le abrieron nuevas puertas, permitiéndole colaborar con músicos internacionales como los ya mencionados y explorar un panorama musical más amplio. Su perspectiva global enriqueció sus composiciones, haciéndolas resonar en audiencias de todo el mundo.
El legado de Malvicino se extiende más allá de su destreza instrumental; también fue célebre por su papel como arreglista. Sus meticulosos arreglos han realzado las obras de numerosos artistas, contribuyendo al éxito de innumerables álbumes de todos los géneros.
“Malveta”, como le llamaban sus amigos, falleció el 21 de noviembre pasado a la edad de 94 años.
Su dedicación a traspasar los límites musicales y combinar influencias culturales ha dejado una huella indeleble en el mundo de la música argentina. ¤