La novia de América
En el firmamento de las estrellas del cine argentino, brilla con su luz propia el recuerdo vigente de Libertad Lamarque, una figura icónica que perteneció a una era privilegiada de cancionistas que dejaron una huella imborrable.
Nació el 24 de noviembre de 1908 en la ciudad de Rosario, Argentina. De pequeña estatura, figura deslumbrante, con timbre de voz agudo y sonrisa atrayente, logró cautivar a miles de fieles seguidores.
Sus inicios en la actuación ocurrieron desde la infancia, a la edad de siete años, en obras vinculadas a la militancia anarquista de su padre. Su carrera artística, comenzó en la década del 20 en el teatro de revista, donde pronto demostró su destreza como actriz y su voz cautivadora. En 1924, una vez instalada en Buenos Aires, una carta de presentación de un periodista rosarino para el dueño del reconocido teatro Nacional, don Pascual Carcavallo, fueron el puntapié inicial que le hizo obtener trabajo por un año y 300 pesos mensuales de sueldo.
En 1926 debutó en una obra del género sainete. Allí, integró un trio vocal con las actrices Olinda Bozán y Antonia Volpe, acompañadas por Raúl Iriarte en guitarra.
Su salto al cine llegó en la década del 30, y rápidamente se convirtió en una de las figuras más destacadas de la llamada época de oro del cine argentino.
Su primera interpretación cantando fue "Tanita de la proa", en la que actuó vestida de marinero junto a la actriz Olinda Bozán.
Un par de meses después debuta en radio Prieto y seguido a esto es contratada por el sello Victor, cobrando 150 pesos por cada grabación, que luego le aumentarían a 300.
En su primer disco, registrado el 2 de septiembre de 1926, grabó sus primeros temas musicales: la tonada "Chilenito", de Agustín Irusta, y "Gaucho sol", de Santiago Rocca y Atilio Supparo.
Entre sus grabaciones, Lamarque transita un intervalo entre 1934 y 1936, época en que conoció a Emilio Romero, un apuntador de teatro con quien tuvo una hija en 1928, y de quien luego de doce años se divorció.
La reina del tango
En 1929 interviene en el exitoso sainete "El conventillo de la paloma", de Alberto Vacarezza, y luego de cumplirse 1000 presentaciones, se retira del elenco para dedicarse más a su carrera de cancionista. Sus interpretaciones son sucesos que se escuchan en todas partes.
Poco después emprende una gira que comprende las provincias del interior del país y Paraguay. Es acompañada en la misma por Nicolás Ferrari, Gregorio Rivero, y Ángel Las Heras.
También participó de un concurso de cancionistas en el Teatro Colón de Buenos Aires, donde interpretó los tangos “Taconeando” y “La cumparsita”, recibiendo el primer premio, y es bautizada como La Reina del Tango.
Durante sus setenta y seis años de carrera profesional, Lamarque apareció en muchas películas, como “Adiós Argentina” (1930) y “¡Tango!” (1933), considerada unos de los clásicos argentinos, dirigida por Luis Moglia Barth. También participó en “Ayúdame a vivir” (1936), “Besos brujos” (1937) y “Madreselva” (1938), entre muchos otros títulos destacados de renombre internacional.
Pero fue en el ámbito del tango donde Lamarque dejó una marca indeleble.
Libertad y el tango
Con su voz emotiva y su estilo único, interpretó algunos de los tangos más emblemáticos de la música argentina. Canciones como "Uno", "La Morocha", y "Madreselva", se convirtieron en clásicos inmortales, como así también su versión de "Échame a mí la culpa", que sigue siendo una de las más recordadas hasta el día de hoy.
En 1935 atraviesa momentos difíciles en su vida. Estando de gira en Chile intenta suicidarse, y luego su marido rapta a la propia hija de ambos para trasladarse al Uruguay.
Ante lo sucedido, recibe contención de amigos cercanos y de su nueva pareja, Alfredo Malerba, que con su abogado viajan a Montevideo, donde finalmente recupera a su hija logrando la restitución.
A posterior de este hecho, Libertad retomó su carrera, y continuó destacándose en obras musicales y en una veintena de películas más.
El exilio en México
En “La cabalgata del circo” (1945), un filme en donde actúa Eva Duarte, surgen algunas dificultades que obligan a Lamarque a exiliarse en México, un país que la recibe con total éxito y donde triunfa en la época del cine de oro mexicano. Su debut se produce en la película “Gran Casino” (1946).
Debido a su trabajo de actriz dramática de a poco la cancionista pasó a segundo plano, por lo que siguió desarrollando una amplia trayectoria cinematográfica, con casi cincuenta películas, entre las que se cuentan “Otra primavera” (1949), “Ansiedad” (1952), “Escuela de música” (1955), “Música de siempre”(1958), “El pecado de una madre” (1960), y muchas más.
Reconocimientos y fervor popular
A lo largo de su carrera, Libertad Lamarque cosechó innumerables premios y reconocimientos. En 1946 ganó el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes, convirtiéndose así en la primera actriz argentina en recibir tan prestigioso galardón. Además, en 1981 fue honrada con el Premio Konex de Platino como la mejor Actriz de Cine de la historia argentina.
A pesar de su éxito y reconocimiento internacional, Lamarque nunca perdió su humildad ni su conexión con su público. Siempre cercana a sus admiradores, dedicaba tiempo a firmar autógrafos y a compartir momentos con quienes la seguían con fervor, y quienes también la vieron actuar de mayor no solo en películas, sino también en reconocidas telenovelas.
Falleció el 12 de diciembre de 2000 dejando un vacío en el corazón de millones de argentinos y amantes del cine y el tango en todo el mundo. Sin embargo, su legado perdura en cada nota de sus canciones, en cada escena de sus películas, y en el recuerdo eterno de aquellos que tuvieron el privilegio de disfrutar de su arte.
Libertad Lamarque fue mucho más que una talentosa actriz y cantante. Fue una leyenda que trascendió generaciones y fronteras, dejando una marca imborrable en la historia del cine y la música argentina. ¤
Cortesía imagen – Diseño FQ
Fuentes consultadas: Todo Tango Néstor Pinsón