ANNIBALE CARRACCI

Como a todos los artistas que se les imputó exceso de oficio y falta de imaginación, a Annibale Carriacci se lo tildó de académico y ecléctico (1) y muchos sólo recuerdan sus obras menores, ignorando las mayores, aquellas por las cuales fue, en su tiempo, considerado como uno de los mayores pintores.
La época romántica y la siguiente sintieron aversión por toda postura artística sospechada de intelectualismo y de metodicismo en detrimento de la libre expresión de la fantasía y el sentimiento. Para los románticos y siguientes, “academia” significaba el despreciado academicismo, o la servil imitación del natural, o la unión y falsificación de diversos estilos, o sea, el eclecticismo. Por eso a Annibale Carriacci lo consideraron un vulgar maestro de “desnudo” y casi de plagiario.
Pero la academia de los Carriacci, a finales del siglo XVI, fue una reacción contra la corriente que estaba triunfando en casi todas partes: el manierismo. La oposición a esto por parte de los Carriacci no fue revolucionaria como la que en esa misma época preparaba el joven Caravaggio, pero todos ellos harían tabla rasa con las concepciones artísticas del renacimiento, sustentadas en una visión aristocrática del mundo. Y también arrasaron con los medios con que tales concepciones eran defendidas en la pintura: el dibujo como definición, la proporción y la simetría como la medida de las cosas, la luz difusa y el espacio rítmicamente medido por formas solemnes como orden supremo de un cosmos totalmente conocido y dominado por el hombre.
Los Carriacci y Caravaggio se opusieron resueltamente al estilo afirmado después de 1510/20 en Florencia y Roma, rechazando las forzadas cadencias y las espirales compositivas violadoras de las leyes de la naturaleza.
Annibale Carriacci, con su reacción, se dirigió hacia un eclecticismo, superando las tendencias del arte italiano y francés. La fama de Carriacci se debió, en gran parte, al libro de Gran Pietro Belloni titulado “Vida de pintores, escultores y arquitectos modernos”. Este autor sostuvo que el pintor había superado los planteos del naturalismo y del manierismo, afirmando que después de Rafael la pintura se opacó y que para salvar esa catástrofe, Dios envió a la Tierra a Annibale Carriacci. Se comprende el entusiasmo por una escuela que tuvo como punto de mira, por lo menos teóricamente, las características más logradas de pintores y escuelas anteriores.
Contra el concepto de la academia se iban a rebelar luego los artistas impresionistas hasta los de nuestros días, ofreciendo un programa más estricto y ajustado a los valores establecidos. Winckelmann consideró al estilo académico como de imitación en su intento de ser paralelo con el arte griego. Pero todo el mensaje de esta academia se resume en un soneto de Agostino Carracci en el que da por sentado que para llegar a ser un gran pintor era necesario dibujar como los romanos. Pensando en Miguel Angel y Rafael, extractar de Venecia la sombra y el movimiento y de Lombardía el color. Era necesario también, continúa, la orientación de Miguel Angel, lo natural del Ticiano, el estilo puro del Correggio y la simetría de Rafael. Y todavía agregaba, que no estaba de más la invención del Primaticcio, un poco de la gracia del Parmigianino, e imitar la obra de Nicolino.
Hoy reproducimos un detalle de “El triunfo de Baco y Ariadna” del Palacio Farnesio en Roma. Vemos en él que el espíritu pagano renace en esta bacanal con una fuerza vital que rompe todos los frenos impuestos por el moralismo de la contrarreforma y los famosos modelos del cinquecento.

(1) Eclecticismo: movimiento que concilia elementos diversos de otros movimientos anteriores.
Opiniones de Evelina Borea y Osvaldo Svanascini. Ø