Cuenta la leyenda que vivía hace muchos siglos,
en un lugar ubicado en lo que hoy conocemos como la provincia de Córdoba, una tribu de comechingones. Su cacique, pacífico pero temido por su fuerza, se casó con la joven hechicera de la tribu, con quien se profesaba un entrañable amor.
Envidioso y encaprichado por el amor de la hechicera, un cacique de otra tribu retó a duelo a Thimbu para determinar quién se quedaría con su esposa. Y le ganó, pero haciendo trampa.
El día en el que el cacique de la tribu vecina visitó a Thimbu para reclamar a su esposa, a quién había ganado en duelo, ella escapó lejos de la aldea y se transformó en agua. Los dos caciques salieron a buscarla, pero el cacique vecino, al no poder encontrarla luego de unas horas, se rindió y volvió a su aldea.
Sin embargo, Thimbu, desesperado, la buscó sin parar por varios días hasta que finalmente cayó dormido por el cansancio y quedó tendido mirando al cielo para siempre. Su esposa (convertida en el río que fluía no muy lejos de él) lo transformó en cerro para que vivieran siempre uno al lado del otro.
Thimbu se transformó en lo que es hoy el Cerro Uritorco, cuyo nombre proviene de la lengua nativa de sus habitantes, los comechingones y significa “Cerro Macho” por su semejanza con el perfil de un hombre recostado.
El cacique/cerro siguió protegiendo a su pueblo de tempestades y ventiscas. Y el río Calabalumba, en el que se había convertido su esposa, sirvió para refresco y alegría de su tribu, que siguió viviendo en las riberas.
Hoy, dicen los turistas que en él se bañan, notan que sus aguas acarician y les producen una sensación de infinita paz.¤