Poeta del tango y autor de 'Cambalache'
Con los primeros alientos del siglo 20 nacía en el barrio porteño del Once uno de los estandartes de la poesía y la música del tango. Enrique Santos Discépolo fue el Gardel de la máquina de escribir, un moralista de la música ciudadana, y uno de los primeros “indignados” por las injusticias del Siglo 20.
Así lo manifiesta en su obra maestra Cambalache, en la que denuncia que el siglo 20 es “un despliegue de maldad insolente” y que “vivimos revolcados en un merengue, y en el mismo lodo, todos manoseados”
Discepolín se había iniciado en el mundo de la actuación y escribiendo piezas teatrales, pero fue al tango, que en esa época vivía una edad dorada, al que le dedicó su vida artística hasta el final de sus días.
Su salto a la fama se dio en 1928 cuando Azucena Maizani cantó su Esta noche me emborracho, causando un impacto tal que instaló el nombre de este joven poeta entre las joyas del tango.
Su rudimentario conocimiento del piano y el bandoneón le bastaron para componer letras que llevaban el germen de una gran musicalidad, ritmo y melodía. Así, Discépolo fue el autor de varios de los más famosos tangos.
Su Que Vachaché, que llegó a interpretar con mediocre repercusión Tita Merello, parece ser un embrión del himno Cambalache:
“Pero no ves, gilito embanderado
Que la razón la tiene el de más guita
Que la honradez la venden al contado
Y a la moral la dan por moneditas”
Para luego agregar:
“¿Qué vachache? Hoy ya murió el criterio
Vale Jesús lo mismo que un ladrón”
Con Yira, Yira, escrita en 1929, estableció su modo de protesta, una canción, según sus propias palabras, de “soledad y desesperanza” que tan bien supo expresar la voz de Carlos Gardel:
“Aunque te quiebre la vida,
Aunque te muerda un dolor,
No esperes nunca una ayuda,
Ni una mano, ni un favor”
La Década Infame lo inspiró para escribir su icónico Cambalache, sin dudas su obra más famosa y en la que desplegó todo su descontento con el rumbo del mundo y los cambios sociales; luego, con el correr de los años, se inspiró además en el amor, las traiciones y la nostalgia.
Otras de sus grandes obras fueron Confesión, Uno y Cafetín de Buenos Aires.
Enrique Santos Discépolo, poeta extraordinario del tango, se nos fue muy joven, con apenas 50 años, el 23 de diciembre de 1951.¤