Allá por 1997, Marcelo Grion tocaba el cielo con las manos. Su mediometraje “El extraño” se exhibía con éxito en los cines del centro comercial Los Gallegos en Mar del Plata, la gran ciudad costera de Argentina ubicada a pocos kilómetros de Miramar, el pequeño balneario en el que había crecido.
Tras pasar dos años en Buenos Aires en la prestigiosa Universidad del Cine de Manuel Antín, en donde dirigió dos cortos, el hijo de un inmigrante italiano de Udine se perfilaba como una de las grandes promesas de su generación. Pero Marcelo soñaba en grande, y harto de que le dijeran que su guión para “El séptimo”, una ambiciosa aventura de ciencia-ficción, era irrealizable en su país, decidió hacer las valijas y se marchó a Los Ángeles con sus esperanzados 23 años.
Un extraño en Estados Unidos
Como suele ocurrir con tantos inmigrantes, sus primeros tiempos fueron muy difíciles, sobreviviendo como lavaplatos primero y luego trabajando en películas independientes como asistente de dirección, e incluso sumándose por algunos meses a la legendaria compañía de Roger Corman, en donde llegó a mostrarle “El extraño” al icónico productor, recibiendo entusiastas comentarios. Sin embargo, tratar de poner en marcha “El séptimo” era demasiado complicado, y finalmente se inclinó por un proyecto un poco menos ambicioso, “El prototipo”, también de ciencia-ficción, con viajes en el tiempo y numerosos efectos especiales.
Confiado de que él mismo lograría reunir el dinero con las buenas propinas que recibía como camarero, Grion alquiló solo por las noches el piso 22 de un edificio con vistas al cartel de Hollywood, y se lanzó a rodar en 16 mm, un formato en celuloide más económico, sin saber cómo iba a hacer para continuar. Lo que el inmigrante argentino no imaginaba es que hasta que pudiera terminar la película, esa aventura se iba a extender por muchísimos años, 23 para ser más exactos.
“Arrancar sin dinero, sin contactos y en otro idioma es muy difícil. La gran mayoría de esta producción, cercana al millón de dólares, la pagué yo con mis ahorros”, revela Marcelo desde Arizona, adonde se mudó harto de perseguir el sueño americano en Los Ángeles. “El prototipo”, que se estrenó el 25 de febrero en algunos cines de ese estado y también puede ser vista on demand, tiene la curiosidad de que sus protagonistas, el estadounidense criado en Madrid Mark Vasconcellos, Frank Spinelli y el argentino Juan Antonio “Tony” Devoto envejecen en tiempo real, ya que la filmación fue realizada por breves fragmentos a lo largo de las décadas, e incluso se trasladó a Italia, cuando Grion se marchó allí en busca de nuevos horizontes algunos años después.
Rendirse, jamás
Es que los problemas con la postproducción fueron inmensos, tal como explica Grion: “La persona que estaba en el primer equipo asignado para hacer los efectos especiales me pedía más tiempo para terminar, siempre con excusas diferentes. De esa manera se comió toda la plata y en lugar de mejorar la película lo que hizo fue de muy mala calidad. Así pasaron varios equipos de efectos visuales, uno estuvo ocho meses, otro cinco, uno de la India estuvo dos años y el estudio de Los Ángeles estuvo cuatro más. Además, el actor principal dejó la película porque se frustró, se cansó del mundo del entretenimiento, así que me quedé sin coprotagonista y tuve que reescribir el guión”.
Y aunque cualquier otro, en su lugar, se hubiese rendido después de algún tiempo, esa nunca fue una opción para Marcelo: “No conozco la palabra 'renuncia'. Dejé mi país porque quería hacer esto. Me bajé del avión y dije 'acá estoy y no me voy hasta que se haga’”, explica con énfasis.
Ahora que su primer largometraje está terminado, Grion tiene planes muy precisos para continuar su carrera. Ha vuelto a poner en marcha “El séptimo”, que con actores prestigiosos puede llegar a costar entre 40 y 50 millones: “En los últimos 2 años hemos estado trabajando con una guionista especializada en ciencia ficción. A ella le encantó la historia, pero más le fascinó el final. Nos pusimos a trabajar sin parar para perfeccionar los diálogos y que todo quede muy profesional. Ahora es cuestión de encontrar a la gente correcta para poderlo concretar”, nos dijo con mucho entusiasmo. ¤