El resultado de las elecciones primarias en Argentina dejó en crisis al gobierno nacional, que no esperaba perder tanto apoyo popular
La alianza opositora Juntos por el Cambio salió primera en la mayoría de los distritos, pero si uno compara la cantidad de votos obtenidos por JxC este año con el 2019, el número es muy similar. Entonces, parece correcto el análisis que señala que lo que sucedió no es tanto un crecimiento de la oposición principal, sino un colapso en el apoyo al oficialista Frente de Todos. Mucha gente que había votado al Frente de Todos con la esperanza de que le mejoren la economía doméstica, que “le llenen la heladera”, ahora decepcionada, no se molestó en ir a votar o lo hizo por la izquierda no peronista.
Dada esta situación, muchos hoy piensan que, para revertir el resultado, el gobierno debería inmediatamente paliar la situación económica de sus potenciales votantes, transfiriéndoles recursos. ¿Puede hacerlo?
Aún contando con los recursos, el poco tiempo disponible conspira en contra del éxito de la idea. Pero con Argentina el problema principal es la llamada “restricción externa”. Básicamente, el gobierno de Alberto Fernández necesita un acuerdo con el FMI para encarar los próximos dos años sin sobresaltos financieros, y no quiere tomar decisiones de gasto público que pueden complicar las negociaciones, que ya se han demorado más de la cuenta. Para complicar las cosas, todo esto se decide en un contexto financiero que no es el mejor y genera cierto nerviosismo. Ya en los días anteriores a las elecciones, el Banco Central Argentino estaba vendiendo dólares para mantener el tipo de cambio estable.
Cuesta mucho creer que la situación económica pueda mejorar lo suficiente en las próximas semanas como para cambiar voluntades. Ahora, ¿puede el gobierno hacer alguna otra cosa? Más allá del tema económico, el gobierno argentino durante estos últimos dos años no ofrecía una buena imagen. Muchos ministros parecían ausentes, no sobresalían. La política sanitaria, tan importante en un contexto de crisis por la pandemia, estaba llena de errores y contradicciones. Los desafíos en materia de seguridad en los distintos rincones de la república tampoco parecen recibir una respuesta adecuada.
En fin, algunos cambios tenían que darse y llegó el momento. Con varios ajustes en el gabinete, el gobierno de Fernández parece arrancar de nuevo.
Eso es prácticamente lo único que puede hacer para torcer su destino. ¤