Hace apenas un par de meses publicábamos en las páginas de esta revista una nota sobre los peligros que encierra el inevitable avance tecnológico y cómo debemos estar alertas para que en un futuro cercano “las máquinas” no terminen controlando todos los aspectos de la vida del ser humano. El escándalo suscitado a partir de la divulgación de que los datos privados de unos 50 millones de usuarios de Facebook habían sido usados sin permiso por la compañía Cambridge Analytica para influenciar a los votantes estadounidenses a favor del actual presidente Donald Trump, parece ser tan solo un primer paso hacia la confirmación de que debemos tomar de inmediato medidas concretas para preservar la privacidad del individuo.
En un reciente artículo publicado por el diario Perfil de Argentina, su director, Jorge Fontevecchia, se plantea una pregunta al respecto: “Influir, manipular –electoralmente a favor de Trump– son los verbos más repetidos para calificar lo que hizo Cambridge Analytica con los datos de Facebook. ¿Pero no influye y manipula electoralmente a favor de Trump a su audiencia Fox News, por ejemplo? ¿Por qué la manipulación hecha a través de los datos de Facebook nos escandaliza y la realizada por medios partisanos o directamente militantes no nos preocupa, aunque podamos rechazarla?” Él mismo ensaya la respuesta a continuación: “Claramente, la diferencia es la situación monopólica, porque si hubiera un solo diario, un solo canal de televisión o una sola radio que concentrara el total de audiencia de Facebook y su nivel de influencia, o si se quiere de manipulación, también nos escandalizaría”.
Efectivamente, el mundo entero vive un proceso de monopolización que en el campo de la comunicación y la tecnología no tiene precedentes en la historia. Las compañías Apple, Google, Microsoft, Amazon, Berkshire Hathaway y Facebook son las empresas con mayor capitalización de mercado a nivel global. De entre ellas, Google y Facebook se apuntan como verdaderos monopolios dentro de las comunicaciones y la publicidad: Google controla el 88% de la publicidad de búsqueda por internet, mientras que Facebook capta el 77% de la actividad en las redes sociales móviles. Ambas compañías suman el 80% de la publicidad mundial por internet. Nunca antes en la historia se había concretado semejante acumulación en tan pocas manos (o quizás deberíamos comenzar a decir, teclados). Y lo más notable es que, a diferencia de los diarios, revistas o programas de noticias radiales o televisivos, por ejemplo, ni siquiera tienen que contratar periodistas para producir contenidos propios.
Luego del mencionado escándalo, las compañías tecnológicas se preparan a enfrentar represalias legales y económicas por parte de los Estados Unidos, el Reino Unido, y los países de la Unión Europea. ¿Será éste un punto de inflexión en la monopolización de los medios?
Para entender lo que podría suceder en este caso nos podríamos remontar a 1998, cuando el gobierno de los Estados Unidos y una veintena de estados iniciaron una demanda contra Microsoft acusando al gigante tecnológico de monopolizar el mercado. En un proceso que tomó seis años, Microsoft acordó pagar 3.871 millones de dólares en acuerdos extrajudiciales con empresas tecnológicas menores y accedió a que otras compañías tengan acceso a sus sistemas para desarrollar aplicaciones que permitan competir con ellos.
Por lo pronto, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, fue citado a declarar tanto por el Parlamento Europeo como por el británico, mientras que varios presidentes y primeros ministros manifestaron su decisión de demandar a Facebook por permitir la divulgación de datos personales de los usuarios de esta red social.
En Argentina, el Gobierno nacional, cuyas estrategias publicitarias se basan en gran parte en las redes sociales, destinó durante el año pasado unos 47.5 millones de pesos en publicidad en Facebook, aunque aclaran que nunca se usaron datos personales, sino que le piden a Facebook que le envíe determinados mensajes a cierto segmento de la población, y la compañía lo hace directamente. Sin embargo, Graciela Camaño, diputada del Frente Renovador, declaró hace días que tiene pruebas de que uno de los directores de Strategic Communications Laboratories, matriz de Cambridge Analytica, visitó el país el año pasado y se reunió con dirigentes del gobierno de Cambiemos.
Habrá que esperar entonces a los próximos meses para ver si los gobiernos del mundo, los mismos que en muchos casos se benefician con este tipo de estrategias publicitarias para ganar elecciones, logran desarticular los monopolios informáticos y crear un marco legal que permita preservar la privacidad de las personas.¤