de Leopoldo Lugones narra la lucha por la independencia con lenguaje épico y gauchesco.
En cualquier referencia a nuestra Literatura Gauchesca no podría faltar Leopoldo Lugones, autor de la obra La Guerra Gaucha, a la que se tiene olvidada y a la que nos referiremos más adelante. Leopoldo Lugones nació un 13 de junio de 1874 en Villa de María del Río Seco y murió en el Tigre, suicidándose el 18 de febrero de 1938.
Lugones cursó el bachillerato en el Colegio Nacional de la ciudad de Córdoba, en donde se destacó tanto por su aplicación como por su rebeldía Allí se inició en el periodismo y en la literatura, tuvo contactos con el Socialismo ( fue uno de los pioneros en la Argentina), con el liberalismo, con el Conservadorismo y desde 1924 con el fascismo. Realizó viajes a Europa donde residió y vuelto a Buenos Aires fue el director de del suplemento literario de La Nación y bibliotecario del Consejo de Educación.
Como poeta se inicio en 1897 con Las Montañas de Oro, en plena eclosión del modernismo. Esa atmósfera decadente se prolonga en Los Crepúsculos del Jardín, de 1905, y Lunario Sentimental, de 1909, siempre influenciado por Rubén Darío. Su registro poético cambia en Odas Seculares de 1902 y el Libro de los Paisajes de 1912.
En sus Cuentos Fatales, de 1926, desarrolla una literatura fantástica que se liga con Horacio Quiroga y anuncia a Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.
El relato histórico sobre la guerra de la independencia que se refiere a la guerra gaucha es de 1905. Este libro fue adaptado por Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi para la película del mismo nombre dirigida por Lucas Demare. En ella trabajaron Enrique Muiño, Ángel Magaña, Sebastián Chiola, Francisco Petrone y Amelia Bence.
El tema se refiere a la lucha entre 1814 y 1818 con Güemes y los gauchos en la frontera del Alto Perú, quienes, abandonados por las tropas regulares, sostuvieron una lucha sin cuartel. Esta lucha fue de pocas batallas y muchas guerrillas, y caracterizada por la permanente heroicidad de los combatientes. Esa guerra de pocos recursos se abrió como un abanico mortal sobre los campos. La espesura del monte cobijó centenares de partidas que usaban viejas tercerolas, boleadoras, sables mellados, hondas, garrotes, lanzas, lazos, etc.
Los autores de este guión dedicaron esta película a los que murieron lejos de las páginas de la historia. En cuanto a libro, La Guerra Gaucha está escrito en lenguaje gauchesco y resulta difícil de entender para quienes no conozcan ese argot particular. La fuerza de la relación y la naturaleza épica del mismo lo hizo un libro indispensable para nuestra literatura. ¤