El presidente Néstor Kirchner nos ha demostrado que puede ser cualquier cosa menos tonto; se trata de un político inteligente -aunque no signifique que eso sea bueno para nuestro país- que encontró la fórmula para eludir la Constitución y perpetuarse en el poder.
Néstor Kirchner, con la elección de Kristina, ha logrado lo que muchos políticos, tanto argentinos como latinoamericanos, pretenden: mantenerse en el poder más allá de lo permitido y como dijimos en notas anteriores, logró seducir al electorado con este cambio de figuritas, que como decía su esposa en las épocas de campaña, “Será el cambio que no cambia”.
Pues bien, a juzgar por el anuncio de la conformación de su gabinete, la pregunta ya tiene una respuesta y hay que decir que la señora Kirchner ha cumplido con su palabra. El nuevo gabinete demuestra que la presidente electa ha cumplido su promesa de ser el cambio que no cambia.
El nuevo gabinete se definió en medio de una trama de intrigas y operaciones políticas que obligaron al matrimonio presidencial a apurar los anuncios. Este gabinete está formado por equilibrados porcentajes de ambos Kirchner, una pareja que se muestra como un todo para gobernar. Hubo decisiones de Cristina y las hubo de Néstor Kirchner, y del ¿nuevo? jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Pero como dato significativo, súmese a todo esto la total falta de protagonismo del vicepresidente electo, el radical K Julio Cobos, alias “Figuretti”, utilizado para conseguir votos en distritos no muy amigos de la pareja y desechado de las decisiones importantes una vez que la candidata consiguió la presidencia. Por este tema ya se nota entre los radicales K un estado de desasosiego y malhumor creciente que puede hacer eclosión cuando sus votos sean necesarios en alguna sesión del Congreso.
En cuanto a Figuretti Cobos, habría también que tener presente el papel casi insignificante que juega en nuestro país la función de vicepresidente: primero el vicepresidente será presidente del Senado; pero no tendrá voto sino en el caso que haya empate, y en caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la Nación.
Pero volvamos al matrimonio presidencial y a sus designaciones ministeriales. Varios de los cargos importantes tienen el sello de Kirchner. Son los que se quedan, como Alberto Fernández, Julio De Vido, Carlos Zannini, Oscar Parrilli, Héctor Icazuriaga y Guillermo Moreno. Son los Hombres del Presidente. ¿Cómo se explica la presencia en este gabinete de Julio de Vido, ministro de Planificación, cuestionado por los casos de corrupción como Skanska o la valija con dólares de Guido Alejandro Antonini Wilson?
La continuidad de Alberto Fernández y Julio De Vido no sólo marca que todo sigue igual, sino que dos de las fuerzas que más chocaron durante el gobierno de Kirchner salieron empatadas en este cambio ministerial y prolongarán en el segundo mandato kirchnerista el silencioso recelo que marcó el poder en los últimos cuatro años.
Al renovarles el crédito a los dos, la presidenta electa probó la máxima enunciada: "Néstor y Cristina gobiernan juntos desde el 2003 y así van a seguir durante el próximo mandato".
Por esto mismo, también mantuvieron sus puestos el ministro de Trabajo Carlos Tomada, el canciller Jorge Taiana, la ministra de Defensa Nilda Garré, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. La presencia de Juan Carlos Tedesco en el Ministerio de Educación también da idea de continuidad: era el vice de Filmus, quién en las últimas elecciones logró un cargo electivo. Aníbal Fernández también sigue en el Gabinete, pero deja el Ministerio del Interior para pasar a ser ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
Un cambio que llamó la atención es el del ministro de Economía, Miguel Peirano, ya que era un número puesto hasta hace pocos días, pero tuvo cortocircuitos con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno (encargado de arruinar todos los datos del INDEC) y se tuvo que ir. En su reemplazo llega un joven economista de escasa pero buena trayectoria, Martín Lousteau, quién deberá soportar en su ministerio de Economía a Moreno, uno de los hombres de mayor confianza de Kirchner.
El problema con Lousteau es que de acuerdo a su libro “Sin atajos” se le abren dos frentes de tormentas con dos hombres de la mayor confianza de los K. En el libro, señala que “el manejo de la inflación con medidas intempestivas”, es decir a lo Moreno, “es algo que no comparte”, y por otro lado, Lousteau reconoce “la existencia de una crisis energética”, cosa que el Gobierno y en especial De Vido han negado hasta ahora.
Por lo tanto, surgen aquí varios interrogantes: ¿Podrá Lousteau realizar su plan pese a no coincidir con dos hombres fuertes del kirchnerismo o sucumbirá como su antecesor?
Las otras novedades: un nuevo ministerio, el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (que sale de la órbita de Educación y estará a cargo de Lino Barañao), el Ministerio del Interior estará a cargo de Florencio Randazzo y Graciela Ocaña fue designada ministra de Salud.
Si faltaba algo para saber que nada cambia, el “continuado” jefe de Gabinete, al anunciar el futuro ministerio de Kristina, ratificó que "las líneas directrices van a ser las mismas, cambiarán los modos y la acción de la Presidente".
Un gabinete, en fin, que tiene mucho de lo viejo y poco de nuevo. Un equipo hecho con más dosis de las ideas que supuestamente se van que nuevas ideas que llegan… De lo que vendrá sabemos que no existen certidumbres ni predicciones en el devenir siempre incierto de la política, pero en la política argentina bien sabemos que poco cambia para que nada cambie…©