Marcó una era de cambio y nostalgia.
Promediaba la década del '50 y en Argentina, como en buena parte del mundo, se vivían aires de cambio. La tecnología avanzaba imparable, y atrás iban quedando la radio Spica y el gramófono a manija. Las nuevas generaciones gozarían de un aparato nuevo, revolucionario, y que terminaría siendo el alma de incontables “asaltos” o reuniones de bailes en las casas de los amigos.
Raúl Antonio Vega, desde su planta en la ciudad bonaerense de Ramos Mejía, fundaba en 1954 la compañía Winco, que a partir de entonces se dedicaría a fabricar los tocadiscos más populares del país.
Los Wincofón eran tocadiscos monofónicos, al principio, con su característico parlante ovalado al frente; luego se fabricaron los estéreo, con dos parlantes independientes. Los Winco tocaban discos en 16, 33, 45 y 78 RPM.
Con forma de caja y un brazo metálico que automáticamente se posaba con su fina púa sobre los discos para producir el sonido, los Winco llegaron a vender hasta 27 mil unidades mensuales durante los '60 y '70.
La compañía continuó funcionando hasta 1980, cuando los discos habían comenzado a dejar lugar a los cassettes, y las compañías japonesas y estadounidenses irrumpían con los grabadores. ¤