¿Qué pasó cuando nació Gustavo?
En principio me hizo ver la vida desde otro ángulo, ya que, como todos sabemos, no hay editorial en el mundo que haya editado un libro que enseñe cómo ser padre y mucho menos de un chico discapacitado. A Dios gracias, Gustavito llegó al mundo sin problemas severos, a diferencia de otros chiquitos que tienen Síndrome de Down que nacen con cardiopatías complejas o trastornos intestinales y/o bronquiales. Esto alimentó mi esperanza de que con el tiempo llegara a ser un ser humano auto valido, lo que ya superó holgadamente.
Según tengo entendido Gustavo es un artista consumado...
Le encanta dibujar y siempre se destacó en sus dos escuelas por los Vitraux que dibuja, creó un estilo propio de figuras que él mismo diseña y que son de lo más originales y coloridas, ya que las realiza con fibras de colores. Algún día intentaré presentar sus dibujos en alguna exposición. Además Gustavo aprende a bailar tango y lo hace muy bien; por suerte cuenta con dos profesores, Carlos y Carmen, que hacen un sacerdocio de su docencia, con una contención tal que los alumnos (todos discapacitados) los han llegado a amar con locura. Y creo que el progreso de Gustavo es cada día mayor porque le gusta muchísimo el tango.
Supongo que no todo habrá sido un jardín de rosas.
Por supuesto que no. Uno de mis más tristes recuerdos sucedió en el jardín maternal, cuando oí a la mamá de un compañerito de Gustavo que le decía a su hijito de 3 años: “Vení mi amor, no te acerques a ese nene que está enfermo y te puede contagiar”. En ese momento sentí un gran estremecimiento y me di cuenta que había una gran ignorancia entre mis compatriotas. Pero lo que más me hizo sufrir fue lo absurdo de la discriminación injustificada.
¿Esto hizo que quisieras modificar el estado de las cosas?
Por supuesto. Esto y muchas cosas más dieron lugar a que por mi cabeza pasara una idea, tal vez descabellada o demasiado lírica, pero que pude plasmar hace ya cuatro años, en un programa de televisión que se denomina “Integrandonos TV”, que logró ser el primero en la televisión argentina que está dedicado a personas con discapacidad, donde se puede encontrar información de todo tipo, notas, comentarios, reportajes, musicales, cursos, conferencias y todo lo que tenga que ver con la temática de la discapacidad.
¿Por dónde se emite?
Este programa va por Canal Zona 31 (televisión abierta) y se puede ver los lunes a las 10 de la mañana y los jueves a las 19:30. Pero el Canal tiene la particularidad de estar en Internet las 24 horas, por lo cual mi programa se puede ver en cualquier parte del mundo y a cualquier hora con sólo abrir la página: www.zona31.com.ar, hacer clik en programación y buscar “Integrandonos TV”. Y la gente discapacitada siempre se comunica a mi mail:
Eso te hace sentir mucho mejor...
No soy ningún héroe; soy el papá de un adolescente discapacitado, que tiene muchos chichones en la cabeza por golpearse contra las paredes que nos pone la vida por delante. Porque mi hijo Gustavo fue y todavía es discriminado.
A los 21 años, Gustavo dibuja hermosos Vitraux, escucha música en su PC y aprende a bailar tango. Para saber algo más sobre esta última actividad, concurrimos a la escuela de tango.
AMAR es una Asociación Civil fundada en 1974 y es dirigida por padres y hermanos de personas con discapacidad. Allí concurre Gustavo todos los jueves para aprender a bailar tango con el profesor Carlos Rodríguez Robert, quien es docente de la Universidad del Tango donde da talleres de Integración a personas discapacitadas: mentales, ciegos, sordos y mudos. Asimismo brinda clases en talleres convencionales donde asisten personas que quieren aprender a bailar.
En AMAR, antes de empezar las clases de tango, se reúne a todos los jóvenes. En total son 25 chicos con problemas neurológicos: 23 tienen Síndrome de Down y dos problemas mentales de otro tipo. Durante la primera hora de clase se los escucha. Es allí cuando ellos cuentan las cosas más importantes que le pasaron durante la semana. Esta actividad está supervisada por dos especialistas: Carmen Lifossi (psicóloga, profesora de yoga y de tango) que trabaja con los chicos desde hace varios años y Andrea Etchepare (psicóloga) que se incorporó hace tres meses.
Asimismo y antes de empezar a bailar se los prepara físicamente: hacen ejercicios de yoga, relajación y expresión corporal, todos, obviamente, relacionados con el tango.
El Suplemento entrevistó al Profesor Carlos Rodríguez Robert para conocer los detalles de cómo se le enseña a bailar tango a chicos con capacidades especiales.
¿Nos podría hablar un poco del tango en general?
En principio, lo más importante para destacar, es que está comprobado que el tango es terapéutico. En la Universidad del Tango aparece mucha gente que quiere aprender a bailar tango por recomendación de sus médicos. Actualmente hay muchos psiquiatras que sugieren a sus pacientes que bailen tango para mejorar su salud. El tango es bueno para todo el mundo. Yo tengo una amiga que fue operada del corazón dos veces y baila tango permanentemente. Eso la mantiene en un excelente estado físico. Además, el tango es un vicio. Una vez que entrás, no podés salir.
¿Qué tan importante es el tango para estos chicos?
En general, todo tipo de música los activa mucho. Pero especialmente el tango les llega muy profundo. Los motiva mucho y por eso viven durante toda la semana pendientes de los jueves, esperando sus clases de tango, así como de la vestimenta que usarán en las exposiciones públicas: sus pantalones, camisas, chalecos, zapatitos de baile...
¿Qué son las exposiciones públicas?
Habitualmente, las parejas que bailan mejor son invitadas a demostrar sus dotes de baile en medios de comunicación, milongas, centros culturales, etc. De los 25 asistentes a estas clases, hay un grupo de cinco chicos que conforman tres parejas que son los más avanzados, los que bailan mejor, y estas parejas por lo general brindan exhibiciones en milongas de la ciudad de Buenos Aires.
Pero si son cinco falta un bailarín.
Como las chicas son tres, yo soy el sexto bailarín. Porque los chicos necesitan un sostén cuando están arriba del escenario frente a una multitud que los está viendo bailar. Con mi presencia se sienten más cómodos, protegidos y guiados. Pero el año próximo uno de los chicos se integra como el sexto bailarín, así que deberé armar otra pareja.
¿Y cómo reacciona la gente que los ve bailar?
Esto es muy fuerte para la gente. Muy fuerte. Porque los chicos con Síndrome de Down tienen un “ángel” y eso a la gente los vuelve loco. Además bailan bien, muchas veces inventan sobre la marcha, mientras bailan. Yo mismo me sorprendo con sus improvisaciones. Ellos bailan como yo les enseño acá y ellos además incorporan la impronta que le sale en ese momento. Por eso, cuando terminan su exhibición, se ve llorar a mucha gente. Incluso a hombres y mujeres grandes, porque es muy emotivo.
A mí mismo me pasa que cuando la gente aplaude lloro como un loco, a pesar de que estoy trabajando con los chicos desde hace ocho años. Y después de ocho años yo ya debería estar un poco curtido, ¿no?
Pero no. Carlos todavía no está curtido, porque cada día, estos chicos maravillosos, como Gustavo, le demuestran que sólo tienen capacidades especiales.
Y eso no les impide amar el tango como cualquier milonguero de ley. ©