Buena parte de la población argentina, casi la mitad de los votantes, ha demostrado estar conforme con el rumbo iniciado en el 2003 por el aún presidente Néstor Kirchner. El masivo apoyo a su esposa en las pasadas elecciones así lo confirma.
Cristina asumirá el poder con una barrera, algo que la diferenciará de los restantes presidentes, incluyendo a su esposo: no podrá excusarse de nada diciendo que recibió el país en una situación desastrosa, so pena de mandar a su esposo a la parrilla. Una costumbre de la que en este caso, a la fuerza, tendrá que dejar a un lado.
Es imposible especular hacia dónde marcha la Argentina con la nueva Presidenta, ya que su campaña emuló en este aspecto a la de Fernando De La Rúa: mucha foto y poco discurso. Sin embargo, es de esperar que no se produzca un cambio significativo con respecto a la política que ha llevado a cabo el actual gobierno. Después de todo, el de ella también será un gobierno K.
Cristina llega al poder con la ventaja de tener la estructura de gobierno armada, el rumbo económico encaminado, la obediencia de los jefes de la burocracia sindical ya comprada, la diplomacia internacional establecida... Por eso, tiene la gran oportunidad de enfocar sus esfuerzos en saldar la deuda que deja su marido y acabar con la marginación que sufren millones de argentinos, crear políticas para distribuir equitativamente la riqueza, combatir el delito, frenar el saqueo de los recursos naturales del país, apuntalar la cultura y la educación y mejorar el acceso de todos nuestros compatriotas a la salud pública.
Su gestión será además, aunque resulte sumamente injusto, la medida con la que se juzgará a la participación de las mujeres en la política grande. Es cierto que Cristina Kirchner no asumirá la presidencia como representante exclusiva de la mujer argentina, pero sin dudas su fracaso significaría un retroceso en el espacio político que a lo largo de tanto tiempo han sabido ganarse las mujeres.
Habrá que confiar en que la mayoría de los argentinos no se ha equivocado en otorgarle tamaña responsabilidad. ©