Presidente del Centro de Ex Combatientes en las Islas Malvinas (CECIM – La Plata)
“La guerra de Malvinas fue un plan nefasto orquestado por ignorantes”
De entre el cúmulo de atrocidades cometidas por la última dictadura militar, sobresalen dos en particular que serán recordadas por las futuras generaciones como hitos distintivos de la época: los desaparecidos y la derrota en la Guerra de Malvinas. El grueso de la sociedad argentina, luego de más de 20 años de democracia, todavía se muestra renuente a enfrentar el pasado más oscuro que nos tocó vivir. Hay que celebrar el hecho de que hoy en día el de los desaparecidos se ha recuperado como tema de discusión. Sin embargo, el de Malvinas ha quedado en las sombras, como si los ex combatientes de esa guerra fuesen hoy “desaparecidos vivientes”. Es que si bien los gobiernos y sus pueblos suelen recordar las victorias militares con orgullo y a menudo hasta con un desmedido patrioterismo, las derrotas tienden a ocultarse, a cubrirse de olvido, como si nunca hubiesen sucedido o como si hubiesen sido no más que un traspié insignificante dentro de la historia del país derrotado. El fracaso de la dictadura argentina en perpetuarse en el poder a través de la guerra le permitió lograr ese mismo objetivo al enemigo: la victoria en Malvinas le posibilitó a la entonces Primer Ministro británica Margaret Thatcher mantener su puesto por unos cuantos años más, a pesar de la penosa situación económica y social a la que había llevado a su país. Es interesante ahora ver como la historia se repite una y otra vez, hoy con George W. Bush intentando hacer lo mismo en su país, aunque, en su caso, los resultados de sus constantes intervenciones militares en el exterior han sido tan desastrosos como su labor en el campo interno. Como en toda guerra, las razones económicas han jugado también un papel fundamental a la hora de generar este conflicto. Más allá de la acostumbrada estrategia de las súper potencias de probar su nuevo armamento en tierras foráneas, se ha especulado incluso con que la Armada Británica y los sectores vinculados a la Industria Naval podrían haber propiciado las hostilidades, ya que ese mismo año se estaban realizando significativos recortes en el presupuesto para el sector y una guerra en Malvinas les permitiría a ellos recuperar la importancia que alguna vez habían tenido. Sea como fuere, a la Argentina este conflicto armado sólo le reportó un retroceso en sus aspiraciones de recuperar las Islas. Aunque la derrota haya precipitado la caída de la dictadura militar, las vidas de los cientos de soldaditos que perecieron en aquellas desoladas tierras que nunca antes habían pisado –más todos los que fallecieron luego aquí, a causa del olvido- han resultado ser un precio demasiado elevado que la Argentina Nunca Más debería pagar.
¿Por qué creés que existe tal grado de desinterés por parte del establishment político, de la prensa, y de la sociedad en general hacia el tema Malvinas y la situación de los ex combatientes?
Por el proceso de “desmalvinización” que llevó a cabo la dictadura militar y después la democracia. Esto se debe a un sistema perverso; no te olvides que se perdió una guerra y se trató de poner todo “bajo un manto de neblina”. Nos trajeron de noche y con las cortinas cerradas. Los mismos militares culpables de los crímenes de lesa humanidad, de los desaparecidos, fueron los mismos que cobardemente huyeron, nos estaquearon, nos hicieron morir de frío y de hambre y nos dejaron solos en el campo de batalla.
Y los gobiernos democráticos no hicieron mucho para revertir la injusticia del olvido...
No, recién ahora se revirtió un poco el proceso por el trabajo de las organizaciones de soldados, otro poco porque el tema salió a la luz luego de la película “Iluminados por el fuego”, y además porque cambió un tanto el criterio, en algunos aspectos, del nuevo gobierno nacional. Nosotros creemos que el asunto de Malvinas debe ser tomado y ejecutado como una política de estado en serio, en beneficio de los soldados y sus familias. Nosotros no nos quedamos anclados en la guerra, sino que luchamos día a día y bregamos por la integración latinoamericana en torno a Malvinas y la preservación de nuestros derechos territoriales, políticos y geográficos y la preservación de nuestros recursos naturales en todo el país.
Por alguna razón, me parece que la sociedad en general asocia injustamente a los veteranos de Malvinas con todo lo que tiene que ver con la dictadura, con las fuerzas de la derecha anti-democrática, con la represión...
Sí, es que hay un mal traspaso de la información desde el Estado hacia la sociedad. No sé si a propósito o no.
Se cree que fue el conde francés Louis Antoine de Bougainville -que en 1764 había tomado posesión de las entonces deshabitadas islas del Atlántico Sur- quien las bautizó como Malouines, como homenaje a los primeros marinos que las colonizaron y que provenían de Saint Malo, una ciudad de la Bretaña francesa.
¿Qué relación guardan, qué opinión tienen los ex combatientes del CECIM con respecto a los jerarcas de la Junta que los llevó a la guerra, en particular con aquellos que de una manera u otra participaron de ella, como el ex general Mario B. Menéndez?
Leé el informe Rattenbach, con el que nosotros estamos totalmente de acuerdo: sin duda esos tipos deberian estar condenados. Nosotros estamos en contra de que cobren cualquier beneficio; no te olvides que ellos cuando fueron a Malvinas lo hicieron como profesionales de guerra y no lo demostraron, porque cuando tuvieron al enemigo enfrente se cagaron, y cuando regresaron, las Fuerzas Armadas barrieron toda la basura debajo de la alfombra. Nosotros estuvimos desamparados, sin beneficios desde el 2 de abril del ’82 hasta el 31 de diciembre del ’91 cuando comenzamos a cobrar una triste pensión.
Vamos al tema de la guerra en sí: ¿cuáles consideran que han sido los motivos que lanzaron a los jerarcas del gobierno militar a recuperar las Islas por la fuerza?
Yo creo que inventaron esta aventura porque el gobierno militar ya se estaba cayendo en lo político, pero esto no fue cosa de un borracho trasnochado sino que fue un plan nefasto orquestado por varios ignorantes, que nos hicieron pelear en esas condiciones con las principales potencias mundiales.
¿Cuál era la situación de los soldados en cuanto a la preparación militar, armamento, el cuidado de sus necesidades básicas una vez en batalla, etc?
Nuestros uniformes eran más aptos para luchar en el Caribe que para Malvinas; el armamento era obsoleto y le faltaba mantenimiento, las armas no funcionaban o le faltaban partes, no había logística... Cuando llegamos a Monte Longdon estuvimos tres días sin comer ni tomar agua en medio de un viento de 120 km por hora y una vez en combate soportamos temperaturas de hasta 20 grados bajo cero. Las necesidades alimenticias se sufren más en un momento límite de extrema tensión y miedo, y por salir a robar algo de comida los tipos te estaqueaban. Eso es tortura física y psicológica. Hay un manto de impunidad que cubre a tipos que han estaqueado soldados y hoy están cobrando pensión por lo de Malvinas. Tendrían que haber sido enjuiciados, condenados y degradados. Y tendrían que estar presos.
¿En algún momento pensaron que la guerra se podía ganar? ¿Tenían información de lo que pasaba más allá del terreno en el que se encontraban peleando?
No, nunca; en todo momento intuíamos que la cosa no venía muy bien.
Hay muchísimos reportes de fusilamientos de soldados argentinos y otros crímenes de guerra por parte de las fuerzas británicas.
Mirá, eso se investigó en su momento y al final quedó en la nada. Pero hay casos probados como el del cabo Carrizo, un hombre que vive en Merlo, quien sufrió un fusilamiento y por eso hoy le falta un ojo. Su historia salió en un reporte del Clarín de abril del ’96. Allí, bajo el título de “crimen sin castigo” se dice que “el Cabo Gary Sturge ejecutó a un prisionero de guerra argentino frente a la fosa común en donde se apilaban a los muertos”. Después en la época de Menem se creó una comisión investigadora, pero no llegaron a nada.
¿Cómo fueron tratados los soldados de tu grupo después de la rendición?
Bien; a pesar de que cuando nos tomaron prisioneros algunos muchachos tuvieron que enterrar los cadáveres, hacer tareas de limpieza, cargar cosas, etc. Después estuvimos unos días encerrados en un galpón hasta que nos trajeron a bordo del Canberra hacia las costas argentinas.
Una de las circunstancias que marcaron la Guerra fue el hundimiento del Crucero A.R.A. Gral. Belgrano, que se hallaba a más de 300 millas de la zona de exclusión y se dirigía a las costas de la Argentina continental. ¿Qué argumentos hay para considerarlo un crimen de guerra?
El barco estaba claramente fuera de la zona de guerra; es muy simple: se trató de un submarino atómico atacando a un barco de la Segunda Guerra Mundial. Como resultado mueren 323 soldados, casi la mitad del total de las bajas argentinas en esta guerra.
A pesar de la existencia del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) y del “buen papel” de la dictadura argentina en combatir a las organizaciones populares y/o de izquierda en el país y trabajar junto a los Estados Unidos en apuntalar a las dictaduras fascistas y entrenar a sus milicias en América Latina, resulta difícil de creer que los militares argentinos hayan sido tan ingenuos como para creer que Estados Unidos iba a permanecer neutral en este conflicto.
Eso nos lo planteamos todos e incluso se dice en el Informe Rattenbach: a mí me parece que fue una brutalidad producto de la ignorancia. Creo que fue un plan que venía de hace tiempo para intentar salvar el poder político. Mandaron al muere a una generación de chicos y después nadie se hizo cargo de eso.
El 3 de enero de 1833, fuerzas británicas al mando del comandante James Onslow desembarcan en Malvinas, desalojan al entonces gobernador argentino capitán José M. Pinedo y expulsan a la población local, reemplazándolos por los “kelpers”.
¿Cuál ha sido la participación de la dictadura de Pinochet en el apoyo a las fuerzas británicas?
Pinochet les prestó bases en Punta Arenas, algunos barcos misilísticos anduvieron dando vueltas a nuestras espaldas por las costas chilenas en el pacífico, y hay reportes de contraespionaje también.
Los aliados argentinos estuvieron principalmente en los países latinoamericanos como Perú y Venezuela, y el resto de los países del tercer Mundo...
Si, sobre todo en la parte diplomática, no tanto en la militar. Hubo buenos oficios por parte de Belaúnde Terry como presidente del Perú en ese entonces, pero nosotros en todo momento estuvimos solos. Nos sentíamos como Herminio Iglesias en la Facultad de Belgrano.
Entre los muchos negocios que propició la Guerra de Malvinas hay uno en particular que sobresale por su cinismo: en plena contienda, las filiales locales de la Shell y la Esso exportaban petróleo nacional a los Estados Unidos, que a la vez abastecía de combustible a la flota inglesa; es decir, la flota enemiga se movía con el combustible destilado en nuestro propio país por esas empresas multinacionales.
Es que la guerra abarcó lo geopolítico, lo estratégico, lo militar y lo económico. Estaban en juego las licencias pesqueras, el petróleo, los recursos naturales, así como hoy vienen por el agua. La Islas, como punto estratégico militar, son fundamentales tanto para Inglaterra como para cualquier otro país imperialista.
Una vez de regreso comenzó para ustedes una nueva batalla: ¿qué dificultades encontraron al regresar e intentar insertarse en la sociedad?
La batalla más dura. Nos encontramos con la falta de asistencia del Estado, y principalmente el no-cumplimiento de la ley nacional 23109 en cuanto a la asistencia en el campo de la salud, la vivienda y el trabajo. Yo, como cualquier ex combatiente, me sentí desamparado y no contenido, más allá de mi grupo familiar. Eramos los locos de la guerra. Ahora me siento orgulloso de estar en esta organización y defender la causa de los compañeros caídos y la contención de sus familias.
Según las estadísticas, la tasa de suicidio entre los ex combatientes es al menos 14 veces superior al resto de la población argentina. ¿Qué puede llevar al ex combatiente a tomar una decisión como esa?
El sentirse desamparado, como te decía, y no contenido en ningún aspecto. Principalmente careciendo de un tratamiento psicológico y psiquiátrico. El asunto de la salud mental hasta la fecha no se ha atendido; no hay un programa integral más allá de uno en la provincia de Buenos Aires, impulsado por los propios compañeros que han intentado saldar esa deuda, aunque en un porcentaje insuficiente.
Nombrame las principales reivindicaciones por las cuales trabaja el veterano hoy.
Nosotros trabajamos por la contención y la ayuda psicológica a través de un grupo terapéutico que se reúne todos los jueves para asistir a los compañeros y sus esposas. También seguimos en la lucha por mantener los beneficios, superarlos y extenderlos a todos los soldados de la provincia y a sus familiares. El tema de la vivienda aun no lo hemos solucionado. Hay 2500 compañeros de la provincia de Buenos Aires que no tienen vivienda propia y no te olvides de que el 50% del padrón de combatientes vivía y vive en la provincia de Buenos Aires. Es la única provincia que tiene su Constitución reformada –artículo 36, inciso 10- que dice que el Estado provincial tiene que orientar políticas de contención hacia los veteranos de la Guerra de Malvinas; eso lo cumple sólo en algunos aspectos mínimos, mientras que la Constitución Nacional no nos ampara.
¿Están partidizadas las agrupaciones de veteranos, hay mucha división entre ellas?
Lo que pasa es que una cosa es una institución como la nuestra, conformada por ex soldados, y otra las formadas por oficiales, suboficiales y soldados, por ejemplo, pero cada agrupación es independiente y autónoma. Tenemos relaciones coyunturales, ya que luchamos todos por lo mismo, que es mantener los beneficios y complementarlos.
La Justicia no ha reconocido como ex combatientes a los soldados que cumplieron tareas desde el suelo continental sin haber llegado a las Islas. Por eso existe una división entre combatientes “en” Malvinas y “de” la guerra de Malvinas. ¿Cuál es tu postura al respecto?
Hay gente que nomás hizo el Servicio Militar Obligatorio; me parece que no le corresponden los beneficios de un veterano de guerra. No están comprendidos en el teatro de operaciones de Malvinas ni en el del Atlántico Sur. Los ex combatientes fuimos los que estuvimos en las Islas, en el Crucero y en los dos destructores. La Marina metió al portaviones 25 de Mayo, que no participó de la guerra, y por eso tiene siete mil tipos truchos como ex combatientes, que no son veteranos de guerra. La Aeronáutica reconoce a través de una resolución del año 2000 a cuatro categorías de veteranos de guerra; para nosotros hay una sola categoría de ex combatiente: el que estuvo en la guerra.
2 de abril de 1982. Militares argentinos comandando un grupo de la Armada y el Ejército desembarcan en las Islas Malvinas, rodean la residencia del entonces gobernador Rex Hunt y le exigen la rendición. El Capitán Pedro E. Giacchino junto a un grupo de soldados avanza hacia la residencia y es acribillado por las fuerzas militares que defendían al gobernador, quien poco después decide rendirse. Así, a sangre y fuego e invocando a la Virgen, como si su dudosa bendición a esta locura pudiera llegar a suplir la organización, el coraje, la logística y la supremacía en armamentos, comienza la “Operación Rosario”. Se desata así la guerra que iba a acabar con las vidas de 649 argentinos –en su mayoría chicos de 18 años- y de al menos 255 británicos.
¿Considerás que se han realizado avances en el campo diplomático hacia una solución que se acerque al menos a las pretensiones de soberanía argentina sobre las Islas?
Hubo avances en el Comité de Descolonización, contactos políticos entre ambos países, pero todavía nada concreto. Los británicos, amparándose en que los kelpers son muy cerrados con todo esto, siguen impulsando lo de “la autodeterminación de los pueblos”, cuando eso es claramente una falacia. Nosotros queremos justicia para con los responsables de la ineficacia en la guerra, pero también impulsamos la soberanía territorial y política sobre Malvinas a través de la diplomacia como corresponde, ante el Comité de Descolonización de la ONU. También queremos que vayan inspectores de la ONU a la zona en donde permanece hundido el Sheffield, ya que creemos que aun puede haber armamento nuclear hundido.
Más allá de tantos impostores que a través de los años han sido llamados “héroes de Malvinas”: ¿quiénes son para ustedes los verdaderos héroes de la guerra?
Para nosotros los únicos héroes son los compañeros caídos en combate y los que fallecieron luego por la causa Malvinas. Nadie más. Ø