Un pilar de la literatura gauchesca
Hilario Ascasubi (1807 – 1875) nació en la posta cordobesa de Fraile Muerto (hoy Bell Ville). Era hijo del comerciante andaluz Mariano Ascasubi y de Loreta de Elía. Como escritor gauchesco se inició con los Diálogos de Jacinto Amoroso y Simón Peñalva. Hilario Asacasubi en su cómica “Prosa entre el imprentero y yo”, que apareció como pórtico al número inicial de Aniceto el Gallo, reproduce el agudo diálogo entre el gaucho y el imprentero. Aniceto le cuenta su vida y después alude a sus escasos estudios franciscanos y dice que no aprendió “jergafría” (geografía) “porque le hice una juida al padre y luego me agarraron de leva para los barcos, cuando la guerra con el Portugal y entonces me soplaron de tambor a bordo de una goleta”. Manuel Mujica Láinez, uno de sus biógrafos, dice en “Vidas del Gallo y el Pollo” que esto fue repetido punto por punto por Rafael Hernández (hermano de José), quien conoció al poeta. La vida de grumete, la marinera experiencia, se traslucen en los siguientes versos: “Viera el barco/ ¡Virgen mía / correr en el ventarrón/ crujiendo la tablazón/ chiflando la cuerdería/ mesmamente parecía,/ al disparar tan ligero/ nube que arrea el pampero/ cuando zumba y de allá lejos/ traí a los obuses viejos/ dando güeltas de carnero”.
En 1824 fue contratado por Don Victoriano Soler para dirigir una imprenta en Salta. Era la antigua imprenta de los niños expósitos introducida por los jesuitas en Córdoba y que el Virrey Vértiz hizo armar en Buenos Aires en 1790. De allí saldrían los primeros periódicos como El Telégrafo Mercantil, El Semanario de Agricultura, La Gaceta de Buenos Aires, etc. Esta imprenta fue llamada por Hilario Ascasubi “La imprenta de la patria”. En Salta publicó su “Canto a la Victoria de Ayacucho”.
Luego se incorpora en 1825 a los Cazadores del general José María Paz. En Entre Ríos recibe su bautismo de fuego contra una cañonera enemiga. Se le recomienda traer reclutas y marcha hacia Catamarca donde recibe su despacho de teniente en 1826. Forma parte de las tropas del general Lamadrid y está presente en las derrotas de El Tala (1826) y Rincón de Valladares (1827). Conoce al tigre de los llanos, Don Facundo Quiroga. Se incorpora al ejército de Lavalle y es ascendido a capitán de caballería. Con este general se traslada al Uruguay y luego en 1831 es detenido -por las fuerzas leales de Rosas- en Entre Ríos y se lo traslada a Buenos Aires. Permanece preso en el Ponto Cacique durante dos años, hasta que se fuga y se refugia en Montevideo. En 1837 se casa con la uruguaya Laureana Villagrán y Oliver. Ayuda pecuniariamente al general Lavalle y en su hogar encuentran refugio los emigrados de Buenos Aires. A su vez su fama de escritor había ido creciendo y siguiendo la tradición de los cielitos de Bartolomé Hidalgo lanza su primer diálogo entre los gauchos uruguayos Jacinto Amoroso y Simón Peñalba. En 1839 edita el periódico El Gaucho en Campaña, que llega a cuatro números y donde publica el conocido poema El Tranquiflor.
En su “Paulino Lucero o los gauchos del Río de la Plata” canta contra los tiranos de las Repúblicas de Argentina y del Uruguay. Allí se refiere al famoso sitio de Montevideo que duró desde 1843 hasta 1850.
De regreso en nuestro país, en 1854 colabora en la instalación del gas en Buenos Aires. Junto a Pellegrini y Varela emprende la construcción del Teatro Colón, que se inaugura el 25 de abril con la ópera La Traviata, pero Hilario Ascasubi no asiste porque ese día fallece su hija Cristina, lo que le provoca un profundo dolor que lo acompañará hasta su muerte. Se retira del ejército y parte para Francia. Allí rescribe su famoso Santos Vega, pieza extensa que le renuevan los recuerdos de la patria y de los entreveros gauchescos. Revisa y agrupa su obra dispersa completando tres tomos. En el tercer tomo coloca el Santos Vega o los Mellizos de la Flor iniciado en Montevideo en 1850. Como dijimos, esta obra es extensa, excesivamente extensa, pues consta de mas de 12 mil versos. Pero allí logra describir con acierto el cuadro físico y social de fines del siglo XVIII y comienzo del XIX. Ascasubi fue un poeta de imaginación clara y especialmente visual, que alcanza momentos notables en algunos pasajes descriptivos y que retomando la versificación de Bartolomé Hidalgo y otros precursores, dio auténtica jerarquía artística a la Literatura Gauchesca. Ø