VALFIERNO: PROTAGONISTA PRINCIPAL
Valfierno aparece con varios nombres: Bollino (como lo llama su madre, siendo él hijo natural); Juan María (que no creía haber nacido en Rosario de Santa Fe, concurre a un colegio de curas y se encuentra con su padrastro); Juan María Perrone (detenido en 1888 en Rosario a los 19 años por su pertenencia a un grupo anarquista y su participación en un atentado; recibe cuatro años de cárcel en donde aprende muchas cosas); Enrico o Enrique Bonaglia (al salir de la cárcel se embarca en un carguero y sigue aprendiendo: idiomas, gestos, poses y maneras) (“Aprendí que para cambiar algo hay que empezar por cambiarse uno mismo, convertirse en alguien con el poder suficiente para cambiar algo”.)
Al volver a Buenos Aires Enrico Bonaglia pasó años viviendo en la fonda de una viuda. Luego trabajó en una tienda en San José de Flores y por último aparece como una especie de empleado contable, administrador de un prostíbulo. Allí conoce a Ives Chaudron, copista de cuadros y futuro falsificador.
Aquí de golpe aparece Eduardo de Valfierno, que declara: “Nací en San Juan el 29 de mayo de 1861; mi padre fue la primera generación de Valfiernos en América. Tuvieron que trasladarse a Valparaíso para hacerse cargo de la empresa familiar. Más tarde volvimos a Europa y nos radicamos en París. Al morir mi padre me tocó una herencia sensata y comencé a utilizar el título de marqués al que mi padre tenía derecho. Luego de despilfarrar mi fortuna volví a Buenos Aires”.
Habiendo ya conocido a Ives Chaudron, Bonaglia (casi ya transformado en Valfierno) se pasa tres meses en el prostíbulo, leyendo con deliberación sobre lugares adonde va a decir que vivió, mirando reproducciones de grandes cuadros y estudiando la vida de sus autores.
Luego de haber vendido falsificaciones de Murillo, Rivera y Zurbarán, ambos se van a París. Una verdadera escapada.
IVES CHAUDRON
Como hemos visto, Chaudron, nacido en la ciudad de Lyon, conoció a Valfierno en Buenos Aires y no en París como se dice en las otras versiones. Su profesor de pintura fue un tal Falaise, al que le copió un cuadro. Luego falsificó Murillos, Riveras y Zurbaranes. Pero él nunca se consideró un falsificador: “Pintar un cuadro ajeno no es cuestión de agarrar un pincel y tratar de imitar unos cuadros. Valfierno me lo hizo entender. Para hacer lo que hace otro había que transformarse en ese otro. Valfierno me instó a que fuera Leonardo”.
Tenía que hacer seis copias de La Gioconda, pero hizo siete.
“Un artista que copia es mas hábil que el copiado. El artista copiado no ha hecho más que dar libertad a sus instintos: hace lo que le sale, lo que puede. En cambio el que copia se fuerza, se tuerce para hacer lo que el otro hizo sin querer. Lo que en uno fue naturaleza, en el otro es arte.”
Valfierno y Chaudron habían llegado a París huyendo casi sin dinero. Chaudron instaló un taller y Valfierno se contactó con ciertos argentinos y rápidamente consiguió un par de clientes para comprar las falsificaciones. Luego Valfierno se instaló por su cuenta. La primera falsificación que venden en París es un Murillo a la viuda López del Mazo.
Después del robo de La Gioconda, Chaudron se casó con Ivanka, a la que conoció en París, adonde había llegado ella escapando de los soviéticos. Luego se radicaron en Buenos Aires que es en donde lo entrevistará Becker. En la próxima nota conoceremos a Valerie Larbin, un nuevo personaje que no aparece en las otras versiones, y como se desarrolló el robo del siglo.
(1) Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) Periodista, novelista y ensayista. Su novela “Valfierno” ganó el Premio Planeta 2004 (jurado integrado por Héctor Tizón, Marcelo Serrano, Guillermo Martínez y Ricardo Sabanes). Ø