La novela “Plata Quemada” lleva vendidos 50 mil ejemplares desde su publicación, éxito que apuntaló su adaptación al cine en una coproducción con España, Uruguay y Francia, dirigida por Marcelo Piñeyro. La película -con varias escenas de sexo homosexual- fue calificada como no apta para menores de 18 años y fue prohibida su exhibición en varios países sudamericanos. Presentada luego en el Festival de Venecia obtuvo el premio Goya a la Mejor Película Extranjera.
Este es un hecho similar al que se refiere Diego R. Guelar que consignamos en la nota anterior y que puede dar lugar a “La novela de la novela”. Hechos que demuestran que no sólo los pseudo-políticos y los pseudos-militares son corruptos sino también los pseudo-artistas. Es cierto que la corrupción anida en el alma de cualquiera y que sólo el hombre íntegro puede matarla.
La aclaración de este hecho fraudulento sirve para justificar a aquellos escritores y artistas plásticos que se niegan a presentar sus obras en concursos de este tipo, a sabiendas del manipuleo orquestado por las compañías editoriales para favorecer a los artistas que representan sus intereses.
No se trata acá de disminuir el valor del libro de Piglia; hay que admitir que una obra premiada a través de la manipulación de los votos del jurado no es necesariamente mala. Pero suele ocurrir que a través del manipuleo se premia a una obra de escasa calidad, cosa que induce a muchos lectores a comprar un libro galardonado pero artísticamente muy pobre.
“El artista busca la belleza, lo que más le interesa es la obra de arte antes que el dinero y la fama. Cuando la fórmula se invierte el artista se ha corrompido, se ha podrido y se ha convertido en un pseudo-artista”. Ø