¿Hay algo que descorazone más al trabajador, al que cumple con las leyes, al que respeta los derechos de los demás, que el avasallamiento de los valores o la falta de castigo al poderoso que delinque?
En nuestro país hace tiempo que recibe más castigo el ladrón de gallinas, que el asesino poderoso, que el que destruye propiedad ajena, o que el patotero. Como hace mucho tiempo que la justicia desapareció de Argentina, cada vez son más los que delinquen y los que se atreven a pasar la línea divisoria.
Tiempo atrás, nos amargábamos al ver a los grandes empresarios evadir impuestos, a los políticos a corromper y corromperse, a salir de sus cargos más ricos de lo que entraron, a ver a los sindicalistas juntar terribles fortunas y verlos vivir en casas que ningún trabajador podría adquirir; ladrones de guantes blanco.
Y cada vez son más los que delinquen, cada vez son más los que se animan, convirtiendo nuestro país en una jungla en la que vale todo. Policías secuestradores y pone bombas. Carceleros que habilitan a los presos para salir a robar. Asesinos y ex militares que cumplen su pena cómodamente en sus casas. Asesinos y ex guerrilleros que luego de ser beneficiados con indultos, salen a decir que no se arrepienten de nada. Los torturadores caminan libremente por las calles. Jueces en juicio político: todo es igual, nada es mejor.
Cambalache, cuánta razón tenía Discépolo. Ya nada llama la atención. Leemos en un matutino que Hugo Moyano, sindicalista afín a nuestro actual presidente, junto a un grupo de su patota, se presentó en la comisaría primera de Avellaneda y logró que liberaran a cinco sindicalistas alojados en una celda por una serie de destrozos y golpizas en una protesta. Con el objetivo cumplido, el “capo” Moyano se retiró de lugar junto a sus “lugartenientes”.
Entonces, aquel que educa a un hijo inculcándole valores de trabajo, de honestidad, de educación, de respeto por el semejante, y se encuentra que es bombardeado por todos estos anti-ejemplos, por el decaimiento moral de nuestro país, ¿qué tiene que hacer? ¿Qué tenemos que hacer todos? ¿Cuántas generaciones crecerán con este ejemplo o cuántas generaciones pasarán para erradicar esto? Eso si y sólo si algún día logramos erradicarlo. Ø