Es por todos bien sabido, que la política argentina es una de las más difíciles de desentrañar para cualquier estudioso del mundo que intente hacer un análisis serio de nuestros políticos y por ende de la política.
Es también indiscutible que todos aquellos que gobernaron nuestro país en todos sus niveles, en cualquier país serio, si bien no todos estarían presos, sí serían defenestrados, no pudiendo volver jamás a ocupar un cargo público en su vida.
Para cualquier país lo que pasa en el nuestro, es inentendible, países como por ejemplo Estados Unidos donde presidentes que han sido exitosos, caso Clinton, adhieren, al terminar su mandato, a un perfil bajo, luego de haber llegado al cargo más alto que cualquier político pudiera desear, hecho que más de un político en nuestro país debería imitar.
Pero no, en Argentina los políticos se reciclan, se maquillan, se dan vuelta de tal forma que a poco de haber terminado sus “exitosísimos” gobiernos, ya están listos, no digamos para hablar que no sería nada, sino para una nueva elección.
Aunque parezca un paradoja, por todo le explicado, los políticos en Argentina deben ser de los más exitosos a nivel mundial. Con esto no quiero decir que sea bueno para el país, pero teniendo en cuenta lo desacertado de sus actuaciones, que estos señores puedan seguir viviendo de la política, marca que en los suyo han tenido éxito al hacer olvidar a la gente de lo hecho y convencerlas para que lo vuelvan a votar.
Otra cosa que es difícil de entender para propios y extraños es que ya nada de lo que pase en política tiene una sola explicación y nos encontramos que todo tiene varias lecturas, y lo que hoy parece verdad, mañana cambia y puede ser mentira o dicho de otra forma: algo que sucede en política en nuestro país, puede ser explicado por tres diferentes políticos dando tres diferentes explicaciones de un mismo hecho, y las tres parecernos creíbles. Entonces tenemos tres diferentes versiones de un mismo hecho, pero que de acuerdo a la conveniencia del que lo analice tiene tres costados totalmente diferentes, entonces nada de lo que ocurre en nuestro país resulta creíble y va a llevar muchos años para que esto cambie y siempre y cuando aparezca una nueva camada de políticos que no se hayan corrupto conviviendo con las lacras que hasta hoy hemos conocido.
Un ejemplo palpable de lo que estamos analizando es el tema de los sobornos en el senado. Con la aparición de Pontaquarto denunciando algo que todos sospechaban, como fueron los sobornos en el Senado, varios creyeron ver una luz, que algo estaba cambiando en nuestro país. Pero en pocas horas se empezó a notar que nada había cambiado. Los dichos y contradichos empezaron a arreciar y las acusaciones y operaciones de prensa cruzadas mezclaron todo. Por ejemplo, nos enteramos que Pontaquarto no es un santo sino que la denuncia la hizo después que lo echaran del Senado por haberse quedado con un vuelto. Por allí también se escucharon voces que decían que esto fue la única vez que pasó, que no era una práctica común. Muchos dijeron desconocer a Pontaquarto, aunque algunas fotos demostraron que sí lo conocían. Algunos radicales acusan al gobierno de armar la causa. Por otro lado, los peronistas denunciados son personajes que hoy ya no están en el poder y así se hizo una gran melange. Al día de hoy y sobre esta causa nadie cree en nadie y ya son pocos los que creen que sobre esto algún día se va a saber la verdad.
Por otro lado, todo este embrollo lo generó una ley, contra la que ya se han presentado proyectos para anularla y hacer una nueva reforma laboral. Ante esta posibilidad de anulación de la ley, nuestros queridos sindicalistas lucen victoriosos, pero uno se preguntan ¿son creíbles estos personajes que nunca han trabajado y que siempre vivieron a costa de los trabajadores? Sabiendo que, otra paradoja, en nuestro país ha quedado demostrado hace rato que lo que es bueno para los sindicalistas es malo para los trabajadores y viceversa. Entonces, con estos antecedentes, hagamos memoria de lo sucedido con esta ley. La ley fue hecha con la intención de generar más puestos de trabajo, atacar a la mafia sindical, y bajar los altos costos laborales que le significan a los pequeños y medianos empresarios tomar cada nuevo empleado.
Ni bien se dio a conocer el proyecto de ley, nuestros defensores (llámese Moyano), la atacaron sin casi haberla leído. Las presiones de los sindicalistas el partido sobre el que todos sabemos tienen algún poder, generó grandes polémicas en ambas cámaras al discutirse la mencionada ley. Nadie sabe a ciencia cierta qué pasó en ambas cámaras, y quizás nunca lo sepamos, pero la ley se aprobó. Y fue ahí donde empezaron los rumores de sobornos, donde empezó la crisis de la Alianza y todos sabemos cómo término, por lo menos esa parte de la historia.
Pero la ley, la bendita ley, ¿servía o no servía para lo que estaba pensada?, porque hoy quedó todo tan desvirtuado que todos nos olvidamos de ella. Para saber un poco si era buena o mala, o si sirvió o no podemos recurrir en estos casos a las estadísticas.
Y o sorpresa, nos dicen que con esta nueva ley desde el año 2000 se crearon 400.000 puestos de trabajo, o sea que las ventajas impositivas que brindaba a los empresarios, creó nuevos trabajos. Y también indica que sólo el 11.5% de las empresas que adhirieron a este régimen cometieron fraude y fueron identificados. Por otro lado, la baja de recaudación producida por las rebajas en los costos laborales se compensaba por la mayor creación de trabajo.
Entonces, y sin querer defender a nadie sino mostrar los hechos, ¿qué habrá pasado en esas fatídicas sesiones del congreso? ¿La ley era buena? ¿Era buena pero imposible de digerir para algunos sectores de nuestro poder? ¿Era buena pero para ser autorizada debería pagar peaje? ¿Era mediocre pero a cambio de unos dinerillos, algunos senadores podían mejorar su aspecto? ¿Era mala y sólo podía pasar pagando coimas? ¿O era un completo desastre?.
Ahora vale preguntarse: ¿alguno de todos los argentinos que sufrimos tanto los avatares de nuestro país, nos queda claro qué pasó o nos va a quedar claro algún día todo lo que pasó en nuestro país? Ø