Con relación a los refranes de los animales, llegamos al fin al 24, es decir al caballo. Animal noble, fácilmente domesticable, de cuerpo esbelto y musculoso, cuello largo provisto de crines, cabeza triangular alargada, cola larga, y orejas eréctiles y muy movibles, de ojos grandes.
Uno de los más importantes refranes lo constituye, el que ahora es usado para referirse al desesperado que quiere escapar. Es la frase pronunciada por Ricardo III en la batalla de Bosword Field el 22 de agosto de 1485; “¡un caballo!, ¡un caballo! ¡Mi reino por un caballo!” (Shakespeare - Ricardo III)
Cuéntase que el célebre actor inglés Barry Sullivan representaba a Ricardo III en un teatro de Shrewsbury, cuando al llegar a la famosa invocación: “¡a horse!, ¡a horse! ¡My Kingdom for a horse!” un espectador de la platea le gritó ¿No le bastaría un asno, Sr Sullivan"?
"Si" - gritó a su vez el actor - “pase Ud. por la puerta del proscenio”.
Un refrán afirma que: "Caballo que vuela, no quiere espuelas", indicando que la persona activa, amiga del trabajo no necesita ser excitada.
Existe un refrán despectivo: "Caballo que no galopa va a parar al pisadero"
Cervantes a su vez, marca al hombre en el Don Quijote al decir: “El andar a caballo a unos hace caballeros y a otros caballerizos”
Se atribuyó también a Don Quijote la frase: “Ladran Sancho, señal de que cabalgamos", pero ésta no aparece en ninguna parte de la novela de Cervantes.
Gran acierto de otro refrán "Donde hay yeguas, nacen potros”, que nos enseña que no se deben extrañar los acontecimientos y defectos por ser naturales, cuando están inmediatos o son conocidas las causas de que provienen.
"El que desechó la yegua ese la lleva", es un refrán similar al que dice “Quien dice mal de la pera , ése la lleva”
Otro refrán nos da un importante consejo: “Si no hundes espuela a caballo remolón, no perderá jamás su mala condición”.
Con “Alazán tostado, antes muerto que cansado” entendemos lo fuerte e incansables que suelen ser los caballos de este color.
Se critica a los que prefieren el tamaño a la buena calidad de las cosas por medio de otro refrán: “Caballo grande y ande o no ande”
Se nos advierte también con “Yegua parada, prado halla” que estando en las mayores dificultades, la necesidad sugiere medios para lograr lo que se ha de menester.
Se refiere a los medios varones el refrán que dice: “Doy al diablo el potro, que en viendo la yegua no relincha”.
“El potro, primer de otro, o dómelo otro” recomienda que en las cosas en que hay riesgo, mejor valerse de las experiencias ajenas. Explican el deseo que tiene alguno de lo que mira como útil, aunque a costa de alguna dificultad o peligro cuando dicen: “Eso queremos los de a caballo, que salga el toro”.
Con “Hito sin señal, muchos lo buscan y pocos le han” se hace referencia al caballo que era negro, sin mancha ni pelo de otro color.
Se hace notar que las contingencias inherentes a cada cosa, sólo pueden recaer en aquellas personas que en dicha cosa se ocupan o traen entre manos con: “Quien no monta a caballo, del caballo nunca cae”.
Otros refranes nos dicen: “Es fácil ir a pie, cuando se lleva el caballo por la brida”, “Mientras la hierba crece, el caballo muere”, “Caballo alquilado, nunca cansado”, “De potro sarnoso, caballo hermoso” y “el caballo que mucho anda, nunca falta quien le bata”.
En cuanto al refrán “A caballo regalado, no se le miran los dientes”, nosotros consideramos que el refrán debió decir:" a caballo regalado se le deben mirar los dientes y sobre todo el vientre." Porque de esa manera, Troya se hubiese salvado, al final de la guerra, cuando los griegos simularon retirarse dejando el gran caballo de madera, si los troyanos lo hubieran revisado. Porque entonces el ardid de Ulises de introducir los mejores guerreros dentro del caballo no hubiese funcionado, y los griegos hubieran sido descubiertos. Pero no fue así. Los troyanos confiados lo introdujeron en la ciudad y se fueron a festejar, permitiendo que los que estaban en el caballo, durante la noche, facilitaran la entrada de todos los suyos. Desde entonces quedó el caballo como símbolo de La Traición.
Como una compensación, Dios creó el hipocampo, el caballito de mar, pez que tiene la cabeza prolongada y erguida como el caballo y que simbolizó La Fidelidad en el Amor.
En tiempos mas recientes el lunfardo, nos llevó a una confusión. Al aficionado a las carreras de caballos lo llaman burrero y no caballero. Se dice vamos a jugar a los burros y no vamos a jugar a los caballos. Y se llama en general burro a todo caballo de carrera sea o no ganador.
Así son las cosas. Por último mientras dejamos que los burros vayan a descansar a los boxes, recordemos: “Absque argento omnia vana”. Ø