La literatura ha utilizado a los animales como si fueran personas, con actitudes y conductas de ser humano, haciéndolos hablar como si tuvieran esa capacidad.
Tal lo que acontece con la fábula, género literario breve, generalmente en verso, que contiene anécdotas protagonizadas por animales y una enseñanza moral.
Sus autores han sido Esopo, personaje semi mítico al que se atribuye la paternidad del género; Fedro quien introdujo alusiones políticas y anécdotas de la historia, Jean de la Fontaine que con desenvoltura trató la moraleja final y Félix María Samaniego que las realizó en versos castellanos. El refrán no ha dejado de lado a los animales mostrándolos en actitudes, comportamientos, virtudes y vicios de los humanos.
También en esta materia encontramos ideas contrapuestas porque se afirma por un lado que “El que no quiere a un animal, no se quiere a sí mismo”, pero por otro lado en el “Sombrero de tres picos” de P. A. de Alarcón encontramos que “El mayor mal de los males es tratar con animales”. Pero, ¿se refiere a los hombres animales o a los animales propiamente dicho?
Con referencia a la belleza se nos dice: “El hombre es como el oso, cuanto más feo, más hermoso” y “Por más que la mona se vista de seda, mona se queda”.
Relativos al mejor amigo del hombre, el perro, existe una seguidilla de refranes: “Perro que ladra no muerde”, pero les aconsejamos no hacer la verificación. Dos grandes consejos de Martín Fierro: “Jamás llegues a parar donde veas perros flacos” y “El hombre no debe creer en lágrimas de mujer ni en la renguera del perro”. Por actitudes, tenemos la del cargoso: “Seguidor como perro de sulqui”. Con respecto a la maldad: “Lo importante no es cambiar de collar, sino dejar de ser perros”. El Arcipreste de Hita dejará sentado sobre el desagradecimiento a este noble animal: “El que quiere matar a su can, enfermedad le invente para no darle pan”. Sobre los perros abandonados se dirá: “Al perro flaco no le faltan pulgas”. Por último hallamos un gran refrán: “Muerto el perro, muerta la rabia”, que las perras han modificado en “Muerto el perro se terminó la joda”. Y otra más, sobre las pretensiones de un nuevo rico: “El que tiene plata se compra un perro, y el que no aprende a ladrar”.
También cuenta con una buena cantidad el gato. Desde “El gato que escarba, cagar quiere”, hasta el “Donde hay gatos no hay ratas”, pasando por “La manteca no es para los gatos”. Muy importante es no “Dar gato por liebre”, porque, como dijo Marco Denevi, “Donde los hombres comen gato por liebre, proliferan las ratas”. Y por último un buen consejo: “Gato con guantes no caza ratones”.
Por último recuerden que “Aquila non capit muscas”. El águila no caza moscas. Ø