Un viaje por las páginas del recuerdo
El nacimiento del tango como género musical se remonta hacia finales del siglo XIX en las márgenes de la región portuaria del Río de la Plata.
Su contexto histórico es relevante, ya que antes de adquirir su propia expresión literal, traía a colación una importante herencia de pioneros que formaron el despliegue colectivo de la llamada Guardia Vieja, un período clave en la eclosión musical con influencia inmigratoria.
Sería esta una etapa muy importante, dado a que en su evolución gestacional se unía en forma y consecuencia a distintos ritmos coetáneos provenientes de la fusión entre la pampa y la cultura inmigrante, como el candombe, la comparsa, el cuplé y las coplillas, las zarzuelas, las payadas, cifras, milongas camperas y diversos estilos criollos que se fusionaron en composiciones de notables músicos, poetas y memorables payadores afro-porteños de la talla de Gabino Ezeiza, que innovó en sus payadas el ritmo de la milonga, antecedido en el aprendizaje por Pancho Luna, quien fue su maestro y un legendario payador de los tiempos de Rivadavia.
Gabino a su vez, grabó algunos discos con el acompañamiento en piano de Manuel Campoamor, otro ilustre compositor de obras teatrales, mentor de los tangos “La cara de la luna” y “Sargento Cabral”. De Gabino fue nada menos que “Heroico Paisandú”, que tiempo después de su muerte y como tributo al payador, cantaron para el disco Gardel y Razzano en dupla.
Los primeros éxitos del tango canción
Debe también mencionarse entre los hacedores de la música criolla a Arturo Navas con su canción criolla “El carretero” y también “El Entrerriano” de Rosendo Mendizábal, uno de los primeros tangos instrumentales impresos y registrados en partitura, al igual que al violinista Ernesto Ponzio, compositor de “Don Juan” o “Don Juan (el taita del barrio)”, con letra de Ricardo Podestá, obra creada musicalmente hacia 1898 y grabada en 1910 por la Orquesta Típica Criolla de Vicente Greco. Esa placa junto con “Rosendo”, corresponden a los primeros tangos grabados con bandoneón por una Orquesta Típica.
Otro pionero que merece destacarse es Ángel Gregorio Villoldo, quien realizó obras señeras en el inicio del tango y las varietés, a quien el historiador Tito Rivadeneira -especialista en la vida y obra del músico-, alude: Villoldo fue un prototipo del porteño payador y guitarrero, mentor de un variado repertorio de clásicos prominentes, entre ellos “El choclo” y “El Esquinazo”, que en 1903 hicieron furor, además de “El Porteñito” (1906) y “La Morocha”, este último compuesto en 1905 con música del uruguayo Enrique Saborido, creador también de otro clásico, “Felicia”.
La Morocha es considerado uno de los primeros éxitos del tango canción, un tango azarzuelado que en particular no requirió adaptación de composiciones musicales ya creadas, sino que fue compuesto especialmente con letra y música desde su base de origen. Según versiones de su autor, se estrenó en el Bar Reconquista del popular Ronchetti por la musa de este tango, la bailarina uruguaya Lola Candales. A posteriori, fue grabado en 1906 para el sello Víctor por los Reyes del Gramófono, “Los Gobbi”, en la voz de la chilena Flora Gobbi. Del tango se realizaron otras versiones con total éxito, como ser las registradas por Lola Membrives (1909). Entre muchas cancionistas lo grabaron Ada Falcón con Francisco Canaro, Mercedes Simone, Libertad Lamarque, y Virginia Luque. También Villoldo, en 1908, grabó una versión paródica de "La Morocha", titulada "Los mamertos", en la que el autor de la letra cantó en primera persona como borracho.
El pasado del tango también debe evocar a José Betinotti, “El payador de las madres”. Entre sus composiciones emblemáticas se recuerdan: “Mi madre querida”, que llevó al disco Carlos Gardel entre sus primeras grabaciones para el sello Columbia Records.
Otros excelentes hombres de la época fueron Juan Maglio “Pacho”, Eduardo Arolas y Agustín Bardi, entre tantos y tantos aclamados pioneros. La inclusión del baile en el tango alega la presencia de Ovidio José Bianquet, más conocido como “El Cachafaz”, el bailarín de tango más famoso de la historia.
La Guardia Vieja del tango
La Guardia Vieja fue un ciclo de definición estilística desarrollada en las dos primeras décadas del siglo XX, cuando el tango adquirió su propia identidad con la creación de muchos virtuosos ejecutantes y compositores prolíficos que continuaron aflorando hasta dar paso a la venidera “Guardia Nueva” de los años veinte, período de transición fundamental para el género, que determinó el proceso de crecimiento que alcanzó su plenitud en las siguientes décadas de 1940 y parte de 1950 en la denominada Edad de oro.
A pesar de antecedentes tan ilustres, el tango canción no existía de forma concluida cuando Carlos Gardel irrumpió en la escena porteña con Razzano, ya que como mencionamos antes, los versos de tangos tendían a ser de un tono ligero, deficientes en su argumento, para luego proseguir e independizarse de la milonga y adquirir su propia identidad que se desenvuelve en su contexto y avanza hasta llegar al “Tango Canción” en 1917.
Cabe destacar que, en septiembre de 2009, la Organización de las Naciones Unidas (UNESCO) declaró al tango rioplatense “Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad”.¤