Cada 22 de noviembre se celebra en Argentina el “Día de la Flor del Ceibo”, nuestra flor nacional.
En el Arboretum, ubicado en la ciudad de Arcadia y sobre el Fwy 210 en California, existe una colección de aproximadamente 20 hermosos ejemplares de ceibos. En homenaje a este día dedicamos la leyenda de este mes.
Cuenta la leyenda, que una indiecita llamada Anahí vivía en la selva con los integrantes de la tribu a la que pertenecía. Su mayor belleza radicaba en la melodiosa voz que dejaba escuchar al cantar. Esta se elevaba hasta el cielo y se perdía allá lejos, en el estuario.
Cierto día, el natural rumor que envolvía la selva se vio desplazado abruptamente por el ruido de las armas de fuego que, traídas por el hombre blanco, lo ayudaban a apoderarse de ese lugar tan querido por la tribu de Anahí. Muchos fueron los que murieron al defenderla. Anahí luchó bravamente por su selva, sus pájaros y su río, hasta que los soldados la tomaron prisionera. La llevaron a su campamento y la ataron a un poste para impedir que huyera. Pero Anahí logró liberarse de las ataduras y, aprovechando la oscuridad de la noche, escapó dando muerte al centinela. Trató de esconderse entre los árboles que tanto quería, pero fue descubierta por los soldados que la juzgaron y decidieron que, por haber dado muerte a un soldado, debía morir en la hoguera.
La indiecita Anahí fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies fue apilada la leña, a la que dieron fuego, cubriendo el cuerpo de la indiecita. Ante el asombro de todos, Anahí se puso a cantar; su corazón era ofrendado a la selva que tanto amaba, a través de su canto.
Con las primeras luces del día se apagaron las llamas que envolvían a la indiecita y los hasta entonces invulnerables soldados, quedaron paralizados al comprobar que su cuerpo moreno se había transformado en un manojo de flores rojas como las llamas que la habían envuelto y hermosas como su voz, adornando el tronco que la había sujetado. Así es como cuenta la leyenda que nace la flor del ceibo para adornar la Mesopotamia argentina. ¤