Editorial • Abril 2002

Después de la turbulencia de cuatro meses, las noticias de Argentina se vuelven algo monótonas. Protestas piqueteras, crímenes y robos, sube el dólar, juicios a los bancos, suben los precios, el gobierno haciendo ajustes y rogando al FMI por otro préstamo, los grandes ladrones siguen libres y tranquis, Duhalde vino a Monterrey a dar lástima y a tocar a Bush. No lo dejaron. En fin, nada que reportar.
Después de intenso bombardeo sobre las montañas de Gardez, la Operación Anaconda (porque rodea, estrangula y mata), fue catalogado por el Pentágono como un gran éxito. Dicen que mataron a “cientos” de Al Qaedas y Talibanes, (ahora los ponen en la misma bolsa) pero no encontraron los cadáveres. Los afganos dicen que se escaparon casi todos atravesando el cerco americano. Pero cómo se puede creer a esos zaparrastrosos en vez de a un general tan serio y bien vestido.
Han llegado en los últimos meses muchísimos argentinos al sur de California. Muchas parejas jóvenes con hijos o no y otros más maduros, todos huyendo del desastre. Les deseamos buena suerte y hacemos votos para que la comunidad argentina se vuelva más humilde y solidaria. Ya no somos los “europeos” de Sudamérica, estamos en el sexto lugar en economía, y la educación y la seguridad, tanto social como jurídica, no le provocan envidia a nadie.

Los argentinos son “vagos, estafadores, corruptos y ladrones” les dijeron representates del FMI a una comisión de obispos. Los obispos bajaron la cabeza y no contestaron porque es verdad, comentó después uno de los prelados.

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