Recordado por su legado y triunfos inolvidables.
Sin lugar a dudas que Pascual Pérez, “Pascualito”, fue un grande del boxeo argentino que se destacó a nivel internacional. Este peso mosca, que nació en Tupungato, provincia de Mendoza, el 4 de enero de 1926, ganó todo, tanto en el terreno amateur, como a nivel profesional.
Pérez fue campeón en las Olimpíadas de Londres en 1948, para luego consagrarse campeón mundial ganándole al púgil japonés Yoshio Shirai en Tokio. Pérez realizó nueve defensas de su corona entre los años 1954 y 1960 y es el único peleador argentino hasta la fecha en haber logrado ser campeón olímpico y mundial. Pascualito voló muy alto en el firmamento boxístico internacional.
Debutó como amateur en enero de 1944 e hizo 125 combates ganando 16 campeonatos. Dos meses después de su debut ganó el Campeonato Mendocino de Novicios. En ese mismo año, la Federación Mendocina de Boxeo debió pagar a su padre lo necesario para contratar un peón rural que pudiera reemplazar a Pascualito en los trabajos de la viña como condición para otorgarle la autorización legal exigida por las normas por la patria potestad. Sus padres siempre mantuvieron una actitud reticente ante la afición de Pascualito por el boxeo, y éste hasta llegó a inscribirse con el nombre de Pablo Pérez para no ser descubierto. En 1946 y 1947 ganó los campeonatos mendocino, argentino y latinoamericano. En 1948 triunfó en el torneo de selección de la representación olímpica argentina.
Se hizo profesional en 1952, terminando con palmarés de 84 victorias, 7 derrotas y un empate con 57 combates ganados por nocaut. Estos palmarés lo ubican en el selecto grupo de peleadores que han obtenido más de 50 nocáuts en el campo profesional y está considerado como uno de los tres pesos moscas más importantes (los 48 kilogramos) junto a Miguel Canto y Jimmy Wilde. También junto a Carlos Monzón se consideran los dos mejores peleadores que ha dado el boxeo argentino.
“Pascualito” realizó su carrera profesional dirigido por Lázaro Koci, quien también era manager de José María “El Mono” Gatica y quien reorganizó el boxeo profesional argentino.
Se pactó una pelea en Buenos Aires el 24 de julio de 1954 con el campeón mundial de la división, Yoshio Shirai, sin que estuviera en juego el título del japonés. Se hizo en el Luna Park a 10 asaltos con la presencia del presidente Juan Domingo Perón sentado en el ringside. El combate terminó empatado y resultó un acontecimiento extraordinario en el país, porque fue la primera vez un boxeador profesional argentino no era vencido por un campeón mundial. El empate obligó a que se pactara una revancha, como era la norma en casi todo el boxeo mundial por entonces, esta vez con el título en juego.
Cuatro meses más tarde volvieron a enfrentarse en el Estadio Korakuen de Tokio el 25 de noviembre de 1954 a 15 asaltos. El argentino venció al japonés ampliamente por puntos, en decisión unánime, luego de haberlo tumbado en el segundo asalto y otra vez en el 12°.
En los siguientes seis años “Pascualito” realizó 30 combates, pero solo ocho de ellos fueron defensas del título y uno, un intento por reconquistarlo. Falleció muy joven, a los 50 años, el 22 de enero de 1977.
Es parte del Salón de la Fama Internacional donde fue incluido en 1995. Esto nos demuestra que aún después de su muerte el boxeo internacional bien recuerda a ese grande del boxeo, un grande de talle pequeña (medía menos de 5 pies).
Pascual Nicolás Pérez, “Pascualito,” fuiste un grande. Gracias en nombre del boxeo mundial.
Un gancho y nos vemos en la próxima de Nocaut. ¤