El 2018 será recordado como “el año de los cuadernos”. Sin dudas hay un antes y un después en la historia nacional, porque durante el pasado mes de agosto salieron a la luz hechos de corrupción de una magnitud nunca vista.
Todo comenzó debido al despecho de una señora que quiso vengarse de su ex pareja, que era el conductor del automóvil que utilizaba uno de los principales funcionarios de los gobiernos kirchneristas. Este recaudador era una pieza fundamental de una supuesta asociación ilícita encabezada por dos ex presidentes argentinos, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, quienes estuvieron en el poder durante 12 años y como creían que se eternizarían en el sillón presidencial, se dedicaron a robar los fondos públicos a través de coimas, sobornos, retornos o como se quiera llamarlos. La escala de los ilícitos es inimaginable y obscena.
Lo más increíble de esta historia es que el mencionado chofer, Oscar Centeno, tenía como hobby anotar todo lo que hacía diariamente en su trabajo, en cuadernos sencillos y comunes. Y todo significa “todo”: dónde iba, a quién llevaba, y especialmente los millones de dólares y euros que transportaba junto a sus jefes… en bolsos.
“Por primera vez, los rumores se pudieron comprobar. Existió realmente una banda organizada para recaudar miles de millones de dólares de la gran obra pública”
Centeno llevaba un detallado, minucioso y curioso registro de su accionar diario, donde figuraban fechas, horarios, direcciones, nombres… “todo”. Incluso sacaba fotos y filmaba videos con su celular. ¿Por qué lo hacía? No hay una explicación racional para eso. Lo más probable es que fuera como una carta oculta para eventualmente chantajear a los que fueron sus jefes. Porque Oscar Centeno, como hombre común y corriente, tuvo la lucidez de pensar que en algún momento los poderosos que se creían eternos e impunes en sus puestos podrían perder su poder y lo dejarían abandonado a su suerte. Algo que, efectivamente, sucedió.
Otra vez, el periodismo
Por suerte, el contenido de esos cuadernos llegó a la justicia a través de periodistas del diario La Nación y a partir de ese momento se desencadenó la cacería de corruptos más grande de la historia argentina. Esto es algo que recién empieza, y que nadie sabe a ciencia cierta dónde va a terminar.
Los hechos indican que casi todo lo que figura en los cuadernos de Centeno es verdad. Las fechas, los bolsos repletos de dólares, las direcciones, los transportistas y entregadores de coimas... Ya hubo un tendal de arrepentidos. Por primera vez, los rumores se pudieron comprobar. Existió realmente una banda organizada para recaudar miles de millones de dólares de la gran obra pública a través de coimas que provenían de contratos millonarios de todos los rubros imaginables: transporte terrestre, aéreo y marítimo, energía, hidrovías, caminos, rutas, etc., y hasta por intermedio de una embajada paralela montada en la República Bolivariana de Venezuela.
La Justicia investiga
El fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío están tirando del hilo y cada día, a cada hora, aparecen sorpresas increíbles.
“Hasta este momento hay varios ex funcionarios del más alto nivel presos por esta causa, así como varios ejecutivos de empresas que reconocieron haber pagado coimas”
Lo más trágico para la sociedad es descubrir que los jefes de esa banda fueron los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner y que los más altos dignatarios del estado dedicaron gran parte de sus días, durante muchos años, a exigir y transportar coimas millonarias en dólares y euros. Hasta este momento hay varios ex funcionarios del más alto nivel presos por esta causa, así como varios ejecutivos de empresas que reconocieron haber pagado coimas, y una cantidad impresionante de altos dirigentes de empresas privadas que se acogen al sistema del “arrepentido”. Bajo esta figura legal hablan sin parar, reconociendo haber pagado coimas para conseguir contratos en las fechas y direcciones anotadas por el chofer Centeno. Todo para no terminar con sus huesos en la cárcel.
Esto es algo inédito en la historia argentina, aunque resulta demasiado común en Latinoamérica.
“Es como si Sherlock Holmes hubiera descubierto al asesino en la cubierta del Titanic, luego de que el transatlántico fuera perforado por el iceberg”
El presidente argentino, Mauricio Macri, estimó en una reunión de gabinete que el monto total robado por los dos presidentes kirchneristas alcanza la increíble suma de $200 mil millones de dólares a través de los 12 años que estuvieron en el poder y como cabezas de esa asociación ilícita. Aparentemente, unos $3 mil millones se metieron en los bolsos, y el resto... quién sabe dónde está.
Sherlock Holmes en el Titanic
Si este escándalo institucional hubiera salido a la luz en una sociedad normal, estable, con reglas claras y potencialidad de desarrollo, en un período de prosperidad económica o mínima estabilidad, habría sido algo muy positivo. Pero la historia de los bolsos llenos de dólares transportados en autos, aviones, camiones y enterrados en bóvedas o conventos se conoce en medio de la tormenta, cuando lo peor está por venir.
Para explicarlo en perspectiva, es como si Sherlock Holmes hubiera descubierto al asesino en la cubierta del Titanic, luego de que el transatlántico fuera perforado por el iceberg. Es decir, en el peor momento concebible, cuando todos corren a los botes intentando salvarse.
Los cuadernos aparecieron justo cuando no hay un rumbo económico preciso y el país se dirige hacia un iceberg, de frente y a toda máquina.
En la Argentina no existe moneda y mucho menos precios. Toda la actividad nacional se maneja de acuerdo a la cotización diaria del dólar. Si el dólar sube, inmediatamente suben los precios en pesos. Sin embargo, si baja el dólar, los precios se mantienen, jamás bajan. Es una constante muy argentina, producto de la estúpida “viveza criolla”.
Para ser gráficos: el costo de la canasta básica para jubilados es de $21.000 pesos, pero casi el 70% de los abuelos no llega a cubrirla, porque cobra apenas unos $8.000 pesos. Y son millones. Por otra parte, la recesión avanza a pasos agigantados con ventas que caen aceleradamente, hay cierres de fábricas, despidos masivos, y se generan muy pocos empleos, la mayoría de baja calidad.
Una disyuntiva sin solución
Entonces, el ciudadano común se encuentra ante una disyuntiva espantosa: los gobiernos anteriores se robaron todo. El último vicepresidente, Amado Boudou, está preso por haber intentado quedarse con la única imprenta de moneda privada. Un robo de proporciones bíblicas. A la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner le allanaron sus domicilios en búsqueda de los bolsos repletos de dólares, y se demanda su desafuero del senado nacional, para que sea enjuiciada y eventualmente detenida.
“Si el dólar sube, inmediatamente suben los precios en pesos. Sin embargo, si baja el dólar, los precios se mantienen”
Por su parte, el gobierno actual, en lo económico, no sabe para dónde va. Lo único que se conoce a ciencia cierta es que todos los ministros del rubro económico son incompetentes. Desde hace casi tres años están prometiendo “brotes verdes”, mejoras en “el segundo semestre” y lo único que lograron fue ajuste, aumentos, recesión y pobreza en aumento.
Para colmo de males, en apenas un año habrá elecciones presidenciales. Y la verdad es que no hay una sola opción esperanzadora a la vista.
A la fecha, solo se puede elegir entre lo malo… y lo peor. Y el iceberg cada vez está más cerca. ¤