Los años pasan, la desazón persiste. Argentina, un país corrupto

Es muy triste y desolador describir la situación actual de la Argentina, porque fue y es un país donde la corrupción se encuentra enquistada en todos los niveles, y la sociedad aún no ha encontrado la forma de extirparla.

Ante el asombro de una población empobrecida y desilusionada, los medios de comunicación muestran día a día el descubrimiento de hechos de corrupción que cruzan los límites de lo soportable, porque son de una magnitud difícilmente comprensible para la mayoría de los ciudadanos. Son obscenos, ilógicos, irracionales. Tanto, que el término codicia quedó desactualizado, porque no llega a explicar cabalmente lo que sucede. Quizás habría que hablar de codicia extrema, codicia astronómica” o tal vez de codicia infinita.

“Infinidad de autos, mansiones por todos lados, millones y millones de dólares en efectivo, aviones privados, yates y hasta un zoológico privado, todo obtenido ilegalmente”

Todo el tiempo se destapan fortunas de ex contratistas del estado, ex funcionarios de alto nivel (por ahora solo alcanza a miembros de los ex gobiernos kirchneristas-cristinistas que gobernaron el país durante 12 años), y últimamente a varios gremialistas.
¿Cuántos autos se necesitan para ser feliz? Al parecer no existen límites. Durante las últimas semanas se vieron desfilar en fila india, (como en el caso del sindicalista-ingeniero Marcelo Balcedo, con un posgrado en los Estados Unidos) autos increíbles, tan exclusivos que solo los fanáticos de los automóviles sabían que existían. ¿Ejemplos? Un Mercedes-Benz SLR McLaren de un millón de dólares, una Ferrari California de 250 mil dólares, un Porsche Panamera de 380 mil dólares... y la lista es interminable. Estos autos los tenía en su finca El gran Chaparral de Uruguay, un lugar de película, enorme, con un lujo desbordante, obsceno.
Paradójicamente, el ingeniero Balcedo era el jefe del SOEME (Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación), o sea, representante de trabajadores que se caracterizan por percibir bajos sueldos. Este sujeto con estudios impresionantes, sus testaferros y familiares, acumularon fortunas inimaginables. De hecho, la incautación de dólares y euros escondidos en las cajas de seguridad del Uruguay es la más grande de nuestra historia. Muchos aseguran que el Chevrolet Camaro que le encontraron no es cualquier Camaro, sino una edición especial llamada Bumblebee, por el vehículo de la saga Transformers. ¿Su precio? Apenas 95 mil dólares. Dicen que el ingeniero compró este automóvil porque su hijito le dijo: “Papa, quiero ir al colegio con el auto de los Transformers”. Sí, aunque parezca exagerado, esto es verdad. Este sindicalista, representante de obreros pobres, gastó casi cien mil dólares para satisfacer los caprichos de su niño. Le encontraron infinidad de autos, mansiones por todos lados, millones y millones de dólares en efectivo, aviones privados, yates y hasta un zoológico privado, todo obtenido ilegalmente.

Codicia sin límites
Esto hace que los argentinos de a pie se pregunten azorados: ¿cuál es el límite de la codicia de estos sujetos? Al parecer no existe, es infinito. Todos fueron iguales. Sindicalistas, funcionarios, empresarios… todos se caracterizaron por acumular, acumular y acumular fortunas gigantescas y artículos de lujo en forma irracional. A pesar de que ninguno de ellos podría utilizar o gastar todo eso en lo que les queda de vida, acumularon y acumularon.
Lo más desesperanzador es que el ingeniero Balcedo es uno más de la lista de los gremialistas detenidos por robo, fraude, asociación ilícita y extorsiones tan mafiosas que se relacionan con muertes de opositores y/o denunciantes y con el tráfico de drogas.
A la encarcelación de Balcedo la precedieron otros sindicalistas como Omar “Caballo” Suarez (uno de los preferidos de la ex presidenta Cristina Kirchner) y el dirigente de la UOCRA seccional La Plata Juan Manuel “Pata” Medina, aunque ya hay varios más en la lista de sospechosos. Algunos mencionan a Pablo Moyano (Camioneros) y Víctor Santa María (secretario general del sindicato de porteros y encargados de edificios). Habrá que ver si son corruptos o no. ¿Y el resto de los sindicalistas? Por ahora están temblando de miedo. Rezando para que no los investiguen.

Corrupción en todos los estratos
Ex ministros, ex secretarios de estado, un ex vicepresidente, ex empresarios, ex sindicalistas… la lista de delincuentes presos es abrumadora.
Pero también salió a la luz que no solo los funcionarios de alto nivel que están presos exigían coimas. Los sindicalistas detenidos también extorsionaban. El “Pata” Medina era el dueño y señor de toda obra, construcción de edificios, caminos, plazas y calles de la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. Su ambición desmedida había detenido la construcción de casi todos los proyectos de construcción de esa ciudad. A ver si se comprende: pedía coimas tan elevadas que evitó que se continuara construyendo, ya que los dueños de las empresas constructoras no podían soportar que les exigieran coimas desde arriba, desde los costados y desde abajo.
Eso nos lleva a pensar ¿qué tipo de empresarios tenemos los argentinos? Sin mayores pruebas, solo por el accionar de estos delincuentes, se podría deducir que ningún empresario importante en la Argentina hacía “negocios”. En realidad, se veían obligados a aceptar “negociados”. Aunque la pregunta precisa es: ¿Hacían, o todavía hacen? Porque todos los días aparecen casos nuevos. Por ejemplo, el de toda la cúpula de la UOCRA de la ciudad de Bahía Blanca, que también fue detenida por extorsión, asociación ilícita y lavado de dinero.

“¿Qué tipo de empresarios tenemos los argentinos? Sin mayores pruebas, solo por el accionar de estos delincuentes, se podría deducir que ningún empresario importante en la Argentina hacía 'negocios'. En realidad, se veían obligados a aceptar 'negociados'”

Pero eso no es todo. Como la famosa “grieta” que divide a la sociedad argentina entre kirchneristas-cristinistas y macristas se agiganta día a día, desde todos lados se están sacando a relucir acciones poco claras. Un ejemplo: se dio a conocer un audio del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, insultando a una empleada doméstica. Pero a partir de ese hecho se fueron conociendo otras cosas inquietantes, como que el ministro públicamente critica el trabajo “en negro” mientras que tenía a su empleada trabajando en esas condiciones, es decir, sin registrarla adecuadamente ante la AFIP y por ende a su propio ministerio. Además, este ministro colocó a varios de sus parientes en puestos importantes del gobierno e hizo ingresar a su ex empleada doméstica en el SOMU, el sindicato de Omar “Caballo” Suárez, excelso extorsionador de todo empresario relacionado con el comercio marítimo y portuario.
Y hay más: el juez Rodolfo Canicoba Corral, que está a cargo de la intervención supuestamente para realizar una limpieza ética de ese sindicato corrupto, a su vez avaló la designación de su cuñado y del hijastro de su amigo Guillermo Scarcella en la Obra Social del Personal Marítimo (OSPM). Y como frutilla del postre, Sergio Ramiro Tejada, cuñado de su señoría, fue designado interventor de la obra social del SOMU.
Corrupción por un lado y nepotismo por otro. Nada bueno.

Y todo sigue como si nada
Hasta a la fecha nadie le pidió la renuncia al ministro Triaca ni juicio político al juez. Todo sigue como si no hubiera sucedido nada. Pero como realmente sucedió, los ciudadanos se desmoralizan, porque se enteran de estos hechos (¿anómalos?, ¿poco éticos?) por canales de televisión, redes sociales e Internet, mientras que las pesadillas cotidianas que los aquejan continúan agravándose, mientras que los trabajadores que tienen trabajo viajan como ganado, son asesinados por un celular, por un par de zapatillas, por un auto, por una moto o “porque sí”, y mientras que la inflación sube y los sueldos pierden poder adquisitivo.
Lo único que goza de excelente salud en la Argentina es la corrupción, la que nunca se detiene. Es costumbre, se encuentra internalizada. Más allá de los discursos, la Argentina fue y sigue siendo un país corrupto. ¤