Vicente Padula

Vicente Padula y Carlos Gardel

“Quiero morir en la tierra gaucha….”  Con estas palabras, Vicente Padula impresionaba a sus amigos de la pequeña comunidad argentina de la ciudad de Los Angeles de los años cincuenta. Y no eran solo palabras. El “gaucho” Padula, como lo llamaban, era fanático de todo lo argentino. Había desistido de comprar una casa en Los Angeles, prefiriendo comprar propiedades en el barrio porteño de Palermo.  Ahí tenía a su hermana y sus sobrinos. Ahí pensaba terminar su vida.  Pero Vicente Padula no pudo volver. Comenzando el año 1967 murió de septicemia en un hospital de Glendale, California, lejos de su Buenos Aires querido. A esa altura ya era un ilustre desconocido, y muy pocos difundieron la noticia. Hoy, sus últimos años siguen envueltos en el misterio. Por suerte, el residente local José Gleria- un gran amigo de Padula- todavía recuerda algunas cosas… Con su colaboración, El Suplemento les trae la historia de los últimos años de este notable actor argentino.


El actor argentino Vicente Padula será para siempre recordado como el personaje que aparece al lado de Carlos Gardel en muchas de sus películas. Luces de Buenos Aires, Melodía de Arrabal, Cuesta Abajo, y Tango en Broadway tienen a Padula en un rol  importante junto al Zorzal, todo un record. Y quizás el momento más   memorable es en Cuesta Abajo, cuando Gardel  canta “Mi Buenos Aires Querido” con Padula a su lado.
   Pero sería un error pensar que Padula le debe su fama a Gardel. Cuando Gardel lo conoce en Francia en 1931, Padula tenía una carrera ascendente, con varias películas filmadas en los Estados Unidos. De hecho, la oferta de viajar a Francia para actuar en “Luces de Buenos Aires” vino de la Paramount y no de Gardel. Pero la excelente relación con Gardel establecida en Francia tuvo como consecuencia que el Zorzal lo llamara desde Nueva York dos años después, para seguir trabajando con él. Esto derivó en un rol protagónico en Cuesta Abajo y Tango en Broadway. Estas dos películas, monumentales éxitos comerciales en el mundo hispano, sellaron su fama.
   La muerte de Gardel en 1935 dejó a Padula deprimido por varios años. Se queda en Argentina, trabajando poco. A partir de 1939 reaparece con todo en el cine mexicano.  Se hace popular en este país, que le da el sobrenombre “El Gaucho Padula”. Pero luego de algunos años filmando en tierra azteca, Padula intenta volver a su país. Ahí logra aparecer en dos películas, pero la tercera sufre demoras. Cansado de esperar, en 1951 se va a los Estados Unidos y nunca más trabajará en la Argentina. Es interesante notar que este éxodo de Padula coincide con el de Fernando Lamas y Carlos Thompson.
   En Los Angeles, tanto en cine como en televisión, Padula tuvo que conformarse con pequeños roles. Mientras las películas que filmó hoy están olvidadas, algunas series de televisión que tuvieron a Padula en algún capítulo hoy son recordadas con afecto. Ejemplos son I love Lucy (donde Padula, amigo de Desi Arnaz, logra aparecer en dos capítulos), Alfred Hitchcock Presents y The Show of Loretta Young. Estas participaciones no le trajeron fama ni gloria, pero sí suficientes ingresos para vivir bien.  
   Durante un tiempo, Padula vive en una casa de Brentwood con una novia alemana. Luego se separa, y se muda a un lujoso departamento de tres ambientes en Hollywood donde reside mientras invierte en Argentina.  Gleria hoy recuerda a Padula como un hombre simpático, muy culto (era ingeniero naval y hablaba cinco idiomas) y que le gustaba escribir cosas que hoy están perdidas. Mostraba con orgullo sus fotos con Gardel y con Rodolfo Valentino, actor que Padula había conocido en el Hotel McAlpin de Nueva York en los años veinte. Le gustaba tomar mate, y era seguidor de las viejas tradiciones de su clase social. Al igual que Gardel, siempre había muchos amigos y alguna mujer en su entorno. También al igual que Gardel, era un dandy que finalmente nunca se casó.
   A medida que avanzaban los años sesenta, Padula se empezó a sentir mal. “Estoy muy cansado….” solía decir. Como su situación no mejoraba, buscó ayuda médica… pero en Argentina. La información que le dieron los médicos argentinos aparentemente no fue alarmante, porque Padula se animó a volver a los Estados Unidos. Pero poco tiempo después tuvo que ser internado de urgencia en el Behrens Memorial Hospital de Glendale, donde murió en enero de 1967 de septicemia. Ningún medio local informó su muerte, a pesar de que tuvo una carrera digna aquí. En la Argentina, donde siempre se lo asoció con Gardel, solo aparecieron pequeñas notas. Hoy, los restos de Padula descansan en el Hollywood Forever Cemetery, cerca de los de su amigo Valentino. Justamente el hombre que le había recomendado venir a esta ciudad…  ¤

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  • Lalo Schifrin: Su Misión Imposible

    LaloUna cosa extraña sucede con Lalo Schifrin. Sabemos que compuso la música de Misión Imposible y las películas de Dirty Harry. Sabemos que sus logros en el ámbito de la música son muchos y variados, a tal punto que ya es una leyenda. De hecho, es el único argentino con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Pero sabemos tan poco de la vida del hombre...
    Schifrin es un músico de jazz y música clásica, y estos músicos no suelen recibir mucha publicidad, especialmente los que se dedican a tareas de bajo perfil como componer música para películas y series. Pero, por suerte, Schifrin ha compensado esto escribiendo una muy interesante autobiografía llamada "Mission Impossible: My life in Music" donde cuenta detalles de su larga vida. Los afortunados en conseguirla van a encontrar un libro lleno de sorpresas.
    Lalo nació en Buenos Aires en 1932. Su padre estaba en la banda del Teatro Colón, y de chico empezó a estudiar música clásica. Lalo reconoce que no tiene un buen recuerdo de los años de Perón. Había mucho autoritarismo, y el ambiente cultural donde él se movía no era favorecido. Para colmo le tocó hacer el servicio militar obligatorio... aunque por poco tiempo.

    Schifrin cuenta humorísticamente que, aunque se considera un jazzero, siempre corre peligro de ser “secuestrado” por los muchachos del tango moderno.

    Un dato interesante de esos años es que conoce a Jorge Luis Borges. Lalo atiende sus charlas, y se convierte en un verdadero fan. Lo menciona junto con figuras como Dizzy Gillespie como un personaje fundamental en su formación. Años después, va a nombrar su sello discográfico Aleph Records en homenaje al maestro.
    Sale del país por primera vez cuando consigue una beca para atender el prestigioso Conservatorio de París. En Francia empieza a trabajar como músico de jazz, y de esta manera conoce a Piazzolla, que le ofrece una participación en sus proyectos.
    Retorna a la Argentina en 1956, un país que con la caída de Perón había cambiado mucho. A tal punto que su música empieza a tener cabida en la televisión nacional. Justo cuando parecía que su destino era argentino, aparece Estados Unidos en el horizonte.
    ¿Cómo llega a Estados Unidos? Dizzy Gillespie, de visita en Buenos Aires, lo invita a trabajar con él. Una oferta imposible de resistir para cualquier amante del jazz. Así es que, con grandes ilusiones, Lalo llega a Nueva York en 1958. Y, como dicen acá... the rest is history.
    Schifrin nos cuenta su experiencia trabajando en Hollywood, y conociendo a personajes como Groucho Marx y Marlon Brando. Se hace muy amigo de Clint Eastwood, que le permite editar la banda sonora de Dirty Harry en su sello Aleph Records.
    El jazz lo lleva a los distintos rincones del mundo. Argentina sigue ocupando un lugar importante en sus planes, y Lalo visita el país varias veces. Por ejemplo, en su libro cuenta con orgullo su visita a la Casa de la Independencia, en Tucumán.
    En noviembre del 2012, para celebrar sus 80 años, su sello Aleph Records lanzó una caja de cuatro CDs que incluyen sus composiciones favoritas de más de 30 películas, más algunas piezas sinfónicas, de jazz y temas nunca antes editados.
    Hoy es un verdadero orgullo para nosotros que justo en frente del famoso Roosevelt Hotel... hay una estrella argentina. ¤

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