Cada vez que concluye un año y hacemos el acostumbrado balance de lo que nos dejó, como así también elaboramos las estrategias para seguir adelante en el que llega, nos decimos lo mismo: si en aquellos lejanos primeros días del siglo 21 alguien nos hubiese dicho que luego de 12 años íbamos a estar aquí, haciendo la revista con tanto entusiasmo y convencimiento como siempre, sinceramente no lo hubiésemos podido creer. Sin embargo, se termina el 2011 y aquí estamos, con las pilas puestas para emprender el 2012 con todas las ganas y esperanzas intactas.
Por supuesto, que la comunidad argentina del sur de California tenga su propio medio gráfico no depende sólo de los nombres que figuran en la columna del staff de El Suplemento, sino también –o quizás deberíamos decir, especialmente- de quienes nos acompañan mes a mes con sus anuncios, los suscriptores y los lectores que nunca nos abandonan.
Por eso, en esta editorial no queremos hablarles de las alegrías o penurias de nuestra Argentina, ni del declive de nuestra patria adoptiva, ni de crisis o resurgimientos, ni de estadísticas, pronósticos o declaraciones polémicas de nadie. Esta vez queremos simplemente darle las gracias de manera sincera y cariñosa a todos aquellos que hicieron posible El Suplemento, aún durante los tiempos más difíciles que nos ha tocado atravesar como comunidad desde que la revista está en la calle.
Gracias, amigos, por confiar en nosotros y apoyarnos.
Gracias a aquellos que nos acercan el dulce de leche y las Melbas, la yerba y el Malbec, los sanguchitos de miga, el Paso de los Toros y la Celusal. Gracias a ustedes, miles de argentinos que por estos lados mantienen vivo rituales como leer El Suplemento y al mismo tiempo tomar unos mates con bizcochitos de grasa.
Y no nos queremos olvidar de los maestros de la cocina criolla: aquellos que aminoran la nostalgia por las pastas de la abuela, los asados del viejo, las empanadas de doña Tota o la pizza de Banchero.
Desde ya muchas gracias también a las mujeres y hombres de leyes, quienes no sólo apoyan a la revista sino que resuelven los mil y un entuertos que nos toca enfrentar a todos alguna u otra vez. Lo mismo que a los profesionales que se encargan de nuestros impuestos y trámites de todo tipo, de quienes nos acordamos muy especialmente durante los primeros meses de cada año y hacemos trabajar a las apuradas durante marzo y abril.
Gracias al Sr. y a la Sra. Tijeras; no, no a los censores de la canción de Sui Generis, sino a aquellos que con mano experta nos dejan un poco más parecidos a George Clooney y un poco menos parecidos a Larry, el de Los Tres Chiflados. Y encima, gracias a innovadores ingredientes como el “esperma de ballena” transforman nuestros cabellos de alambre en rizos de seda, dando pie, durante las largas noches de trabajo en la redacción, a irremediables bromas que hacen de las mismas verdaderas sesiones de terapia de risa.
Ni qué decir de los brillantes profesionales de la salud, que dignifican la profesión y enaltecen las universidades argentinas; gracias, muchachos, no sólo por apoyar nuestra revista, sino también por ayudarnos a desatar los nudos del bocho cuando no encontramos la salida, por cuidar nuestra salud o recuperarla cuando la hemos perdido, o por ponerle fin a ese maldito dolor de muelas con un magistral tratamiento de conducto. Eso sí: a ver si en el 2012 le encontramos un sustituto al tan temido pero aún necesario torno.
Gracias también a los “pibes de los astilleros”, que le solucionan la vida a aquellos que se vuelven a la patria y deben confiar sus pertenencias a un container; lo que hasta no hace mucho era una pesadilla ustedes lo hacen un mero trámite.
Y ya que hablamos de viaje, qué decir de la gente de turismo, los que nunca nos dejan en banda y siempre encuentran ese asiento imposible en un vuelo lleno, y encima al mejor precio que se pueda conseguir.
Gracias también a nuestros artistas, tangueros o folcloristas, a las legiones del rock o los discípulos de Puccini o Brahms. A los actores y plásticos, cineastas y artesanos y poetas. Que la llama del espectáculo, el entretenimiento y el arte siga viva en el 2012.
Muchas gracias a nuestra Asociación Argentina, ícono de la unión de los argentinos y latinoamericanos en el sur de California, centro de encuentros y festejos, de bailongos, tradición y cultura.
Finalmente, un agradecimiento especial a los lectores, a aquellos que confiesan esperar ansiosamente la salida de El Suplemento, y a los ocasionales; a los que no conocemos personalmente y a los que mes a mes hacen la revista con nosotros desde el correo de lectores.
A todos ustedes, a los amigos conocidos y por conocer, muchas gracias y felices fiestas para todos. ©