No se necesita ser un vidente o mentalista para vaticinar lo que nos espera en el próximo año. Aquí enumeramos los que a nuestro juicio serán los rasgos que definirán el 2012
Sin dudas, al finalizar el 2012 se habrán descubierto nuevas vacunas, remedios y tratamientos para la cura de algunas enfermedades. Es más que probable que alguno de los genios emprendedores que pululan por Silicon Valley invente nuevos equipos tecnológicos que nos maravillarán y conectarán con amigos, conocidos y parientes de todo el planeta. Las redes sociales seguirán expandiéndose geométricamente.
Hay firmes indicios de que se descubrirán nuevos yacimientos de petróleo, gas y minerales, sobre todo en los subsuelos oceánicos. La producción de alimentos aumentará para satisfacer la demanda de una población humana hambrienta, en enorme crecimiento y con capacidad económica para comprarlos.
Caerán gobiernos tiránicos a través de protestas y revueltas sociales y la democracia poco a poco irá tiñendo casi todo el mapa mundial.
Estas son, sin duda, las buenas noticias.
Sin embargo, en lo que se refiere al bienestar económico, el futuro no es tan prometedor. Nadie medianamente informado apuesta por un mejor año para la humanidad y el planeta en este sentido. Es de público conocimiento que se prevén severos ajustes que traerán aparejados mayor desocupación, aumento del costo de vida, y recortes en los beneficios sociales, de salud, vivienda y jubilaciones. Esto, si bien sucederá en todo el mundo, la novedad es que los nubarrones de tormenta también afectarán a la mayoría de los habitantes de países europeos, más unos cuantos desarrollados de otras áreas, y esto sí que es algo atípico, porque las privaciones materiales casi siempre recaían sobre las poblaciones del tercer mundo o países subdesarrollados, eufemísticamente denominados “países emergentes”.
Hay que señalar que estas restricciones solo afectarán a los sectores populares y más vulnerables: los que están mal, estarán peor; los que están medianamente bien, casi con seguridad pasarán a integrar las filas de los que están mal. Lo único seguro es que los que están super bien… estarán recontra super bien.
Billonarios, banqueros, operadores financieros e integrantes de “los mercados” de todo el mundo, una vez más, verán incrementar sustancialmente sus ingresos, como sucede desde hace décadas.
En los Estados Unidos, por ejemplo, este selecto grupo de elegidos (unos 152 mil estadounidenses) viene acrecentando sus ganancias y participación de la riqueza ininterrumpidamente desde 1970. Y sin dudas el 2012 los encontrará en la vereda donde siempre da el sol.
Lo más curioso es que esto no es un secreto. Es público y notorio. Sólo hay que leer o escuchar atentamente.
The Washington Post publicó el 18 de junio pasado que el 10% más rico de la población de los Estados Unidos tiene casi los mismos ingresos que el resto de la población trabajadora del país (aproximadamente 137 millones de personas). Con un promedio de ingresos anuales de 5.6 millones, los millonarios aumentaron su riqueza en más de un 385% desde 1970 hasta la fecha. Mientras, el resto de la población, que representa el 90% restante, ha visto caer su poder adquisitivo en el mismo período. Ya se sabe que los ricos son cada año más ricos mientras que los pobres se empobrecen cada día más.
Ahora está por suceder lo impensable: varios países de la Unión Europea sentirán toda la fuerza del ajuste el año que viene. Los nuevos gobiernos derechistas y tecnócratas de Rajoy en España, Papademos en Grecia, Monti en Italia, Cameron en el Reino Unido y Pedro Passos Coelho en Portugal auguran muchas amarguras y sufrimientos para la gran mayoría de los ciudadanos de los países que gobiernan.
En Argentina, el panorama no se presenta mucho mejor. La quita abrupta de los subsidios al transporte (colectivos, subtes y trenes) y servicios públicos (luz, agua y gas) impactará muy fuertemente en los bolsillos de los sectores medios.
La mayor esperanza para revertir este ajuste monumental reside en la protesta de los jóvenes indignados que están floreciendo en varios países. Ya se ha visto que con la herramienta más importante en manos de la ciudadanía, el voto, lo único que se logra es el cambio de actores, dado que al asumir los nuevos mandatarios se olvidan de sus promesas y vuelven a interpretar el mismo papel que sus antecesores. Y si bien todos ven con beneplácito que sean derrocados los tiránicos gobernantes de países de Medio Oriente y África, no sucede lo mismo cuando los mismos hechos ocurren en democracias occidentales.
Curiosamente, en las últimas semanas los mercados produjeron dos golpes de estado y nadie se dio por enterado. El mundo no se alteró, no se produjeron manifestaciones de repudio en ningún lugar, es como si nada hubiera pasado.
Pero lo concreto es que tanto en Grecia como en Italia asumieron tecnócratas impuestos por ¡los mercados! sin el voto popular. Estos dos casos demuestran que los mercados le ganaron a la democracia.
Los nuevos Primeros Ministros no elegidos por el pueblo, Papademos y Monti, aplicarán ajustes despiadados para tranquilizar a los mismos mercados que los impusieron a la fuerza. Obviamente, estas restricciones solo afectarán a estudiantes, trabajadores de clase media o baja, jubilados, pensionados, desocupados y excluidos. El 2012 no será color de rosa para todos.
Lo más preocupante es que esta metodología de dictadura de los mercados podrá volver a aplicarse en otros países supuestamente democráticos, occidentales y civilizados. ©