EDITORIAL • Septiembre 2011

En estas últimas semanas, el escenario político argentino se vio alterado por las elecciones municipales y provinciales en distintos puntos del país, como así también por las Primarias Abiertas realizadas a nivel nacional. Si alguna conclusión podemos extraer de los resultados, es que si bien el proyecto iniciado por Néstor Kirchner en el 2003 y continuado hoy por su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, es resistido por buena parte de la población, la oposición carece de líderes, cohesión, ideas y espíritu patriótico como para aprovechar el descontento de millones de compatriotas.
Un buen indicio de esto es lo sucedido en la Ciudad de Buenos Aires, en donde unas semanas antes el actual jefe de Gobierno, el derechista Mauricio Macri, logró su reelección derrotando al candidato oficial y a varios otros hasta entonces pesos pesados de todos los espectros ideológicos de la política argentina. En esa misma ciudad y tan solo unos días después, el macrismo pasó sin pena ni gloria en las recientes primarias abiertas, en donde ni siquiera presentó candidatos, ya que Macri se decidió a buscar su reelección en la ciudad sin presentar un proyecto a nivel nacional, lo que demuestra que el PRO es él y que carece de cuadros de importancia. En el mismo distrito en donde el candidato oficial Daniel Filmus había sido ampliamente superado por Macri, la presidenta de la Nación obtuvo un cómodo triunfo en las primarias. ¿Cómo es posible que el mismo pueblo que en el mes de julio votó el proyecto (o en realidad, la falta de proyecto) del macrismo, le da una cómoda victoria al kirchnerismo tan solo unas semanas después?
Mauricio Macri no es un líder carismático, no cuenta con un plan de gobierno estructurado, pocos lo asocian con la decencia y el sentido del patriotismo que tanto clamamos necesitar, y encima el balance de su trabajo como jefe de Gobierno porteño es pobrísimo. Pero es un líder, y hacía mucho tiempo que la derecha buscaba un líder propio, y no prestado, como terminó siendo Carlos Menem. Sin embargo, su proyecto se limita a los límites de la ciudad, y su partido no cuenta con estructura nacional.
Descartado Macri, los muchachos y muchachas de la oposición se encargaron de hacer lo mejor que saben hacer: pelearse entre ellos, boicotear alianzas razonables (UCR- Socialismo-Coalición Cívica, por ejemplo) y propiciar otras impensables (Alfonsín-De Narváez). A la oposición le sobró caciques, pero le faltó líderes y por sobre todo, propuestas.
Más allá de las penurias ajenas, una buena parte del electorado premió al Gobierno por sus muchos aciertos (la estabilidad económica en un mundo temblequeando es de resaltar) y perdonó sus errores y pecados. Con ninguna otra figura política importante en el horizonte, la reelección de CFK en los próximos comicios está hoy más cerca que nunca de consolidarse.
Por esta parte del mundo, aunque cueste creerlo, la situación política está más convulsionada que en Argentina y la incertidumbre económica alcanza proporciones temibles. Pasado el huracán político-financiero que casi lleva al default a la (todavía) principal economía del mundo, nos encontramos a la expectativa de ver hacia dónde vamos y cómo salimos de este pantanal. Será interesante ver, además, si tal refriega en el Congreso terminó desgastando al presidente Barack Obama, o si, por el contrario, sale fortalecido de la batalla.
Si algo habrá que endilgarle al presidente es su ingenuidad, a estas alturas, imperdonable. Obama se mostró públicamente sorprendido por la actitud intransigente y egoísta de los miembros del Tea Party republicano, un grupo ultra conservador que jugó hasta último momento con desestabilizar al gobierno nacional sin medir las consecuencias que esto le estaba acarreando al país, o, peor aun, conociendo muy bien las consecuencias pero priorizando los intereses sectoriales.
Nuevamente, los sectores más reaccionarios de la política y las finanzas de este país han demostrado que para ellos la férrea ideología y sus negocios tienen prioridad sobre el bienestar del pueblo estadounidense y los intereses de la Nación.©