Con este cuadro se inicia una nueva era para la historia de la pintura.
En él, Picasso desarrolló nuevas relaciones entre los cuerpos y el espacio en la superficie, en la que no habrá una interpretación racional, colocándose de esta manera en la vanguardia. Los elementos formales de la superficie son recortados por líneas, lo que hace que se penetren y se separen.
En "Las señoritas de Aviñon", cuadro rehecho por lo menos dos veces y nunca terminado, Picasso en vez de apoyarse en el color como lo hacían los fauves (1), lo hace en la forma, estructurándola libremente a través de un equilibrio dinámico de los vigorosos planos plásticos, amplios y sintetizadores.
La imagen parece esbozada, cortada, incisa en el espacio como parte de él, que se hace materia sólida.
Luego de ser vista por sus amigos, la tela quedará durante trece años vuelta contra la pared en el estudio de Picasso. Será reproducida por primera vez en 1925 en "Revolución surrealista".
Los desnudos de la izquierda se yerguen fijos como maniquíes de grandes ojos calmos. Los cuerpos rígidos tienen un modelado estrechamente redondeado. Son de color carne, blanco y negro. A la derecha, en primer plano, hay una figura agachada junto a otra en pie y delante de ésta se encuentra un frutero. A diferencia del estilo del resto del cuadro, estas formas no están modeladas en profundidad por medio del claroscuro, sino casi a escuadra, con ángulos agudos. Los colores son un azul muy bello y amarillo puro al lado del blanco y negro puros.
No estamos en la ilusión de la forma producida por medio del claroscuro, sino la demostración de la tridimensionalidad gracias a un dibujo trazado sobre la superficie plana.
Les Demoiselles D’Avignon es el comienzo de las soluciones plásticas que marcan el punto de partida de las investigaciones cubistas.
(1)Movimiento pictórico de 1905/08 que se destacó por el uso de gamas cromáticas y agresivas. La denominación en francés significa: las fieras. Entre sus cultores recordamos a Matisse, Vlaminck, Derain, etc. †