El refrán es una sentencia que se repite tradicionalmente en forma invariable. Puede decirse que es un dicho breve aunque hay excepciones, que encierra una doctrina, un consejo, una moralidad, una inmoralidad o una circunstancia notable.
Refrán viene del francés refraín que significa palabras repetidas.
Los refranes contendrían siempre una verdad o una mentira, pero sobre el concepto de verdad, un refrán nos dice: “La verdad absoluta no existe y esto es absolutamente cierto”.
Creemos que algún día se hará una enciclopedia de los refranes, si no se la ha hecho ya. Sirvan entonces estas notas, para cotejar o completar la lista de los mismos.
Los refranes pueden ser cortos y concisos como: “De tal palo, tal astilla”, o largos y muy largos. En ese caso tenemos: “Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe”.
Pueden ser muy refinados, como: “Si realmente la inocencia valiera, ya todos la hubiéramos vendido”, o por el contrario vulgares, así: “Siempre que llovió, paró”.
También encontramos los que tienen rima consonante entre las dos partes, como: “A Dios rogando y con el palo dando”, o rima asonante: “Al que madruga, Dios lo ayuda”, o sin ninguna rima, como es el muy relacionado con el anterior: “No por mucho madrugar se amanece más temprano”. Otra versión nos dice “Para prosperar, madrugar”.
La mayoría de los refranes son anónimos, dichos repetidos cuyo autor se perdió. Pero eatán también los que conservaron autoría. Todos los que hasta ahora venimos diciendo son anónimos.
Aquellos en que el autor sea conocido, luego del refrán pondremos al autor entre paréntesis. Así: “Mientras que el corazón tiene deseos de imaginación, conserva ilusiones”. (Chateaubriand)
Además encontraremos algunos muy antiguos: “El infortunio es una lazo que une a los hombres” (Esquilo 525-456 a. C.)
También el que surgió de la bárbara ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”
Jesús de Nazaret contestó a los que lo querían perder: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
En la “Historia de Alejandro Magno”de Quinto Curcio Rufo encontramos dos proverbios muy extendidos entre los bactrianos. El primero dice: “El perro tímido ladra con mas fuerza que con la que muerde”, que se simplificó indudablemente en: “Perro que ladra, no muerde”. El segundo afirma que “Los ríos más profundos se deslizan con el mínimo de ruido”.
Más recientes encontramos: “El cielo se gana por favores, si fuera por mérito, Ud. se quedaría afuera y su perro entraría.” (Mark Twain )
En ese gran poema argentino “Martín Fierro” de José Hernández, que ha sido traducido a todos los idiomas, menos al sánscrito y al griego antiguo, encontramos en boca de sus personajes un sinnúmero de refranes que iremos dando paulatinamente
Así nos encontramos con “Cuando la hambre siente, el hombre le clava el diente a todo lo que se mueve”, por eso “Todo bicho que camina va a parar al asador”, porque “El hombre en su acomodo es el que sabe llorar y es el que se come a todos”.
Hasta aquí llegamos hoy. Será hasta la próxima. Y no olviden que “Piano, piano, se va lontano”.