La motivación es clave para vencer a la inacción
Nos pasa a todos; algunos días no encontramos la motivación necesaria para empezar a hacer ejercicio. Más allá de impedimentos de la vida diaria, que van desde laborales hasta ambientales, y desde asuntos familiares hasta problemas de salud, a veces simplemente carecemos de la imprescindible estimulación para comenzar a movernos, o debemos luchar contra eso a lo que en Argentina llamamos “fiaca”.
Por eso, para minimizar los riesgos de elegir el sillón reclinable y Netflix por sobre las pesas o la colchoneta para ejercicios, tenemos que encontrar y recurrir a lo que nos motiva. Y esa motivación puede cambiar de un día a otro.
Motivación extrínseca VS motivación intrínseca
En el campo del entrenamiento físico reconocemos dos formas de motivación: la extrínseca (o externa) y la intrínseca (o interna).
La motivación extrínseca se da cuando el cambio de comportamiento se debe a recompensas o castigos externos. En este caso, uno encuentra el impulso para ejercitarse en objetivos como perder peso para satisfacer las demandas de su pareja, tonificar los músculos para lucir mejor en el verano, o por seguir las indicaciones médicas, por ejemplo. El problema con la motivación extrínseca es que generalmente se desvanece una vez que hemos alcanzado determinado objetivo, o simplemente nos aburrimos a mitad de camino o nos cansamos de seguir los lineamientos planteados para nuestro ejercicio físico.
La motivación intrínseca se da cuando uno se dedica a realizar una actividad por la satisfacción inherente al caso, cuando realmente disfrutamos del proceso de hacer ejercicio; uno no necesita una meta determinada ni una recompensa externa, hacemos ejercicio porque nos gusta y obtenemos una satisfacción personal por ello, porque nos hace sentir bien y sabemos que es beneficioso para nuestra salud física y emocional.
Las personas intrínsecamente motivadas tienden a perseverar en sus metas por más tiempo porque las logran por sí mismas, no porque alguien más les haya dicho que tenían que lograrlas. Sin embargo, una motivación extrínseca puede ayudar a comenzar un cambio de comportamiento cuando la motivación intrínseca no basta, como, por ejemplo, llamar mañana mismo a un entrenador personal porque un amigo compartió con nosotros el contacto, o porque como regalo de cumpleaños nos pagó un mes de gimnasio.
La mayoría de nosotros normalmente utiliza ambas formas de motivación, aunque algunas personas están mayormente motivadas sólo por uno u otro tipo.
Por esto es fundamental encontrar una forma de ejercicio físico que realmente nos guste hacer, explorar la significativa importancia de nuestro programa de entrenamiento, y también establecer metas claras y realistas.
Carlos A. Bracuto
Entrenador Personal (Personal Trainer) con especialización en Adultos Mayores y Brain Fitness.
Coach certificado en Prevención de Caídas para Adultos Mayores.
Maestro de yoga y tai chi chuan.
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