¿Qué le espera a Argentina?
La prensa local está bombardeando a los argentinos con noticias relacionadas con el acuerdo que parece venirse entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional.
Más allá de que muchos argentinos prefieren no pensar en la deuda nacional y su pago, los que tratan de entender lo que se viene se sienten algo frustrados, porque la información no es muy clara y, además, persiste la sensación de que este gobierno -por distintos motivos- no va a poder cumplir las cosas que firma. Aquí analizamos las razones.
Para comenzar, debemos aclarar algo: el gobierno argentino, por lo demostrado en sus dos años de gestión, no está muy interesado someterse a la disciplina fiscal que sería parte de cualquier acuerdo con el Fondo. Pero el premio es grande. Con un acuerdo, va a poder patear los vencimientos de la deuda que le debe al Fondo hasta dentro de dos años, evitando una crisis financiera que puede afectar la gobernabilidad. De esa manera, piensan llegar a las elecciones del 2023, incluso con alguna chance de ganar, porque se supone que los próximos dos años van a ser de mayor tranquilidad que los que pasaron, en los que la pandemia condicionó mucho al gobierno.
La mayoría de los gobiernos del mundo prefiere no ventilar mucho sus negociaciones con el Fondo Monetario porque ven más desventajas que ventajas en hacerlo. Pero el gobierno argentino de Alberto Fernández optó por una estrategia distinta. Sus funcionarios eligieron publicitar en cada programa de radio y televisión el dato discutible que la deuda existente con el Fondo Monetario es culpa exclusiva del gobierno de Mauricio Macri, y fue usada “para fugar capitales”. Piensan que diciendo eso evitan el costo político de intentar su pago; sin embargo, por lo que se está viendo por estos días, se están envenenando a ellos mismos. Al quitarle legitimidad a la deuda con el Fondo, mucha de la gente que venía apoyando al Gobierno -en el ambiente político y en la calle- está enfurecida y no entiende por qué se inician negociaciones con la demonizada oposición para aprobarla en el Congreso y finalmente intentar pagarla. Resultado: varios representantes del oficialista Frente de Todos en el Congreso votaron en contra de intentar un acuerdo con el Fondo en ambas cámaras, mostrando la falta de apoyo interno del gobierno en este tema importante.
La inflación nunca se detiene
Todavía no se sabe cómo la población va a recibir el ajuste, y más allá de las cosas que dice un ministro de Economía sin credibilidad, existe un dato clave: el acuerdo todavía no fue aprobado por el Fondo. Todo esto en un momento en que el índice de inflación viene subiendo. En febrero, el índice fue de 4.7%, con alimentos aumentando por encima del 7%.
A todo esto hay que agregarle los shocks que vienen del exterior. La guerra en Ucrania ha disparado los precios de la energía, algo que el país importa. Subió el precio de muchos productos agrícolas que la Argentina exporta, pero los analistas dicen que el balance no va a ser a favor. Mas allá de si la Argentina sale ganando o perdiendo con su comercio exterior, si nos guiamos por la experiencia, los altos precios internacionales de los alimentos se van a notar en los supermercados argentinos… algo políticamente explosivo.
Por otra parte, va a ser prácticamente imposible evitar pagar el alto costo de la energía, con todas las complicaciones para los números del gobierno que eso trae aparejado. El gobierno argentino, ahora bastante desesperado, quiere usar la guerra para pedirle concesiones adicionales al Fondo… pero cuesta pensar que el Fondo, en una economía mundial golpeada en la que los pedidos de asistencia aumentan, va a ser particularmente generoso con la Argentina.
Recordemos que todavía no hay nada firmado. Se vienen tiempos interesantes. ¤