Humor • Diciembre 2019

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La versatilidad de nuestra lengua
Un político, que estaba en plena campaña, llegó a un pueblo del interior, se paró arriba de un cajón y comenzó su discurso:
- ¡Compatriotas, compañeros, amigos! Nos encontramos aquí convocados, reunidos o arrejuntados, para debatir, tratar o discutir un tópico, tema o asunto trascendente, importante o de vida o muerte.


El tópico, tema o asunto que hoy nos convoca, reúne o arrejunta, es mi postulación, aspiración o candidatura a la Intendencia de este municipio.
De pronto una persona del público interrumpe, pide la palabra y le pregunta al candidato:
- ¿Por qué utiliza usted tres palabras para decir lo mismo?
- Pues, mire, caballero: la primera palabra es para las personas con un nivel cultural muy alto, como poetas, escritores, filósofos, etc. La segunda es para personas con un nivel cultural medio, como usted y la mayoría de los que están aquí hoy. Y la tercera palabra es para las personas que tienen un nivel cultural bajo, como por ejemplo, ese borracho que está allí, tirado en la esquina.
De inmediato, el borracho, se levanta y le dice:
- Postulante, aspirante o candidato... (hic). El hecho, circunstancia o razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o en pedo... (hic) no implica, significa, o quiere decir, que mi nivel cultural sea ínfimo, bajo o jodido. (hic). Y con todo el respeto, estima o cariño que usted se merece (hic), puede ir agrupando, reuniendo o arrejuntando... (hic), sus bártulos, efectos o cachivaches... (hic) y encaminarse, dirigirse o irse, derechito: a la progenitora de sus días, a la madre que lo llevó en su seno, o a la p&%# que lo parió.

Primer día de clase
Entra un nuevo profe al curso y se presenta:
-Buenos días, mi nombre es Largo.
Dice Juancito:
-No importa, tenemos tiempo.

¡Ánimo!
Si te gusta una chica y tú a ella no, ánimo: Hay muchas más chicas con las que podrás estar en la misma situación en el futuro.

Un negocio con riesgos
Una viejita estaba caminando por la calle arrastrando dos grandes bolsas plásticas de basura, una en cada mano. Una de las bolsas tenía un agujero y de vez en cuando un billete de $500 salía de la bolsa y caía en la calle. Viendo esto, un policía la para y le dice:
-“Señora, hay billetes de $500 saliéndose de esa bolsa”.
-“Gracias por avisarme”, dice la anciana. “Tengo que regresar para recoger los billetes, gracias por avisarme”.
-“Un momentito”, dice el policía, “¡no tan rápido! ¿De dónde sacó usted todo ese dinero?, ¿Se lo robó?'”
-“Oh no”, dice la viejita; “el terreno de atrás de mi casa da sobre el estacionamiento de un estadio de fútbol y cada vez que hay un juego y la gente quiere hacer pipí antes de entrar o salir del estadio, ellos se paran enfrente de los arbustos que dan hacia mi casa y orinan en mis flores que siembro y cuido con tanto amor. Entonces, yo me paro detrás de los arbustos con unas tijeras bien grandes, y cada vez que alguien pone su pito en los arbustos para hacer pipí yo le digo: Déme $500 o se lo corto!”
-“No es mala la idea”, dice el policía. “Okay, ¡buena suerte! Y dígame... ¿que hay en la otra bolsa?'
-“Bueno…”, dice la anciana, “¡No todos pagan!”

La misma abuelita
Un hombre joven estaba de compras en el supermercado, cuando notó que una viejecita lo seguía por todos lados. Si él se paraba, ella paraba, y además se quedaba mirándolo. Al fin, camino a la caja, ella se atrevió a hablarle y volteándose le dijo:
-“Espero que no lo haya hecho sentirse incómodo; es sólo que usted se parece mucho a mi hijo que recién falleció”.
El joven, con un nudo en la garganta, replicó que estaba bien, que no había problema.
La viejita le dijo:
-“Le quiero pedir algo poco común…”
El joven le contestó diciéndole:
-“Dígame en qué puedo ayudarla…”
La viejita le respondió:
-“Me encantaría que me despidiera con un ‘Adiós, mamá’ cuando me vaya del supermercado, esto me hará muy feliz…
El joven, sabiendo que sería un gesto que llenaría el corazón y espíritu de la viejecita, accedió.
Entonces, mientras la anciana pasaba por la caja registradora se volteó y sonriendo, le dijo: “¡Adiós, hijo!”
Él, lleno de amor y ternura le respondió efusivamente:
-¡Adiós, mamá!”
El hombre, contento y satisfecho porque seguramente había traído un poco de alegría a la viejecita, continuó pagando sus compras.
-“Son $1.194”, le dijo la cajera.
-“¿Por qué tanto, si solo llevo cinco cosas?”
Y la cajera le dice:
-“Sí, pero su mamá dijo que usted pagaría por sus cosas también…”

Nomás un trámite
Un electricista entra a la Unidad de Terapia Intensiva de un hospital, mira a los pacientes que están conectados a diversos aparatos, y les dice:
-“A ver, ¡respiren hondo que voy a cambiar los fusibles!”

Guerra de egos
El General Montgomery estaba siendo homenajeado por vencer a Rommel en la batalla de África, en la Segunda Guerra Mundial.
Discurso del General Montgomery:
-“No fumo, no bebo, no prevarico… y soy un héroe”.
Churchill oyó el discurso y con celos, retrucó:
-“Yo fumo, bebo, prevarico… y soy su jefe”.

Matemáticas
El profesor de matemáticas pregunta:
-“A ver, Jaimito, si tienes 7 euros en un bolsillo y 7 euros en el otro, ¿qué es lo que tienes?
-“Los pantalones de otra persona, profesor”.¤

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