EFECTO COBRA: El negocio oculto tras la inseguridad y el terrorismo

EFECTO COBRA: El negocio oculto tras la inseguridad y el terrorismo

Los hechos de inseguridad ciudadana conjuntamente con los ataques terroristas provocan un combo de angustia y miedo a miles de millones de ciudadanos, quienes solo desean vivir y trabajar en paz con sus seres queridos a lo largo y ancho de la tierra. De allí que los funcionarios y líderes políticos, quienes deben velar por la seguridad de las personas, hacen todo lo posible para evitar asesinatos en ocasión de robo y actos terroristas. En teoría.

La inseguridad ciudadana asola a vastas regiones del planeta, pero en Latinoamérica ya alcanzó cotas inimaginables y aparece, objetivamente, como incontrolable, y las estadísticas en ascenso lo confirman. De allí que se convirtiera en la región con más homicidios del mundo, principalmente por el accionar de la delincuencia y el crimen organizado. Honduras, Venezuela, México y Brasil, entre otros, encabezan la lista de países con más alta tasa de homicidios. Pero el resto de sus vecinos tampoco se encuentran en buenas condiciones. Esa es la razón por la cual, tanto la delincuencia y la inseguridad pública son considerados como los problemas más importantes para los ciudadanos al sur del Río Grande, especialmente en Centroamérica, Venezuela, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Paraguay y México, este último asolado por las bandas de narcotraficantes que directamente se han convertido en verdaderos ejércitos irregulares.
   Esto es en lo que se refiere a la delincuencia que podría calificarse como “común”. Pero hay otro peligro asechando ahí nomás: el terrorismo.

El Terrorismo Internacional
   El atentado a la AMIA de Buenos Aires, la destrucción de las torres gemelas en Nueva York, Atocha en Madrid y los últimos ataques en París y en Israel permanecen frescos en la memoria colectiva. Todos son recordados con terror. Pero la lista de estos cobardes asesinatos masivos es interminable si se suman los que se producen diariamente en decenas de países pobres y olvidados alrededor del globo y que no son difundidos masivamente por la prensa internacional. En el año 2015 los atentados de París fueron noticia global (137 muertos) durante varias semanas. Pero casi nadie recordó los atentados de Baga (cerca de 2000 muertos) y Maiduguri (58 muertos) en Nigeria; Suruç (32 muertos) y Ankara (128 muertos) en Turquía, o la masacre de la Universidad de Garissa (147 muertos) en Kenia, entre otros.

“La lista de estos cobardes asesinatos masivos es interminable si se suman los que se producen diariamente en decenas de países pobres y olvidados alrededor del globo y que no son difundidos masivamente por la prensa internacional”

   A comienzos del 2016, indudablemente el movimiento terrorista más mortífero a nivel internacional es el autodenominado Estado Islámico de Irak y el Levante (EI o ISIS), que gobierna despóticamente en vastas regiones de Irak y Siria, y que ya se extendió a otros países, como Libia.
   De acuerdo a las cifras que se obtienen a nivel mundial, el crimen común y el terrorismo fundamentalista afectan a buena parte del planeta. Debido a ello, miles de millones de personas reclaman seguridad a sus gobernantes, pero estos no logran mitigar la escalada de violencia en ningún lado. La pregunta del millón es ¿Por qué?
   Una de las posibles explicaciones es que detrás de la inseguridad se esconde un fenomenal negocio: “el efecto cobra”.
   El origen del término proviene de la India. Cuando se encontraba bajo dominación británica, las autoridades estaban preocupadas por la enorme cantidad de muertes que provocaban las mordeduras de cobras. Para reducirlas, implementaron un sistema de recompensas. Se le pagaría una suma de dinero a cada persona que se presentara con una serpiente muerta. Los primeros tiempos el proyecto dio resultado y las muertes por mordeduras de cobras disminuyeron. Los indios pronto descubrieron que les resultaba muy rentable entregar cobras muertas a sus dominadores. De allí que miles de personas deformaron la idea inicial y se dedicaron a otra actividad: en vez de cazar cobras salvajes, con el peligro que eso implicaba, se pusieron a criar esas serpientes con el único fin de cobrar las recompensas. Al descubrirse el fraude cesaron las recompensas y consecuentemente el negocio. El resultado fue que miles de cobras fueron puestas en libertad y al final el remedio fue peor que la enfermedad. Pero ese no fue el único caso conocido: en Vietnam sucedió algo similar. Las autoridades francesas coloniales empezaron a pagar una recompensa por cada cola de rata entregada. Ante esto, los emprendedores vietnamitas también empezaron a criar ratas. Pero aprovechando que los franceses solo pedían las colas de los roedores, fueron más allá. Se dedicaron a capturar  ratas salvajes a las que les cortaban la cola y luego las dejaban libres para que se siguieran reproduciendo en libertad. De esta manera la población de roedores aumentó exponencialmente gracias a ese maquiavélico plan de negocios.

“El crimen común y el terrorismo fundamentalista afectan a buena parte del planeta. Debido a ello, miles de millones de personas reclaman seguridad a sus gobernantes, pero estos no logran mitigar la escalada de violencia en ningún lado”


   Un gran negocio
   Extrapolando “el efecto cobra” a la inseguridad cotidiana y al terrorismo del ISIS ¿qué se puede observar? En primer lugar, que la inseguridad ciudadana, cotidiana, producto de la delincuencia común o el crimen organizado, produce mucho dinero. Verdaderas fortunas. Se consumen guardias de seguridad privados, barrios cerrados, miles de policías haciendo horas extras, vallas, sistemas de alarma, detección de movimientos, sensores, patrullas, guardaespaldas, chalecos de seguridad, armas, gas pimienta, blindaje de autos y casas... La lista es larga.
   Es un hecho comprobable que si hubiera verdadera seguridad, bajarían los índices de criminalidad y con mayor eficiencia en la resolución de asesinatos en ocasión de robo, se desarmaría un negocio formidable. Por eso, “el efecto cobra” tiene mayor vigencia que nunca. La inseguridad es un negocio en pleno crecimiento para miles de individuos y empresas a pesar de que a nivel ciudadano las consecuencias son terroríficas, dado que aumentan los asesinatos, violaciones, robos, drogas y trata de personas.  
   En el ámbito del terrorismo se presenta una situación similar. Un ejército irregular y fanatizado ocupando una zona perfectamente delimitada, no debería ser un problema para las poderosas fuerzas rusas, británicas, francesas o estadounidenses, capaces de fulminar una mosca a cientos de kilómetros. Pero no obstante, tras los miles de bombardeos efectuados, la fuerza del ISIS continúa presentándose como un grave peligro internacional. Nuevamente la pregunta es: ¿Por qué?

“Si hubiera verdadera seguridad, bajarían los índices de criminalidad y con mayor eficiencia en la resolución de asesinatos en ocasión de robo se desarmaría un negocio formidable”

   La respuesta es más que obvia: porque es un enorme negocio mantener en actividad a ese grupo de fundamentalistas suicidas, ya que representa miles de millones de dólares en contratos para el complejo industrial-militar global a nivel internacional.
   Ojalá que en el 2016 algo de esta situación cambie. Todavía hay tiempo para mejorar las cosas. ¤

  thegauchos

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