Hace un año el Vaticano anunció la visita del Papa Francisco a los Estados Unidos y desde entonces la alegría y las expectativas de la espera fue tomando el rostro de las circunstancias, dentro del contexto de una agenda cargada de presión, que oscila entre los pobres, los derechos humanos, los inmigrantes, la juventud, los ancianos, las armas nucleares, el embargo económico a Cuba y hasta el cambio climático global.
Hay tanto para hablar con el Sumo Pontífice que hasta el presidente Barack Obama acotó “I can't wait to host him, here”.
¿Qué significa la visita pastoral del Papa Francisco al continente americano?
Este líder poderoso y humilde, carismático y sencillo, que ha impactado al mundo por el valor intrínseco de sus mensajes –cuya riqueza interior es un crisol de empatía y compasión- y su actitud misericordiosa de comprender a la humanidad, sin juzgarla, ha llegado a nuestro continente para “oír, ver y luego ayudar a resolver el dolor que ha estado aquí por medio siglo”. El pilar del pontificado de Francisco es su devoción por proteger a los pobres y más vulnerables. Millones de personas admiran y comparten su pensamiento vibrante, el cual expresa en su última encíclica “Laudato, Si”, con su admonición de que “debemos proteger a la Creación, a cada persona y a los pobres”.
Muchos se han preguntado por qué el Papa ha ido a Cuba antes que a Estados Unidos.
Esta no fue una combinación del plan de ruta de la aerolínea, sino el curso dialéctico de su estrategia de unión y perdón para poder construir puentes a través del diálogo (y mensajes subliminales) e ir produciendo una actitud de ablandamiento para avanzar en la reapertura de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Y luego, con este aval, ir a Washington DC y desde el Congreso, en asamblea conjunta, donde reina la rivalidad entre los conservadores republicanos (que niegan el quehacer del hombre en el calentamiento del planeta) y los liberales demócratas (que apoyan el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo) pronunciar el más vehemente y persuasivo de los discursos para instar a los legisladores norteamericanos a levantar el embargo comercial a Cuba, el cual fue impuesto por Estados Unidos hace 53 largos años y el que no ha dado los resultados esperados.
El Papa Francisco fue el mentor de esta anunciada reconciliación entre Estados Unidos y Cuba, a través de sus mandatarios.
¿Qué espera la gente?
En Cuba, muchos esperan que el Papa haya hablado sobre la falta de libertad en la isla durante la entrevista que mantuvo con los hermanos Castro en sus residencias particulares. Más, todo fue a puerta cerrada y los temas que hablaron permanecen en el hermetismo. Mientras algunos exiliados cubanos en Miami, como el senador Marco Rubio, que se oponen a esta reapertura, en Washington abogan por el levantamiento del embargo comercial.
El Papa llegó a Cuba aplaudido por su gente esperanzada con el cambio político. El vocero del Vaticano –el sacerdote Federico Lombardi- ya había anticipado que “el Papa tendría una actitud benevolente y discreta para no interrumpir el proceso de la reconciliación”.
España llevó la religión católica a Cuba, la cual hoy constituye una minoría (27%) comparada con el resto en América Latina. El 44 % de los cubanos se describe como “no religioso” y el 9% como santeros (religión con raíces africanas). El proceso de la evangelización en Cuba “is still in progress”.
En los Estados Unidos, el Papa Francisco es bienvenido y aclamado por las multitudes étnicas, propio de un país que nació y creció con el aporte de todos los inmigrantes. Un país prominente que recorrió el camino desde la pobreza (Jamestown, 1600) hasta la prosperidad actual, la que comparte con el resto del mundo (investigaciones de NASA, tecnología, mercados, ayuda económica en la ONU, vacunas, radio, TV, telefonía, internet, etc.) para el beneficio de todos.
Estados Unidos es un país libre, bastión de la tolerancia religiosa, donde los hispanos -que representan el 40% de los católicos- se destacan por la firmeza de sus valores hacia la familia y la lucha para vencer a la pobreza, siempre apoyados por su fe inquebrantable.
Al momento del cierre de esta edición de El Suplemento, el Papa Francisco terminaba su gira por el país aclamado por el fervor de la gente en Philadelphia. ¤