El tema era simple y directo: “Cómo ser ghostwriter”.
Este seminario básicamente estuvo destinado a ayudar a mis colegas a encontrar una nueva salida laboral, dado que la profesión periodística se encuentra en una crisis de enormes dimensiones debido a la irrupción de nuevos e impensados medios de comunicación, que ponen en riesgo la existencia de los empleos de gran parte de los periodistas profesionales tradicionales.
Las últimas tecnologías de comunicación modificaron el panorama mundial radicalmente, a la velocidad de la luz y como nadie había previsto. Y por eso, para sobrevivir, los periodistas de todo el mundo deben adaptarse a las nuevas reglas del juego.
Lo que sucede en estos días parece extraído de novelas de ciencia ficción, pero no lo es. Ya hay algoritmos y robots que escriben libros y publican noticias en los periódicos y sitios de información más importantes de manera automática, casi sin intervención humana. Sin eufemismos: ya hay noticias y libros escritos íntegramente por algoritmos inteligentes, por software y hardware creados específicamente para ese fin, que dio origen a un escenario surrealista donde los periodistas deben competir palmo a palmo con algoritmos inteligentes y escritores robots que intentan suplantarlos.
Ante este panorama realmente inquietante, a los periodistas no les queda otra alternativa que adaptarse y buscar nuevos caminos. Explorar otras opciones. Porque las distintas plataformas de información, comunicación y entretenimiento son tantas y tan variadas que ahora solo se disputa el tiempo de las personas, ya que la cantidad de posibilidades que se les presentan a las audiencias para distraerse en su tiempo libre es casi ilimitada. Una mínima lista incluiría: radio, televisión en vivo, televisión a pedido (tipo Netflix), televisión grabada (Tivo), redes sociales, Youtube y sitios similares, videojuegos, lectura de libros, revistas, periódicos, Skype, celulares, mensajes de texto, chats, Internet…
“Ya hay algoritmos y robots que escriben libros y publican noticias en los periódicos y sitios de información más importantes de manera automática, casi sin intervención humana”
En este nuevo contexto ya no existe una pequeña comunidad de periodistas que informan a multitudes globales. En estos momentos hay multitudes globales que generan noticias ilimitadamente, ya sea para audiencias locales, nacionales o planetarias.
En la Argentina, por ejemplo, hasta los propios canales de noticias prácticamente dejaron de enviar periodistas con camarógrafos y fotógrafos a cubrir los acontecimientos en los lugares de los hechos. Las personas comunes, de toda edad, los reemplazan enviando voluntariamente filmaciones caseras, fotos y comentarios de lo que acontece. Por eso, los periodistas tradicionales son reemplazados por millones de periodistas amateurs (espectadores) que se encargan de informar lo que sucede a lo largo y ancho del país. Debido a esto, la cantidad de periodistas de plantilla de los medios más importantes va reduciéndose a pasos agigantados.
La profesión de ghostwriter, sin embargo, no se ve afectada. ¿Por qué? Sencillamente porque la cantidad de personas que recurren a los servicios de escritores fantasmas se acrecienta día a día.
¿Qué hace un ghostwriter?
Es una persona calificada que escribe libros, biografías, discursos políticos o empresariales, guiones, cartas, artículos de opinión, u obras de teatro para sus clientes, generalmente desde las sombras, aunque a veces aparecen como co-autores.
Es una profesión muy especial que brinda un servicio necesario a personas de todo el espectro social, desde empresarios poderosos, estrellas del deporte, cine o televisión, hasta personas comunes y corrientes. Lo que define a sus clientes es que disponen de un tiempo muy limitado o no cuentan con las habilidades suficientes para transmitir sus experiencias de vida, consejos profesionales, ideas o creencias a través de la palabra escrita, destinados a sus familiares directos o a audiencias masivas.
“La del ghostwriter es una profesión muy especial que brinda un servicio necesario a personas de todo el espectro social, desde empresarios poderosos, estrellas del deporte, cine o televisión, hasta personas comunes y corrientes”
Un caso típico de una personalidad famosa que contrató los servicios de un escritor fantasma fue el piloto Chesley “Sully” Sullenberger, quien el 15 de enero de 2009 logró aterrizar el Airbus 320 del vuelo 1549 de US Airways en el río Hudson, sin que se produjese ninguna víctima. Ante la popularidad internacional alcanzada, “Sully” recurrió a los servicios del ghostwriter Jeffrey Zaslow para escribir su libro “Highest Duty”, que fue publicado en co-autoría.Este libro alcanzó tanto éxito que despertó el interés de los estudios Warner Bros. de Hollywood. En estos momentos, Clint Eastwood se encuentra en la preproducción del filme “Captain Sully” que será interpretado por Tom Hanks y Aaron Eckhart en los roles principales.
Un fantasma contento
Siendo escritor fantasma desde hace muchos años, puedo asegurar que esta es una de las profesiones más gratificantes del mundo, porque dar voz propia a personas que desean transmitir sus experiencias a familiares o lectores actuales o de las próximas generaciones es algo extraordinario.
Volviendo al tema del Capitán Sully. ¿De qué forma el mundo podría haber conocido sus íntimas vivencias sin la ayuda de un ghostwriter? De ninguna. Porque la tarea del escritor fantasma consiste precisamente en eso. En escuchar, procesar y transmitir las voces de aquellos que no tienen experiencia en la escritura en el soporte que demostró ser el más perdurable hasta la actualidad: el libro impreso. ¤