Desde hace varios años trabajo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre otras cosas, de “ghost writer”, actividad también conocida como “escritor fantasma” o “negro literario”. Y como ya ha pasado a ser mi actividad principal, en mis tarjetas personales informo claramente que además de ser periodista y escritor, también me desempeño como “ghost writer”.
Si bien al principio habitualmente recibo chistes, risas y burlas, al final de los encuentros, todos mis interlocutores guardan disimuladamente y con mucho cuidado mi tarjeta. Por eso será que no son pocos los que posteriormente me llaman o escriben mails para entrevistarse conmigo a fin de conocer un poco más sobre esta “curiosa actividad”. Cuando les explico que un ghost writer es una persona, por lo general un periodista o escritor, que se dedica a escribir anónimamente, en secreto y bajo contrato de absoluta confidencialidad, lo que otras personas no saben o pueden expresar en palabras en un libro u obra de teatro, el interés de los oyentes aumenta. ¡Y cómo! Muchos terminan convirtiéndose en clientes que me contratan para escribir sus biografías, autobiografías, obras de teatro, novelas, libros de investigación periodística, etc.
Al principio, el contratante, por lo general no tiene ni la más remota idea de lo que quiere. Es decir, qué es lo que el “escritor fantasma” le debe escribir. Pero lo que sí tiene muy en claro es que desea aparecer ante la sociedad como escritor. Quizás por aquel viejo dicho de que para dejar una huella en la vida hay que: “tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro”.
Lo primero que un escritor fantasma profesional debe preguntarle a su contratante es lo que desea, independientemente del tema o carácter de la obra. Como el “autor” en ciernes no entiende de qué se trata, se le brindan un abanico de propuestas:
1 - ¿Quiere prestigio como escritor?
2 - ¿Le gustaría más ser famoso?
3 - ¿Pretende ser reconocido como un best seller?
4 - ¿O quizás un long seller?
Inevitablemente vienen las consultas. ¿Cuáles son las diferencias?, ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada opción?
Veamos:
1 - El prestigio se obtiene a través de una obra seria, novela, autobiografía, biografía o de investigación.
2 – La fama no es lo mismo. Horangel y Ludovica Squirru venden millones de libros sobre horóscopos comunes, chinos y mayas en la Argentina y países limítrofes. Pero nadie los reconoce como escritores prestigiosos.
3 – Best seller implica la venta de muchos libros independientemente de la calidad. Por lo general, sin que ello implique prestigio.
4 – El long seller, en cambio, es algo mucho más trascendente. Son los escritores que perduran a través del tiempo por una o más de sus obras: Homero, Shakespeare, Capote, etc.
En mis años de profesión, todos los clientes inevitablemente siempre me pidieron prestigio. Ser reconocidos como “escritores serios”. Ninguno se interesó, en ningún momento, por ser simplemente famoso o el autor de un best seller. Siempre me pidieron prestigio. Y la verdad es que esto nunca dejó de sorprenderme, porque va contra la lógica del mercado neoliberal. Más que dinero, lo que todos mis contratantes piden es prestigio.
Afortunadamente, hace pocas semanas, la ciencia acaba de develar el por qué de esta obsesión de mis clientes por el prestigio. Según investigadores japoneses que utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) de personas a las que se ofrecían recompensas monetarias o de reputación por las buenas obras realizadas, hallaron que ambas activan el cuerpo estriado, el sistema de recompensa del cerebro, de manera similar. Por lo tanto, un buen elogio a alguien, parece activar el mismo centro cerebral de gratificación del mismo modo como si se le pagara dinero, según los científicos nipones.
Esto significa que el estudio da un respaldo científico a la antigua sabiduría popular de que tener una buena reputación supone para las personas un estímulo psicológico.
El Dr. Notihiro Sadato, del Instituto Nacional Japonés de Ciencias Fisiológicas de Okazaki, Japón, dijo que "Hemos descubierto que gratificaciones aparentemente distintas, como una buena reputación o ganar dinero, están codificadas biológicamente en la misma estructura neural, el estriato". El estudio, que apareció en la edición del 24 de abril de 2008 de la revista Neuron, concuerda con una teoría psicológica social mantenida durante mucho tiempo, según la cual las personas hacen cosas buenas a los demás para obtener una buena reputación o aprobación social. Esto podría explicar y mucho las conductas sociales cotidianas de la gente.
El estudio demostró que adquirir una buena reputación, como por ejemplo, el ser un escritor de prestigio, activa notablemente áreas del cerebro relacionadas con las recompensas, sobre todo en el cuerpo estriado.
Por lo menos, ahora sé lo que motiva a mis clientes. Ellos simplemente buscan activar notablemente el cuerpo estriado de sus cerebros a través de los elogios que recibirán como escritores prestigiosos.
Y pensándolo bien, tienen razón ¿Qué más se puede pedir en la vida? ©