El regreso de Fernando VII al trono español en marzo de 1814 junto con las primeras medidas por él adoptadas como la reimplantación del Consejo de Indias y la disposición de enviar expediciones militares a América conformaron un cuadro de extrema gravedad para la revolución de las Provincias Unidas.
Consecuentemente, el Director Supremo Gervasio Posadas propuso el 13 de setiembre de 1814 el nombramiento de Manuel Belgrano y Pedro Medrano, después reemplazado por Bernardino Rivadavia, como enviados ante el gobierno español.
Las instrucciones públicas firmadas el 9 de diciembre de dicho año por Gervasio Posadas y Nicolás Herrera señalaban que los enviados debían presentar sus felicitaciones a Fernando VII por su regreso al trono, pero también debían informar de la situación política de las Provincias Rioplatenses subrayando los abusos y crueldades de las autoridades españolas. Estaban autorizados a aceptar proposiciones españolas que serían examinadas por las Provincias en la Asamblea. Se trataba indudablemente de ganar tiempo para evitar el envío de las expediciones militares. En caso de que Fernando VII insistiera en la subordinación de las Provincias Unidas a su autoridad, los comisionados debían dirigirse a otra corte europea.
Como veremos, las misiones diplomáticas no tuvieron éxito y solo consiguieron ganar tiempo para que no salieran las expediciones militares del general Morello. ¤