Hamburguesas, papas fritas, y gaseosas.
Antes de que este combo epítome de la comida chatarra nos refiriera automáticamente a nombres como McDonald's, Burger King o Jack in the Box, en Argentina hizo historia una cadena local pionera en este campo de la anti-gastronomía.
Pumper Nic fue fundada en 1974 por el empresario Alfredo Lowenstein, relacionado también a la compañía de hamburguesas Paty. En tan solo unos meses, su popularidad creció tanto que Pumper Nic se convirtió en una megaempresa con 70 locales e ingresos por 60 millones de dólares.
Su slogan fue “Una nueva forma de comer”, algo totalmente cierto, ya que la comida rápida estadounidense aún no se había instalado en el país y Pumper Nic venía a romper con la tradición culinaria del país. Dentro del reducido menú, se destacaban los básicos sándwiches de hamburguesas, los jeques (sándwiches de jamón y queso), y las Frenys (papas fritas).
Pumper Nic creció hasta que hacia finales de los 80 desembarcaron en el país las grandes compañías estadounidenses mencionadas arriba; la empresa argentina no pudo resistir la competencia y cerró sus puertas tras declararse en bancarrota en 1999.¤