Las migraciones masivas, los movimientos de gente de uno hacia otro lado en busca de una vida mejor, son un fenómeno tan viejo como la humanidad. Incluso los animales, con sorprendente instinto y capacidad de adaptación, han sido y son parte de esta búsqueda por la supervivencia.
Hoy en día, por supuesto, la gente sigue buscando, viajando, tratando de acomodarse a nuevos estilos de vida, nuevos climas, lenguajes, leyes y geografías. Pero, a pesar de que la tecnología ha vuelto el mundo "más chico", las opciones parecen hoy estar cada vez más limitadas.
Es que el mundo se ha vuelto un lugar complicado; quedan pocos paraísos y los que quedan no siempre tienen la puerta del frente abierta. Estados Unidos ha sido tradicionalmente la Meca de quienes buscaron un nuevo futuro lejos (y algunos no tan lejos) de sus tierras. Pero es innegable que la situación se ha vuelto insostenible para muchos que perdieron sus puestos de trabajo, sus casas, sus planes. De todas maneras, a la hora de abrir un mapa sobre la mesa y plantearse adónde ir, nos encontramos con que la situación es generalizada. Para muestra, basta señalar que en estos últimos meses se ha comenzado a dar una situación impensada hasta hace poco: miles de ciudadanos españoles están abandonando su país para probar suerte en Argentina. Parece cosa de locos, teniendo en cuenta la masiva inmigración en sentido contrario que se había venido dando a lo largo de las últimas dos décadas. Pero es así: la comunidad española en nuestro país creció 15% en los últimos tres años. Hoy en la Argentina hay 45.490 españoles más que en 2009.
Por estos lados, mucho se dice sobre que la comunidad argentina del sur de California se está achicando; la pobre economía del estado empuja a algunos a regresar a la patria, mientras que otros deciden buscar oportunidades en nuevos destinos del país y el mundo. Sin embargo, desde el valle de San Fernando a Santa Ana y desde Riverside a Ventura, cada dos por tres algún compatriota hace ruido con un nuevo emprendimiento comercial, artístico o profesional como para demostrar que acá seguimos, empeñados en salir adelante, en juntarnos alrededor de una mesa, o en un teatro o en una sala de baile.
Optimistas a toda prueba, empecinados, ingeniosos, jugados y resueltos a darle para adelante y concretar sus planes, los argentinos de por aquí están demostrando que no se quedan de brazos cruzados maldiciendo a Bush, a Obama, a los grandes bancos o al mal tiempo. Si el camino está pesado, hay que caminar con más fuerza. Y así en Whittier un psicólogo abre su nuevo consultorio; en North Hollywood se forma una compañía de teatro o poesía; en Culver City una pareja de tango sale a dar sus primeros pasos sobre un entarimado; en Newport Beach un arquitecto anuncia la apertura de su nueva oficina y desde Oxnard otros invitan a probar los platos de su recientemente inaugurado restaurant.
La comunidad argentina siente los rigores de la crisis, como todos los demás, pero, cada uno desde su lugar, parece ir abriéndose camino en un mundo cada vez más complicado.©