Un calzado extravagante y arriesgado
Nada que ver con Suecia, mucho que ver con los tropezones
Mucho antes que los contemporáneos “crocs” se impusieran como moda en el mundo entero, otros mazacotes de colosales tacos azotaron los pies de las mujeres argentinas y de otras latitudes del planeta.
Los zuecos, como tantos otros accesorios, fueron rediseñados de los originales klompen holandeses, como lo atestigua la famosa pintura de Vincent van Gogh. A diferencia de los actuales crocs, que se fabrican de goma, resina o poliestireno, en Argentina los zuecos se fabricaban con altísimos tacones de madera, corcho o goma y top de cuero, que en muchas ocasiones se curtía o pintaba con vistosos colores, sobre todo en la época del apogeo “hippie” o de la psicodelia vernácula.
Las altas suelas de los originales zuecos holandeses cumplían la función de aislar a los pies de la humedad y el frío del suelo en donde se los usaba; en la ciudad, solo tenían como objeto impactar y marcar tendencia. Responsables directos de más de una caída, roturas de meniscos y torsiones de tobillos, los fabricantes llegaron a competir por cuál diseñaba el más alto y extravagante. ¤