Grandes orquestas de hoy, de ayer y de siempre
Pedro Maffia, considerado el poeta del bandoneón, llegó a ese instrumento cuando apenas tenía 12 años. No mucho tiempo después comenzó a ser considerado el mejor ejecutante.
Maffia nació en la ciudad de Buenos Aires el 28 de agosto de 1899 en el barrio de Balvanera. Fue descubierto en Punta Alta por José Ricardo, en 1917, quién le sugirió a Roberto Firpo que lo escuchara. Le bastó al maestro escucharlo una sola vez para contratarlo.
Con la orquesta de Firpo estuvo durante cinco años, para pasar luego a la orquesta de Juan Carlos Cobián y finalmente irse de ésta con su amigo Luis Petrucelli, a la de Julio de Caro.
Formó parte así en sus inicios de varios conjuntos y fue protagonista importante en lo que se llamara la escuela decariana.
En 1924 se formó un quinteto con Julio, Francisco y Emilio de Caro, Maffia y Petrucelli, con la que se estableció lo que sería la verdadera vanguardia del tango.
{mosimage}En 1926 formó su orquesta: un sexteto con Elvino Vardaro y Cayetano Puglisi en violines, Alfredo de Franco como segundo bandoneón, Osvaldo Pugliese en el piano y Francisco De Lorenzo en el contrabajo.
Hacia 1935 integró los Cinco Ases Pebeco, con Pedro Laurenz, Ciriaco Ortiz, Carlos Marcuesta y Sebastián Piana. Con su orquesta recorrió Chile e intervino en los filmes “Canillita”, “Tango” y “Sombras porteñas”.
En la década del 40, Maffia sintió que su modalidad era avasallada por los ritmos foráneos que interferían en el tango, por lo cual se retiró para dedicarse a la enseñanza del bandoneón.
Maffia compuso hermosas piezas como “Noche de reyes”, “Pelele”, “Piba boba”, “Pura María”, “Ventarrón”, “Taconeando” y “No aflojes”, entre muchas otras.
Según Oscar Zucchi en su tratado de tango, Maffia y Laurenz plasmaron las bases definitivas de una escuela bandoneonista aplicada a la ejecución del tango. Es decir (y lo afirma José Gobello), echaron las bases afirmadas por Chappe y el pardo Sebastián, pero además por Eduardo Arolas y Vicente Greco, por Arturo Bernstein y por Juan Maglio, por el “tano” Genaro y por Pepín (el maestro de Maffia).
“Hoy” dice José Gobello, “nos deslumbran bandoneonistas admirables, algunos de ellos muy jóvenes. Proceden de un denso ramaje genealógico, en la mitad de cuyo tronco, de donde arrancan ramas floridas, está Pedro Maffia. La raíz manda su savia desde muy abajo. La copa continúa buscando el cielo”.
El gran maestro Pedro Maffia nos dejó en la misma ciudad donde había nacido, un 16 de octubre de 1967”. †