Los resultados de La Suplencuesta del mes de enero nos ha dejado pensando acerca de las prioridades de los argentinos –al menos de los que han participado de nuestra encuesta- para este año. La mitad se propone mejorar su salud y nutrición durante este 2010 que recién comienza, mientras que buena parte confiesa estar considerando regresar a Argentina. Esto parece confirmar que salud y afectos siguen siendo las prioridades de nuestro pueblo, y ambas están íntimamente relacionadas. Regresar a la tierra de uno es también abrazar a los suyos, recorrer los lugares que se extrañan, recuperar recuerdos para apuntalar el presente y comenzar a abrirse paso en un lugar en donde la mayoría antes ya lo había intentado sin mayores éxitos.
Muchos se preguntan qué tienen en la cabeza aquellos que confían en reiniciar sus vidas en un país devastado, con una eterna corrupción rampante, una violencia social muy pocas veces registrada y un futuro incierto.
Se nos ocurre pensar en que una de las posibles respuestas gira en torno al hecho de que nuestro país adoptivo tampoco es ya lo que era; el mundo en general se ha sumido en tamaña crisis que ya no queda tierra que lo reciba a uno con los brazos abiertos y posibilidades ciertas de triunfar. Infinidad de veces en los últimos años hemos escuchado la frase: “Si la voy a pasar mal, prefiero pasarla mal en mi país, con mi familia y mis amigos alrededor”. A este planteamiento se le pueden hacer miles de cuestionamientos, pero, en definitiva, es una decisión que le corresponde tomar a cada uno.
Volviendo a la encuesta, lo que más nos llamó la atención fue que la opción “Conseguir un mejor trabajo” no obtuvo ni un solo voto. ¿Es que acaso todos están conformes con su empleo como para no plantearse conseguir uno mejor? ¿Nadie considera a su trabajo como una parte fundamental de sus vidas, con influencia sobre sus relaciones, las posibilidades de viajar y hasta sobre la salud misma? No, por supuesto que esto no es así. Creemos que la respuesta gira en torno a que conseguir un mejor trabajo, sea donde sea, ya es visto por muchos como una utopía en un mundo que aún no logra salir del pozo en el que nos sumergieron los irresponsables de la macroeconomía y sus cómplices.
El trabajo dignifica, se ha dicho por ahí. Demandar más puestos de trabajo y mejores condiciones laborales es una obligación de todos, que cada uno deberá realizar desde el lugar en el que se encuentre. En el camino hacia un futuro mejor no se puede tomar un atajo en el que se pase por alto la esperanza de que estas demandas se cristalicen.©