Ni abogados, ni psicólogos, ni filósofos
Sr. Director:
En referencia a la frase del artículo “Se dijo en Agosto”, yo le diría a la señora presidenta de Argentina, que tendría que agregar varias otras profesiones a su lista de “no tantos abogados”: no tantos psicólogos, ni terapeutas, quienes no pueden resolver sus propios problemas emocionales, personales o como padres o hijos o en su “matrimonio”, pero tienen las osadía de decirles a los demás como deben vivir su vida -sin saber cómo vivir la propia. Yo misma comprobé que la Psicología, bien usada, puede ser muy útil, pero en manos de gente enferma, conflictuada, han arruinado vidas enteras.
La señora Presidenta también tendría que agregar a su lista, no tantos “filósofos”, que critican a todos aquellos que, de los que todavía hay, conservan algo de fe, esperanza, y honestidad, quienes son los que continúan haciendo esfuerzos para cambiar las cosas en ese país donde nacimos, el cual tiene tantas bellezas y riquezas naturales, y que sufre en manos de su propia gente, aquellos “que todo lo saben” y que quieren manejar el país desde el “asiento de atrás”.
Aplica aquí las famosas palabras de Kennedy: “No preguntes qué es lo que el país va a hacer por ustedes, sino qué hacen ustedes por el país”.
Esto se suponía que era un breve comentario a ese artículo, y el dolor y la frustración de saber como están allá las cosas, y de ver a miembros de mi propia familia, abogados, médicos y otros profesionales tradicionales, ver que no pudieron darle a sus propios hijos un futuro en su propia tierra, me hizo reaccionar. Yo les rogué que se vinieran, pero son todos muy argentinísimos y prefirieron tener fe en su propio país. Yo no la tuve, y a pesar de que conservo el amor por lo nuestro, éste sólo incluye las expresiones artísticas, la música, el folklore, el tango, y todas las bellezas naturales. Creo que están muy equivocados aquellos que dicen que lo mejor que tiene Argentina es su gente, a menos que se refieran a aquellos que han sido defraudados por creer en los altos valores en la vida, en el bien, en la honestidad, en un verdadero amor por su patria, que han hecho grandes sacrificios y quienes han sido leales a su patria.
Carmen Schaffer
San Pedro, CA
ES: Gracias, Carmen, por comunicarte con nosotros. Tu visión de la psicología y la filosofía es bastante peculiar; dejaremos que los lectores apoyen o refuten tus opiniones.
Igualita a la versión papel
Sr. Director:
Muchas felicitaciones, aunque quizás tardías. Recién me di cuenta de que en la página de Internet aparece el formato de El Suplemento como sale en revista y me pareció genial la accesibilidad que presenta. Veo que siguen apostando con mucha pasión y amor por su proyecto. Es un verdadero honor poder leerlos desde Argentina.
Un fuerte abrazo.
Rodolfo Zárate
Buenos Aires, Argentina
ES: Gracias, Rodolfo, por leernos desde allá, y retribuimos tu abrazo.
Nos felicita un cusifay
Sr. Director:
Es excelente el artículo “El tango: ¿música o milagro?” del mes de octubre, basado en observaciones, dichos y detalles históricos concretos. Estoy muy de acuerdo con el redactor en lo referente a los instrumentos de percusión, detalle olvidado (¿adrede?) por muchos “ilustrados” pseudo-tangófilos.
La gran mayoría de los directores de las más famosas orquestas de tango, compositores y cantores, son de ascendencia italiana. Durante años me llamó la atención la cadencia tanguera de la canzoneta “Guitarra Tzigana”, hasta que leí el artículo.
En cuanto a nuestros modismos, expresiones, costumbres, el lunfardo y el tango mismo, tienen sus orígenes en la comunidad italiana del 1900. Como lo señala la nota, la palabra “Tano” es el corto de “napolitano”. Otra expresión es “cusifay” que viene de “fai cosi” o “cosi fai”, que es hacelo así, dicho que algún capataz italiano tratando de enseñarle algo a un trabajador porteño, repetiría seguido, por lo que seguramente le quedó el apodo “Cusifay”. Tal palabra luego se usó en el lunfardo para referirse a alguien. Nuestro “che” es muy común en el idioma italiano, aunque con otro significado. Y así decenas de palabras. Nuestro acento porteño también nace de la manera que los inmigrantes italianos hablaban el castellano, con su acento italiano.
Por lo tanto, creo que un pueblo con semejante carga étnica, no puede tener otra música que no sea el tango, apasionada y sentimental como el alma de aquellos inmigrantes italianos heredada por nosotros.
Muy atentamente,
Alberto Cascino
W. Los Angeles, California
ES: Gracias por el aporte, Alberto. Ciao.
Cada día está mejor
Sr. Director:
¿Pero cómo es que cada día la revista está mejor? ¿Cómo hacen? Hay en El Suplemento notas para todo el mundo y todos los gustos. Buena evaluación política, fútbol para la hinchada, excelentes recetas de cocina, palabras cruzadas, etc.
Estoy orgulloso de pasar la revista El Suplemento entre mis amigos centroamericanos.
Sigan así.
William A. Alvarez
Long Beach, CA
ES: Muchas gracias, William, por tus conceptos. Otra carta como esta y nos agrandamos más de la cuenta. ©