Donde la muerte de un niño se celebra con música, baile y festejos
La historia que tengo para ustedes hoy la escuché siendo niño, contada por el gauchaje de amigos de mi papá sobre el “velorio del angelito”. Según ellos, habían escuchado que cuando allá en tiempos pasados moría algún niño, no era síntoma de tristeza, y se festejaba con música, tragos y un buen asado, ya que ese niño era un angelito que Dios llamó para tenerlo a su lado. Entonces, no debía llorarse su muerte, sino que debía festejarse como un grato acontecimiento.
En el velorio del angelito se jugaba a la taba y se bebía abundantemente, ya que sin bebida no había festejo. También se bailaba y se jugaba a las prendas. Además, se daba el caso que cuando se iba a sepultar al angelito, como Dios manda, algún vecino o amigo pidiese prestado al angelito para seguir velándolo y continuar los festejos.
Para algunos esto no era muy creíble, pero preguntando y buscando, encontré que, si bien este hecho no era muy común, realmente ocurría en el principio del Siglo 20, según el libro “Voces y Costumbres del Campo Argentino” de Pedro Inchauspe (1949).¤