Como en todo año electoral, en Argentina comienzan a calentarse las declaraciones políticas. Una de las cosas que llama poderosamente la atención del actual gobierno, es su total falta de respeto por los que piensan diferente y, sobre todo, por una oposición que recién ahora parece empezar a organizarse. Bastó que dos fuerzas de centroderecha unieran sus partidos con vistas a las futuras elecciones para que desde el gobierno no sólo se los criticara, sino que les lanzaran una serie de verdaderos insultos. El presidente cuenta para el trabajo sucio con sus dos Fernández: Alberto, Jefe de Gabinete, y Aníbal, Ministro del Interior, los que saldrán con los tapones de punta contra cualquier “enemigo”, cumpliendo un papel parecido al de Corach o Kohan en la doble presidencia de Menem.
Los insultos no sólo tuvieron como destinatarios a Mauricio Macri y a Ricardo López Murphy, sino que también los recibió Lilita Carrió, alguien a quien ideológicamente podríamos situar en la vereda opuesta a los dos dirigentes antes mencionados.
El presidente, al igual que hacía Carlos Menem en la pasada década, realiza su campaña electoral como si se tratara de una re-elección. En cada evento, fiesta o inauguración en que participa, aprovecha para hacer un discurso político buscando plebiscitar las futuras elecciones. También dedica gran parte del mismo a culpar a sus oponentes por todos los males del pasado, como si él fuera un ángel jamás manchado ni salpicado por nada en sus veinte años de vida política.
En la política argentina no existen santos; convengamos que los políticos en general -y los del partido gobernante en particular- le deben un mea culpa a la sociedad por los descalabros cometidos en nuestro país durante los últimos sesenta años.
Aprovechando sus altos índices de popularidad y la poca memoria del pueblo argentino que todavía no se dio cuenta que el futuro está en sus propias manos, Kirchner podrá seguir diciendo y haciendo lo que quiere. Total, ni Dios ni la patria -y mucho menos el pueblo- se lo demandará.
Las frases del mes:
“Es una bestia, se llenó la boca diciendo un montón de sandeces, porque de derecho no entiende absolutamente nada”.
Aníbal Fernández sobre declaraciones de López Murphy.
“Es un nivel de grosería, de destrato y de brutalidad que no se puede creer”.
López Murphy, en respuesta a Fernández. Ø